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China se lanza contra Musk y Bezos en la carrera espacial

Startups chinas buscan entrarle a los vuelos espaciales tripulados.

El país ha destinado 8 mil millones de dólares para desarrollar una incipiente industria comercial centrada en el lanzamiento espacial de pequeñas cargas, buscando competir con líderes occidentales como SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic.

Los multimillonarios Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson dominan la industria emergente de los vuelos espaciales comerciales. Compiten por poner satélites, turistas o ambos en el espacio en su puja por convertirse en alternativas más baratas a la NASA, la Agencia Espacial Europea y otros programas espaciales gubernamentales. Pero al igual que los pioneros en las industrias del smartphone y la inteligencia artificial que les precedieron, ahora enfrentan la competencia de un recién llegado con grandes bolsillos que amenaza con alterar su triunvirato: China.

El presidente Xi Jinping ha relajado el monopolio del gobierno de su país en los lanzamientos espaciales y eso ha derivado en la formación de pequeñas empresas domésticas con ambiciones de desafiar a SpaceX de Musk, Blue Origin de Bezos y Virgin Galactic de Branson.

Estas startups están recibiendo financiamiento de inversionistas de capital riesgo y capital privado de origen chino que intentan sacar provecho de un presupuesto nacional espacial de 8 mil millones de dólares, superado solo por Estados Unidos, de acuerdo con la Space Foundation. También echarán mano de la experiencia de los científicos del pujante programa de China para vuelos espaciales tripulados. "Realmente somos una startup que está creciendo sobre los hombros del gigante aeroespacial estatal", afirmó Zhang Changwu, director ejecutivo de Landspace Technology Corp., con sede en Beijing. "Este es el mejor momento para que una empresa aeroespacial comercial crezca en China".

El número de satélites en el espacio aumentó 50 por ciento entre 2013 y 2017 para sumar mil 738, según la Asociación de la Industria Satelital. Las lanzaderas espaciales chinas podrían ser muy útiles para los fabricantes que buscan una forma económica de poner en órbita más satélites.

Una lucrativa carga para estos cohetes chinos podría ser los satélites miniatura, que pueden pesar menos de 90 kilos. Lanzarlos generará 15 mil millones de dólares en ingresos para 2027, estima Euroconsult. También un nicho donde han tenido poca actividad grandes jugadores como SpaceX, cuyo cohete Falcon Heavy puede llevar casi 64 toneladas métricas.

Varias empresas domésticas han tenido éxito en lanzamientos suborbitales y rivalizan por ser las primeras en China en poner en órbita satélites alrededor de la Tierra. Landspace, fundada en 2015, había recaudado 500 millones de yuanes (72 millones de dólares) de inversionistas locales para abril de 2018 y emplea a 170 científicos e ingenieros espaciales, casi todos veteranos del programa espacial nacional, dice Zhang. El 27 de octubre, la compañía fracasó en su primer intento de lanzar un cohete que portaba un satélite para la televisora ​​estatal CCTV. Otras dos compañías chinas tienen lanzamientos orbitales programados para 2020.

Xi abrió el mercado espacial a la inversión del sector privado en 2014 para ayudar a que la industria tecnológica del país transite de los teléfonos inteligentes y los televisores a sofisticados semiconductores, inteligencia artificial y cohetes reutilizables. Como resultado, más de sesenta compañías chinas han incursionado en la industria espacial comercial en los últimos tres años, informó en mayo la agencia estatal de noticias Xinhua.

La popularidad de Musk también ha inspirado a muchas startups (China es el segundo mercado para sus vehículos eléctricos Tesla). "SpaceX ha tenido un gran impacto", refiere en ese sentido Lan Tianyi, fundador de Ultimate Blue Nebula, un consultor espacial con sede en Beijing. "Nadie en China pensaba que una empresa privada podía desarrollar un cohete. Pero ahora ven que una empresa estadounidense puede hacerlo y es muy famosa en este país".

China quiere ser una de las tres primeras potencias aeroespaciales del mundo para 2030, dijo en diciembre Wu Yanhua, viceadministrador de la agencia espacial nacional de China. Con miras a ese objetivo, Xi planea que la iniciativa privada desarrolle cohetes o lanzaderas para servir a clientes en China y en los países que participan en el proyecto "Belt and Road", su programa para construir lazos en África, Asia y Europa financiando proyectos de infraestructura. "La inversión del gobierno sola no es suficiente", apunta Wu.

Dejar los esfuerzos comerciales a las compañías privadas también permite que el gobierno se centre en misiones prestigiosas, como el envío de "taikonautas" chinos a la Luna para la década de 2030.

Beijing no tiene favoritos, prefiere que el mercado seleccione al mejor, como fue el caso de Tencent Holdings Ltd. en la mensajería móvil y Alibaba Group Holding Ltd. en el comercio electrónico.

Y la competencia está reñida. Este año, Landspace abrió una fábrica que costó casi 500 millones de yuanes a unos 140 kilómetros al oeste de Shanghái, con capacidad para producir anualmente 15 cohetes de propelente líquido. En septiembre, Beijing Interstellar Glory Space Technology Co. envió tres satélites de prueba al espacio a bordo de un cohete de combustible sólido. La empresa, fundada en 2016 y también conocida como i-Space, ha recaudado 600 millones de yuanes de inversores como Shunwei Capital, cuyo presidente, Lei Jun, es cofundador del fabricante de smartphones Xiaomi Corp.

i-Space está desarrollando también un cohete menos costoso a base de metano y oxígeno líquido que espera lanzar en 2020, señala Huo Jia, un vicepresidente de la empresa que pasó seis años desarrollando cohetes para la empresa estatal China Aerospace Science & Industry Corp. "Tenemos que bajar los costos tanto como sea posible para competir a escala global con pares como SpaceX", afirma. "Hay una demanda masiva de lanzaderas de satélites por parte de empresas pequeñas y privadas".

One Space Technology, que ha recaudado alrededor de 800 millones de yuanes desde su fundación en 2015, lanzó dos cohetes suborbitales este año y planea alcanzar la órbita antes de fin de año. Su planta en Chongqing será capaz de fabricar entre 30 y 50 cohetes al año para 2020, y la compañía de 200 empleados planea abrir una más de manufactura de motores en 2019.

Blaine Curcio, fundador de Orbital Gateway Consulting, una firma de investigación del sector aeroespacial en Hong Kong, cree que la mayoría de los fabricantes chinos de lanzaderas espaciales tienen un largo camino por recorrer porque sus cohetes no son reutilizables y no pueden manejar cargas más pesadas. Por ello, estas startups, al menos por ahora, dependerán de la demanda de las compañías que desarrollan satélites más pequeños y livianos para uso meteorológico, de telecomunicaciones y de navegación.

Esa concentración inicial en la naciente demanda de dispositivos pequeños de baja altitud no preocupa a Curcio. "No creo que haya nada que les impida competir con SpaceX desde una perspectiva tecnológica", dice. "Hemos visto que pueden igualar la competitividad en industrias donde parece difícil hacerlo".

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