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Encontrar ‘depa’ en Ámsterdam se vuelve complicado con el Brexit

La llegada de empleos desde Londres es la mayor bendición económica, pero un plomazo inmobiliario.

Luego de tres meses en busca de un lugar para vivir, Laura van Overveld vio un anuncio de un departamento de una recámara por el centro de Ámsterdam que se veía prometedor. Aunque a 285 mil euros el precio era elevado, llamó para programar una visita. La respuesta: olvídalo, había 90 en espera. "Tienes la sensación de que buscas para nada", dice Van Overveld, de 27 años, una ejecutiva en una compañía de finanzas online que ahora renta un departamento con dos mujeres. "Cada vez que ves algo, hay personas, parejas o inversores que pueden pagar más".

Las desgracias de personas como Van Overveld y los otros 89 que no consiguieron el departamento afectan a las autoridades de la ciudad al enfrentarse a influjos de acaudalados residentes nuevos debido al Brexit.

Decenas de compañías han abierto oficinas en Ámsterdam como resultado de la pendiente salida del Reino Unido de la Unión Europea, y más de 2 mil 400 empleos se han creado en Holanda. Los agentes inmobiliarios dicen que hablan con la mitad de los compradores o arrendatarios que se presentan para ver las propiedades y ofrecer hipotecas a posibles compradores que llegan de Londres. "La gente y las empresas que llegan aquí son una bendición", dice Udo Kock, la autoridad responsable de asuntos económicos de Ámsterdam. "Pero dado que la oferta de vivienda es limitada, cada aumento de demanda genera más presión en el mercado".

La ciudad de 860 mil habitantes batalla para dar albergue a sus residentes. Para satisfacer la demanda, el área metropolitana debe agregar más de 40 mil viviendas, 6.6 por ciento del mercado total, calcula la consultora Capital Value BV. El precio promedio de una casa subió 80 por ciento en los últimos cuatro años, a 448 mil euros (505 mil dólares). Con la mayoría de las propiedades en guerras de oferta, la agencia inmobiliaria de Van Overveld le aconsejó considerar los departamentos con precios 20 por ciento por debajo de lo que puede pagar. "Todo en mi rango de precio tiene problemas, como mantenimiento adelantado o diseños imprácticos", dice Van Overveld. "Necesitas una cama pequeña en algunos, porque una normal no cabe entre las paredes".

El año pasado, la ciudad dijo que su objetivo es agregar 7 mil 500 viviendas al año hasta 2025, una tercera parte designadas como vivienda de interés social, con rentas máximas de 711 euros al mes. Las autoridades han propuesto prohibir rentas de casas recién construidas para que los propietarios no saquen del mercado a clientes de clase media.

Y el gobierno considera lo que llama un "botón de emergencia" que pondría un límite en las rentas cuando suban demasiado. "No queremos volvernos como Nueva York, con muchos ricos y pobres, y pocos en medio", dice Laurens Ivens, autoridad municipal a cargo de la vivienda.

Esas propuestas se han enfrentado a la oposición entre desarrolladores y propietarios. Los posibles inversores dicen que el control de rentas podría ser contraproducente al volver imposible obtener una ganancia razonable de la vivienda. Con los costos de construcción y los terrenos subiendo, las ganancias son bajas y los fondos de pensiones y otros posibles inversores de dichos proyectos se opondrán, dice Gertjan van der Baan, director ejecutivo de Vesteda, una compañía de inversión que posee 28 mil departamentos en Holanda. "El remedio para el problema de la vivienda es construir más", dice. "Un botón de emergencia para limitar las rentas ahuyentará la inversión" y limitará la construcción de hogares.

Incluso si Reino Unido diera marcha atrás de su salida de la UE, algunos de los trabajos y personas que los ocupan seguirán llegando a Holanda. Tras siete años en Londres, Hannah Al-Sad, de 29 años, buscaba una aventura y aprovechó una oportunidad en una agencia publicitaria en Ámsterdam. En su primer mes, dijo que la compañía le prestó un departamento "muy lindo" cerca de Vondelpark, un oasis verde. El problema comenzó cuando tuvo que hallar su propio lugar: agentes les daban a los posibles arrendatarios 10 minutos y para cuando Al-Sad llegaba a los mejores lugares, otros ya habían hecho una oferta y "la oportunidad se había ido". Después de una docena de visitas, finalmente consiguió un sitio a un precio mucho mayor del esperado. Encontrarlo fue, añadió A-Sad, "un juego estúpido".

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