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Hoy hay mil unicornios en el mundo

La cantidad de dinero de inversores en busca de un hogar es impactante, 621 mil mdd fueron a startups de todo tipo en 2021.

Hubert Palan convocó a los 400 empleados de su startup Productboard Inc. a una reunión Zoom el 2 de febrero. Como director ejecutivo, tenía una gran noticia: en la última ronda de financiación Productboard había sido valorada en mil 700 millones de dólares (mdd), eso significaba que la compañía ahora era oficialmente un “unicornio”, el término para una startup que los inversores estiman que vale mil millones de dólares o más.

Convertirse en un unicornio fue un hito para Productboard, pero es una distinción menos significativa que antes dentro de la industria tecnológica. El término surgió hace casi una década, una época en que las startups con un valor de mil millones de dólares eran raras y preciadas, algo que solo los fundadores e inversores más afortunados verían con sus propios ojos. Ahora la producción de unicornios está alcanzando una escala industrial.

Con todo, Productboard fue particularmente notable de una manera: se convirtió en el unicornio número mil, siendo la primera vez que esa categoría ha rebasado el umbral de los cuatro dígitos, según el servicio de seguimiento de startups CB Insights. Esa misma semana, otras seis empresas se convirtieron en unicornios. El día del anuncio interno de Productboard, Dune Analytics, una startup noruega de análisis criptográfico, ganó su cuerno al recaudar la friolera de 69 mil 420 mdd. En enero, 42 startups se convirtieron en unicornios y cuatro en “decacornios” (aquellas startups con un valor de 10 mil mdd o más). “Cuando tienes mil unicornios, eso es casi un oxímoron”, dice Brian Lee, jefe de investigación en CB Insights.

Es difícil no interpretar el abultado número de startups milmillonarias como síntoma de que los mercados privados están sobrecalentados, algo que la gente ha estado diciendo durante años. Incluso frente a la volatilidad de los mercados públicos, la inflación y las tasas de interés en aumento, el estado de ánimo entre los inversores del mercado privado parece tan animado como siempre. Parte de ese crecimiento impávido es justificado, dice Lee: a medida que más servicios del mundo se vuelven digitales, las empresas de software se vuelven más valiosas y la infraestructura como Amazon Web Services hace que sea más fácil que nunca iniciar un negocio de tecnología.

Antes, empresas del tamaño de los unicornios más valiosos (ByteDance, SpaceX y Stripe) ya habrían debutado en bolsa. Hoy, los empresarios se sienten menos presionados para hacerlo, dada la facilidad con la que obtienen el dinero que necesitan de los financiadores privados. Mantenerse fuera de la bolsa permite que muchas empresas eviten el escrutinio adicional y la posible pérdida de control que conlleva una oferta pública inicial (OPI). Muchos inversores están ansiosos por ingresar temprano en industrias en rápida evolución como la criptografía, lo que eleva las valoraciones. “No se puede descartar el poder de FOMO”, dice Lee en referencia al miedo a dejar pasar la oportunidad. “La gente está dispuesta a entrar con más capital”.

El término “unicornio” data de un artículo de 2013 que Aileen Lee, una capitalista de riesgo que acababa de iniciar una empresa llamada Cowboy Ventures, escribió para el portal de noticias TechCrunch. Su artículo trataba sobre las lecciones que los inversores podrían aprender al examinar las pocas empresas tecnológicas en Estados Unidos que habían alcanzado una valoración de mil millones de dólares. Al estudiar las compañías de software fundadas desde 2003, identificó 39 unicornios, lo que representaba el 0.07 por ciento superior de las startups respaldadas por capital riesgo. Incluían Airbnb, Dropbox, Facebook, Groupon, LinkedIn, Tumblr, Twitter, Uber, YouTube y Zynga. Alrededor de cuatro unicornios nacían cada año durante esa década, principalmente en el sector de servicios de software de consumo. Lee descubrió, además, que las personas que fundaron unicornios solían rondar los 30 años; y de todos los directores ejecutivos fundadores de la lista, ninguno era mujer.


Cuando estaba escribiendo el artículo, Lee barajó algunos términos como monster hit y home run para describir las megastartups, pero “unicornio” parecía una palabra apropiada para una distinción que, como escribió, era “extremadamente rara y bastante fantástica”.

El sustantivo pegó. En 2015, Fortune publicó un artículo de portada, “La era de los unicornios”, en el que analizó startups no cotizadas con valoraciones de más de mil millones de dólares. Ilustrado con una imagen de un unicornio blanco con una sudadera con capucha como las que usa Zuckerberg, el artículo temía que ya hubiera demasiados unicornios para que el distintivo siguiera importando. “¿Este boom es real?” se preguntaba Fortune en la portada. La cuenta en ese momento: 80. En los años transcurridos desde entonces, la respuesta se ha convertido en un rotundo sí. En 2022 nacen unicornios a un ritmo de más de uno al día. La cantidad de dinero de inversores en busca de un hogar es impactante, 621 mil mdd fueron a startups de todo tipo en 2021. Eso es más del doble de la cifra de 2020 y supera el capital recaudado a través de las OPI en el mismo periodo, que en sí mismo alcanzó niveles récord.

Las bajas tasas de interés y las jugosas ganancias cuando las empresas privadas finalmente debutan en el parqué público o son adquiridas han llamado la atención de inversionistas que tradicionalmente se han centrado en los mercados públicos.

La reconfiguración de la economía por el coronavirus aceleró el boom. El número de unicornios había estado creciendo de manera constante hasta finales de 2020, cuando el conteo global fue de 569. Luego, en 2021, casi se duplicó. “El Covid trajo mucha pérdida y dolor personal, pero estimuló las ventas de software de todo tipo”, dice Aileen Lee. “La facilidad y la eficiencia del software se está convirtiendo en el pegamento que rige la forma en que nos comunicamos y hacemos negocios”.

Lee se apresura a señalar que ahora existen más unicornios en parte porque hay muchas más startups; el hito sigue siendo un signo de éxito. “Es tan endiabladamente difícil (llegar a mil millones)”, dice, “todavía se necesita tiempo, suerte, excelente ejecución y longevidad”. Alcanzar esa valoración es un fuerte predictor de un mayor éxito, señala, y agrega que espera que más empresas dirigidas por mujeres o personas de color alcancen ese nivel, porque es un evento que “cambia la vida”.

Algunos de los unicornios de hoy se especializan en servir a otras compañías tecnológicas. Productboard crea herramientas para gerentes de producto, es decir, las personas que coordinan a diseñadores, ingenieros de software y mercadólogos para desarrollar, por ejemplo, una nueva función en una aplicación o una solución específica para un importante cliente empresarial. Entre sus clientes ha tenido varios unicornios, como Zoom Video Communications Inc. y UiPath Inc., aunque esas empresas abandonaron su mítico cuerno cuando debutaron en bolsa en 2019 y 2021, respectivamente.

Cuando el equipo de Productboard se juntó después de su reunión de Zoom el 2 de febrero, el ánimo era exultante. Los empleados locales se reunieron en la oficina de Productboard en el vecindario South of Market de San Francisco, almorzaron en platos de unicornio bajo un arcoíris de globos de unicornio. Los empleados recibieron camisetas de unicornio, velas y batas con pequeños dibujos de unicornio. “Es súper cursi, pero es genial”, dice Palan. El festejo continuó en el restaurante YakiniQ en el barrio japonés y terminó en un karaoke. A la mañana siguiente, Palan todavía estaba radiante. Claro, hay otros 999 unicornios, pero aún se siente especial. “No es como si hubiera mil unicornios en el espacio de gestión de productos”, dice. “Eso apestaría”.

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