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La violencia en México es ya un grave reto para EU

Enfrentar la maldición de las drogas exige un trabajo compartido de largo plazo entre México y Estados Unidos, y no hay soluciones rápidas y fáciles.

La tasa de asesinatos en México se encamina a un récord este año. Lamentablemente, esta es una crisis –como la epidemia de opioides en Estados Unidos que proporciona clientes y ganancias a las pandillas mexicanas– que es inmune a las soluciones rápidas o fáciles. Cuanto antes los presidentes Enrique Peña Nieto y Donald Trump se den cuenta de ello, mejor.

El aumento de los homicidios puede atribuirse en parte a la caída de Joaquín "El Chapo" Guzmán, jefe del poderoso cártel de Sinaloa, que fue extraditado a Estados Unidos en enero. La sangrienta guerra territorial desencadenada por su detención dio como resultado asesinatos de alcaldes y periodistas y "mensajes de muerte" a rivales, así como homicidios de personas inocentes.

En total, hasta 23 mil mexicanos murieron en la guerra de las drogas solo el año pasado. Otros crímenes, como el robo de autos y gasolina, también están en aumento.

Peña Nieto asumió la presidencia en 2012 comprometiéndose a reducir los homicidios y los delitos violentos. Eso no ha ocurrido. Lo que es peor, más mexicanos dicen temer más al Estado que a los criminales violentos.

En respuesta a la violencia, México ha desplegado más militares y policía federal, y en algunos casos ha tolerado abusos de los derechos humanos.

En cambio, tendría que haber un mayor énfasis en fortalecer las policías locales y establecer pautas para sus investigaciones, remuneración y avance profesional.

El nuevo sistema judicial contencioso de México es tanto más justo como más eficiente, pero su éxito depende de la continua profesionalización de los jueces, fiscales y defensores públicos.

En el pasado, la ayuda de Estados Unidos daba apoyo a este tipo de reformas. Lamentablemente, el gobierno de Trump está menos dispuesto a pagarla. Las amenazas de Trump de revocar el TLCAN, por no mencionar sus ofensivos tuits sobre México en general, ya han empañado la sociedad establecida entre México y Estados Unidos para luchar contra el comercio ilegal de drogas.

Enfrentar la maldición de las drogas –ya sea en México o en Estados Unidos– exigirá una sociedad compartida de largo plazo entre ambos países para reducir la violencia del crimen organizado. Tanto Trump como Peña Nieto deben aplicar políticas que faciliten la cooperación bilateral, no que la dificulten.

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