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La pandemia puso al coworking de cabeza, pero WeWork sigue ‘clavado’ con México

Pese al confinamiento, la caída en las membresías y sus líos financieros, la empresa estadounidense ve en el país un mercado clave para su futuro.

Ricardo, un emprendedor de la industria de la salud y miembro de WeWork desde hace dos años, dio de baja su suscripción a inicios de la pandemia de COVID-19. Él, junto con sus 10 colaboradores, eran asiduos de una de las instalaciones de la empresa de coworking más grande del mundo. El proceso de baja fue simple: "avisas con un mes de anticipación que ya no vas a estar, el único riesgo es que te ganen la oficina que habías escogido", dijo. "Pero el día que queramos regresar, vamos, avisamos, te inscribes y te dan una oficina otra vez, de un día para otro".

La flexibilidad para la ocupación de los espacios de trabajo es precisamente uno de los mayores atractivos con el que empresas como WeWork engancharon a los mexicanos. No hay un contrato a largo plazo que 'amarre' a los usuarios por un periodo obligatorio y las cuotas de membresía suelen ser más accesibles que las rentas. Y luego está el factor 'cool': las amenidades y oportunidades de contacto con otros emprendedores, así como un ambiente más informal y relajado que una oficina tradicional. Desde que la empresa estadounidense llegó a México en 2016, ese ha sido uno de sus principales 'encantos'.

"Cuando estás en un ambiente de emprendedores, llegas a la oficina, trabajas intensamente un rato, te das una pausa, te sirves una cerveza y bajas al ping pong con tus cuates y como usualmente empiezas a hacer networking, acabas haciendo torneos de ping pong," aseguró Ricardo.

Pero ahora, el golfito, el futbolito, las mesas de ping pong y la pared para escalar, áreas comunes y de convivencia que los miembros aprovechaban para relajarse y hacer 'networking', están cerradas.

Los dispensadores de cerveza están inhabilitados y si quieres tomar té o café, debes llevar tu propia taza. Los microondas y cualquier aparato que tenga botones, es limpiado constantemente con un producto especial.

Las entradas a cualquier piso de oficinas cuentan con tapetes sanitizantes, señalizaciones para circular por la planta de manera fluida y evitar aglomeraciones, dispensadores de toallas desinfectantes, gel antibacterial.

Abundan los letreros para dejar libre un asiento entre los ocupantes del llamado 'hot desk', un espacio en el que antes de la pandemia las personas trabajaban, literalmente, codo a codo. Los gabinetes tienen acceso únicamente para una persona y las salas de juntas redujeron su capacidad a la mitad.

El diseño de las oficinas permanece impecable, atractivo, cómodo y la misión de quienes laboran para WeWork sigue siendo hacer sentir a sus miembros "como en casa, entre amigos". Pero las cosas ya no son iguales.

En los siete meses que la pandemia lleva azotando al país, un número importante de empresas decidió mandar a sus empleados a trabajar a casa, otros tomaron esa decisión por cuenta propia. También, más de 11 millones de personas perdieron su empleo en ese lapso. Varios de quienes están en los supuestos anteriores solían ser miembros de espacios de coworking.

Aunque la pandemia sigue su curso y la esperanza de una vacuna este mismo año se aleja, WeWork sigue apostando en México y por los esquemas de oficinas compartidas. De hecho, sus planes de inversión y expansión en el país seguirán adelante, pues en lo que resta de 2020 abrirá cuatro edificios más, dos en Ciudad de México, uno en Guadalajara y otro más en Monterrey. Las aperturas significarían un incremento de al menos 5 mil miembros.

Rafael Monroy, vicepresidente senior de Cushman & Wakefield, empresa de consultoría y corretaje de bienes raíces, asegura que las empresas de coworking que siguen con sus planes de expansión es porque ya tenían contratos cerrados desde antes de la pandemia.

"Firmaron un contrato en donde les dan 10 o 12 meses de gracia al inicio para que puedan adaptar sus espacios y después empezar a pagar rentas", explicó. "Eran crecimientos que ya se habían formalizado contractualmente antes de la pandemia y entrar en un default en un contrato ya firmado pues sería otro pasivo".

Pese a la sacudida de la pandemia, Álvaro Villar, Managing Director de WeWork para México y Centroamérica, consideró que el coworking está más sólido que nunca y en el futuro se va a potenciar precisamente por las circunstancias que vivimos, la incertidumbre y la necesidad de esa flexibilidad que ofrecen.

"Cuando hablamos de flexibilidad, hablamos no solamente de los edificios en los cuales puedes trabajar, habló también del no tener que definir de cuánto tiempo es tu contrato".

Villar también aseguró que las empresas están buscando cómo hacer su operación más eficiente, además de la ventaja de poder pagar la membresía en pesos, a diferencia de muchos espacios que se rentan en dólares, así como poder usar cualquiera de los edificios que la empresa con sede en Nueva York tiene en todo el mundo, lo que permite la descentralización de operaciones.

Según una encuesta que hizo WeWork junto con la empresa de investigación Brightspot Strategy a oficinistas y corporativos en Canadá, Estados Unidos, México y Reino Unido, el 90 por ciento de los entrevistados quiere volver a la oficina al menos un día a la semana y el 20 por ciento de ellos desea regresar los cinco días de la semana.

El estudio también reveló que la capacidad de reunirse y generar ideas ha disminuido un promedio de 11 por ciento para los oficinistas desde que se empezó a trabajar desde casa.

Para WeWork, México sigue siendo el mercado más importante de Latinoamérica, ya que fue el primer país de la región en el que abrieron sus oficinas. Es en el que más miembros tiene y en donde ha habido una gran respuesta, en parte, debido al cambio de cultura en cuanto a libertad de trabajar, horarios, convivencia, colaboración y evitar las costumbres oficinistas.

Además, México ha sido una especie de 'oasis' para la empresa de coworking, pues mientras que en otros países tuvo que cerrar por completo sus operaciones, en los siete meses de pandemia en México WeWork no ha dejado de operar, pues muchos de sus miembros pertenecen a industrias esenciales. Aun así, el golpe del COVID fue duro: el ritmo de crecimiento en sus miembros se redujo en los 26 edificios con los que cuenta en el país y las mil 300 compañías que contratan sus servicios.

Cushman & Wakefield asegura que la ocupación de las 5 principales empresas de espacios de oficinas compartidas en México previo a la pandemia era del 90 por ciento, mientras que durante la contingencia tuvo una ligera caída entre el 5 y 7 por ciento (lo que no significa que siguieran yendo a los lugares, sin embargo, no cancelaron los contratos). En los 300 mil metros cuadrados que ocupan los coworkings en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, calcula que hay alrededor de 35 mil empleados. Y actualmente existe una sobreoferta de 3 mil metros cuadrados de espacios de oficina.

Villar confía en que una vez que se controle la pandemia puede haber un repunte en el número de socios, aunque no saben cuándo regresarán a los niveles previos a la contingencia.

En el segundo trimestre del 2020, por primera vez las empresas multinacionales representaron más del 50 por ciento de los ingresos principales de WeWork. Para 2021, estiman que 6 de cada 10 compañías van a reducir su espacio y buscarán una opción más flexible, por lo que su objetivo es que ese porcentaje de ingreso de trasnacionales ascienda hasta al menos 70 por ciento. Desde luego, el resto de su mercado objetivo seguirán siendo pymes, emprendedores y los llamados 'freelancers'.

Monroy, de Cushman & Wakefield, dijo que en los últimos tres años se dio un fenómeno inesperado en México, en el que el coworking y los edificios de oficinas tradicionales comenzaron a competir, porque las empresas utilizaban los grandes espacios de los coworking para enviar ahí a su 'back office' y mitigar riesgos de costos operativos, laborales y contractuales, además de generar un concepto de productividad remota.

Por ello, el directivo sí ve oportunidades de que esa tendencia siga creciendo en el futuro.

De cara al ansiado aumento de los miembros que se unirían a WeWork en los próximos meses, Villar afirmó que los edificios ya están preparados para recibirlos de manera segura, independientemente del color del semáforo epidemiológico en el que se encuentre país.

"Contamos con 3 pilares: distanciamiento profesional, redefinición de los espacios, hay áreas comunes pero señalizadas, desde el flujo de personas, dónde te puedes sentar, cómo debes interactuar en el espacio, pero respetando la sana distancia y así no matar la necesidad por la conexión humana", dijo.

El modelo de negocio también deberá ajustarse a la nueva realidad. Entre las facilidades que están otorgando se encuentra la membresía All Access para todos los miembros, con la que puedes hacer uso de cualquier WeWork de la ciudad, del país y del mundo, sin costo extra alguno. Tampoco decartan la apertura de espacios de coworking en ciudades más pequeñas del interior de la República, pues tras la pandemia muchas personas y sus familias dejarán las grandes urbes a favor de nuevas oportunidades en otras zonas del país y una mejor calidad de vida.

Por todas las ambiciones que WeWork pueda tener hacia el futuro, la sombra de sus problemas financieros la acecha y coloca signos de interrogación en muchos de sus planes. Pero a pesar de que el grupo japonés Softbank, el principal inversionista de la compañía, retiró la oferta de inyectar 3 mil millones de dólares adicionales en acciones el año pasado, Villar aseguró que siguen siendo su principal apoyo.

"Estoy seguro de que Softbank está completamente convencido de nuestro modelo de cara al futuro", dijo el directivo. "Ha financiado más de 14 mil millones de dólares entre capital y deuda, 5 son desde octubre del año pasado una vez que sale nuestro CEO anterior (Adam Neumann), y acaba de financiar de nuevo mil millones más para combatir la situación por la pandemia los últimos meses".

Además, añadió que la pasada administración fue una transición, centrada en el hipercrecimiento, que sin duda generó pérdidas, pero desde la llegada del nuevo CEO, Sandeep Mathrani, la directriz está muy clara con una nueva etapa enfocada en controlar sus gastos, generar cuanto antes flujo positivo y tienen el objetivo de lograr un EBITDA positivo en 2021.

En las instalaciones de la empresa de coworking, varios de los miembros de WeWork montan una escena peculiar. El cubrebocas les esconde la sonrisa, pero su ánimo es evidente cuando regresan a su lugar de trabajo tras meses de ausencia. Hay una nueva realidad no tarda en hacerse evidente y, pese a ello, la convivencia sigue estando presente, en un lugar que quiere ser todavía el nuevo modelo de oficina.

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