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La disculpa de España a México no tiene sentido

La petición del presidente López Obrador no tiene razón de ser a más de 500 años de distancia de los presuntos agravios.

¿Cuándo debería una nación pedir disculpas a otra? La pregunta recibe una atención renovada tras la demanda de México para que España y el Vaticano se disculpen por su temprana colonización del país. No es algo trivial.

Si la política mundial reciente muestra algo, es que las preguntas simbólicas realmente pueden hacer una diferencia.

Muchos españoles están molestos por la petición, misma que su gobierno ha rechazado. Pero la historia muestra algunos resultados diversos sobre cómo remediar los errores pasados.

Estados Unidos es especialmente malo en disculpas. En general, considera que estas solo lo desacelerarán, y quizás sembrarán semillas de duda acerca de una política exterior tan activa.

El país nunca se ha disculpado con México, a pesar de que tomó casi la mitad de su territorio en el siglo XIX. Y cuando ha pedido perdón, a menudo parece forzado y politizado.

Algunas características de las buenas disculpas son la sinceridad, la compatibilidad general con lo que el apologista ahora representa en otros contextos, y una disposición social para aceptar que algo se ha resuelto para mejor.

Entonces, ¿qué hay de España y México? Soy escéptico ante esta disculpa, en parte porque parece una maniobra política del presidente Andrés Manuel López Obrador para obtener apoyo político y distraerlo de su probable fracaso para reformar con éxito la economía. El actual gobierno español tampoco es un descendiente cercano de los conquistadores, ya que es una democracia en toda regla y la conquista fue hace 500 años. Uno puede reconocer las injusticias masivas de la historia sin pensar que los ciudadanos españoles actuales necesariamente deben sentirse tan culpables. Y (hasta hace poco) las relaciones España-México no han sido problemáticas, por lo que no está claro qué problema se supone que debe resolver esta disculpa.

El perdón más importante en México es interno: de las élites mexicanas a los pueblos indígenas. López Obrador dice que se disculpará con ellos, lo cual es apropiado, pero las verdaderas deficiencias aquí están del lado de la acción política y social concreta, no de la retórica.

La demanda actual de una disculpa es una distracción de la injusticia duradera de la segregación de México. Si los españoles encontraran sus propias razones para desear disculparse, ese sería un buen resultado. Pero ante esta demanda, tienen razón en no hacer caso.

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