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Así sería una 'superpotencia' china

El gigante quiere más influencia pero debe cuidar su ambición.

Lo que más sorprendió a Wang Wen de la Antártida, aparte del frío de diciembre, fue la escala de las operaciones de EU en un entorno tan inhóspito. Tras observar la misión académica de cientos de científicos estadounidenses en una región con tanto potencial de recursos, resolvió que China debe ir a la par.

El informe que Wang escribió este verano para el Instituto Chongyang de Estudios Financieros en la Universidad Renmin de China en Beijing, donde es decano, refleja el creciente dilema chino a medida que avanza en un sistema internacional que no creó.

Por primera vez, la nación tiene en el presidente Xi Jinping un líder con una visión global. Por eso Beijing mira inevitablemente a EU, la única superpotencia como referencia para saber qué necesita para llegar a ese nivel.

Sin embargo, los líderes del Partido Comunista parecen resistirse a ser vistos como la próxima hegemonía mundial y son reacios a asumir el gasto que ello conlleva. Evitan cuidadosamente la palabra "superpotencia" y consideran que la versión estadounidense es ideológicamente inaceptable.

Tanto si China se convierte en una superpotencia como si puede soportar los costos involucrados son preguntas que impactarán al mundo por décadas. Tendrá el poder de fijar los términos del comercio, el orden global y cuestiones de guerra y paz. Cuando le preguntaron a Wang cómo sería una gran potencia china, respondió "No lo sabemos. No será para nada como Estados Unidos".

Tal vez China no esté interesada en ser una superpotencia, pero el destino puede cambiar. Después de todo, EU también comenzó su viaje en la escena mundial decidido a no replicar los imperios coloniales anteriores. Hoy, marinos y militares se extienden por todo el mundo para proteger sus intereses.

China podría estar recorriendo un camino similar. Tiene un programa de construcción de portaaviones e inauguró su primera base militar en el extranjero el año pasado, en Yibuti, en el Cuerno de África. Ha aumentado su gasto para el servicio diplomático y el proyecto económico "Made in China 2025" pretende desplazar a EU como potencia tecnológica mundial, mientras que otro plan busca dominar la arena de la inteligencia artificial para 2030.

El país incrementó el gasto en defensa de 21 mil millones de dólares en 1990 a 228 mil millones el año pasado, tres veces el presupuesto de Rusia. China puede ser cualquier clase de potencia que desee.

Con todo, su mano dura contra la libertad de expresión y otras libertades sociales no sugiere un régimen seguro de sí mismo. Una incipiente guerra comercial con EU mermó en 20 por ciento el valor de las acciones chinas desde enero, lo que desencadenó un debate interno sobre si Xi se ha extralimitado desafiando tan abiertamente a Washington.

Pensemos, también, que el ciudadano chino sigue siendo menos rico que el mexicano en un momento en que la población envejece. Algunos inversores se preguntan sobre los bancos de ese país, cuyos préstamos sustentaron por décadas el crecimiento del que depende el partido para su legitimidad. Si hablamos de una superpotencia, es una todavía frágil.

Wang, de 32 años, es uno de los leales que ha cobrado relevancia desde que Xi asumió el poder. Al igual que su jefe (porque Wang es también el secretario del partido en el Instituto Chongyang), exuda confianza ilimitada en el futuro de China. Aunque le desagradan las historias de los exploradores de la era colonizadora, como Robert Scott, que corrían para plantar sus banderas y reclamar territorios, admira su "espíritu intrépido" y su disposición.

Una capa de hielo con una profundidad media de 2.6 kilómetros ha protegido los recursos de la Antártida de la exploración. Aun así, el informe de Wang afirma que debajo de la superficie hay aproximadamente 500 mil millones de toneladas de carbón, 100 mil millones de barriles de petróleo y 5 billones de metros cúbicos de gas natural. A pesar de un tratado de 1959 que congela todas las reivindicaciones territoriales, al menos por ahora, Wang ve una "feroz" lucha geopolítica en camino.

Teme que, sin una voz y presencia más fuertes, China saldrá perdiendo. "El presidente Xi Jinping ha enfatizado en repetidas ocasiones que China debe participar más activamente en el establecimiento de reglas en nuevas áreas, incluidas las aguas profundas, las regiones polares, el espacio exterior e internet", concluye su informe. En la práctica, eso significaría construir infraestructura para recibir turistas y reforzar la presencia de los investigadores chinos, el factor determinante de influencia en la administración multinacional de la Antártida.

El presupuesto solicitado en EU para la Oficina de Programas Polares en 2019 es de 534 millones de dólares. Según el informe, entre 2001 y 2016 China invirtió 45 millones en su programa antártico. Beijing podría invertir más, pero la Antártida es solo uno de los desafíos que el país encara mientras afirma sus intereses en todo el mundo.

En enero, China publicó su primer libro blanco sobre el otro polo, el Ártico, delineando su ambición de una "Ruta de la Seda Polar". Propone construir buques rompehielos y bases, herramientas esenciales en una zona más expuesta a las reivindicaciones territoriales que el casquete polar del sur.

China ya ha invertido cientos de miles de millones de dólares en su iniciativa Belt and Road. En África prestó casi 86 mil millones de dólares entre 2000 y 2014 a gobiernos y empresas estatales y, en 2015, Xi prometió otros 60 mil millones de dólares para la iniciativa. Mientras tanto, para igualar los gastos de defensa de EU, China necesitaría encontrar 400 mil millones de dólares anuales, un costo elevado.

Según David Shambaugh, profesor de la Universidad George Washington, Xi comprende la lección central del fracaso de la Unión Soviética, a saber, su excesiva dependencia de la fuerza militar. Más allá de las armas, las superpotencias requieren tecnología, economías fuertes y poder cultural para mantenerse. "China entiende eso", dijo.

Según cifras oficiales, China destina el 1.5 por ciento del PIB anual al gasto militar, si formara parte de la alianza de la OTAN recibiría críticas de EU por gastar tan poco. No obstante, según el instituto de investigación Rand Corporation, el año pasado, por primera vez, China teóricamente igualó el poder aéreo de Estados Unidos en cualquier conflicto por Taiwán. Mientras tanto, su último presupuesto eleva el gasto diplomático al doble de la tasa del militar. Más de 500 Institutos Confucio ahora enseñan la lengua y la cultura chinas en todo el orbe.

Pese a ello, China tiene pocos aliados reales y sigue siendo una superpotencia parcial, según Shambaugh. Su poder cultural se ve socavado por su militarización del Mar del Sur de China y por el temor de que sus préstamos para infraestructura en el extranjero sean solo trampas de deuda para naciones pequeñas. "Sus fuerzas armadas siguen siendo regionales, casi no tienen capacidad de despliegue", comentó Shambaugh, agregando que lo mismo puede decirse de la diplomacia, donde China aún no ha asumido el liderazgo en un acuerdo internacional. "Es realmente una potencia volcada en sí misma, no está interesada ​​en configurar el orden mundial".

Eso no es del todo cierto, según Henry Wang, fundador y presidente del Centro para China y la Globalización en Beijing. Es verdad que el país no quiere destruir el orden mundial configurado por EU, pues se ha beneficiado de él. Pero sí quiere crear una nueva globalización al agregar nuevas estructuras como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura. Pero hay un obstáculo para las ambiciones globales de China: que su motor económico se estanque. El gigante sería, por ejemplo, la primera superpotencia en comenzar a envejecer antes de hacerse rica. Según Naciones Unidas, es probable que su población de mil 400 millones de habitantes disminuya y envejezca en 2023.

"No puedo encontrar un ejemplo de una superpotencia que crece cuando su población decrece", señaló Zhang Jian, profesor de la Universidad de Beijing. El Imperio Británico y EU cobraron prominencia cuando sus poblaciones se catapultaron. "Xi necesita preocuparse más por la situación doméstica y menos por ser una gran potencia", dijo Zhang.

Además, la riqueza de China debe ponerse en contexto, opina Tom Orlik, economista en jefe de Bloomberg Economics. "Una forma de medir el dinero adicional que China tiene para gastar en el mundo es mirar el PIB nominal en términos de dólares estadounidenses. En el lustro anterior a la crisis financiera, promedió un crecimiento anual cercano al 23 por ciento", detalló Orlik. "En los últimos cinco años, promedió un 7 por ciento, incluido un año de crecimiento cero en 2016".

El PIB per cápita de China es 9 mil dólares frente a los 60 mil de EU. Eso significaría más margen para un crecimiento de convergencia, pero para llegar allí China tendrá que evitar la trampa del ingreso medio que mantiene a economías emergentes atrapadas por debajo de un PIB per cápita de 15 mil dólares. Sin embargo, según los partidarios de Xi, aquí las leyes económicas occidentales no aplican, la inteligencia del partido permitirá que China supere la trampa del ingreso medio, incluso sin el poder judicial independiente y los derechos de propiedad que fomentaron la innovación en otras partes.

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Xi le pide a los científicos chinos que confíen en un sistema socialista que sorprendió al mundo cuando produjo programas nucleares y espaciales en 1960. Por otro lado, la concentración del poder en Xi ha despertado el temor de que el alcance de las malas decisiones que no son cuestionadas crezca. En el Museo Nacional de China en Beijing, una exhibición permanente narra la historia del país desde la Guerra del Opio de 1839 como un cuento moral de opresión colonial, seguido de un éxito ininterrumpido protagonizado por el partido. Omite la Revolución Cultural y el Gran Salto Adelante de Mao Zedong, que causaron muertes y un gran daño económico.

Joerg Wuttke, expresidente de la Cámara de Comercio Europea en Beijing, comenta que la adulación tiende a crecer con el régimen unipersonal de gobierno. Teme que el partido esté drenando el talento de la burocracia de la que dependen los líderes de China para ser prósperos. "El partido que tuvo tanto éxito en los últimos 30 años es el mismo que dejó una estela de destrucción en los 30 años precedentes", dice Wuttke. Pero esto, según Wang Wen, es malinterpretar a China. Para ello, cita cuán incorrectas han sido las advertencias sobre el sobreendeudamiento chino y que la economía convencional es incompetente. "Si usas la teoría occidental, no entenderás la política exterior de China".

Con la colaboración de Dandan Li y Peter Martin*

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