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Bill Gates: en la lucha contra el cambio climático, la meta debe ser 2050, no 2030

El cofundador de Microsoft aboga por gastar en áreas que tendrán poco impacto en los niveles de emisiones a corto plazo, como los sectores que hoy dependen de las energías fósiles, como la manufactura y el transporte

Si estás tratando de perder 6 kilos para diciembre, perder 2 kilos para septiembre es una buena manera de empezar. Pero si estás tratando de salvar al planeta del calentamiento global, las cosas no funcionan de esa manera; intentar alcanzar las metas intermedias incorrectas puede ser contraproducente.

Esto se ha convertido en un problema real para la administración Biden. Durante una cumbre climática del 22 de abril, el presidente estadounidense Joe Biden se comprometió a reducir, para 2030, las emisiones netas de gases efecto invernadero de Estados Unidos a la mitad de sus niveles de 2005. La administración ve esto como un paso hacia la meta de 2050 de cero emisiones netas, donde cada tonelada de emisiones agregadas a la atmósfera se compensa con una tonelada eliminada.

Pero priorizar el objetivo de 2030 podría desviar la atención y la financiación de la investigación y el desarrollo orientados a problemas difíciles que deben resolverse para llegar a cero emisiones netas.

El cofundador de Microsoft Corp., Bill Gates, señaló este punto en su reciente libro Cómo evitar un desastre climático. Si 2030 es la medida del éxito, escribió Gates, será tentador centrarse, por ejemplo, en reemplazar las centrales eléctricas de carbón por plantas de gas natural que produzcan menos emisiones de gases de efecto invernadero. Pero esas nuevas plantas de gas natural seguirían liberando gases en 2050 y seguirían representando una barrera para llegar a la neutralidad de carbono.

Gates está de acuerdo en que tiene sentido invertir en tecnologías de cero emisiones como la eólica y la solar. Pero también aboga por gastar en áreas que tendrán poco impacto en los niveles de emisiones a corto plazo, como los sectores que hoy dependen de las energías fósiles, como la manufactura y el transporte. Debido a que la electricidad aún provendría parcialmente del carbón y el gas, esto no reduciría las emisiones en esos sectores de manera notable para 2030. Pero les facilitaría alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, cuando la electricidad se pueda generar completamente con fuentes renovables.

Descubrir cómo producir acero y cemento de una manera neutral es otra misión costosa y difícil que no reducirá rápidamente las emisiones, pero es esencial para lograr la meta de 2050, dice Jonah Goldman, director gerente de Breakthrough Energy, el brazo inversor de Gates en empresas relacionadas con el clima. También está el desafío del almacenamiento de energía a largo plazo, que es crucial para una mayor dependencia de la energía eólica y solar, fuentes de energía que son inherentemente intermitentes.

Al evaluar el progreso hacia el 2050, el avance de esos proyectos de I+D debe considerarse tan importante como la reducción de los gases de efecto invernadero, escribió Goldman en un correo.

Bill McKibben, el autor ambientalista que fundó 350.org, se opone enérgicamente a este planteamiento, asegurando que si Estados Unidos no implementa energía alternativa a gran escala de inmediato y “dobla la curva de carbono en la próxima década, entonces lo demás no importará mucho porque tendremos, si no el infierno, una temperatura muy parecida”.

Para McKibben, la propugnación de soluciones a largo plazo, como la investigación fundacional, es atractiva para los políticos que buscan eludir decisiones difíciles. “No es necesario decir que no a nada. Pero si no decimos no al carbón, al gas y al petróleo diciendo sí al sol, el viento y la conservación, y lo hacemos en esta década, estamos completamente condenados”, escribió.

Un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos escribió en un correo electrónico que John Kerry, el enviado presidencial especial para el clima, cree que “la implementación hoy y la innovación mañana no son mutuamente excluyentes” porque el despliegue de nuevas tecnologías ayudará a impulsar la innovación.

Goldman escribió que el equipo de Gates y otros destacados activistas climáticos simplemente ven las cosas de manera diferente. Dijo que el argumento de McKibben crea una falsa elección. Para un extraño, la disputa puede parecer una cuestión de qué enfatizar. “Debemos implementar rápidamente las energías renovables a un ritmo sin precedentes, y debemos invertir como nunca lo hemos hecho para escalar las tecnologías limpias que necesitamos (como el acero, el cemento y los combustibles líquidos sin emisiones de carbono) que requerirán tiempo para construir las estructuras políticas, técnicas y de mercado para desplazar a sus competidores fósiles”, escribió Goldman. “Esta no es una acción demorada, es una acción esencial”.

Es probable que el debate 2030 versus 2050 se desarrolle en los pasillos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow, Escocia, que comienza el 31 de octubre. Los participantes lidiarán con una crisis mundial cuya urgencia se hace más visible con cada temporada de sequías y huracanes. Pero para resolverla, también tendrán que reconocer la necesidad de desarrollar tecnologías que no existen en la actualidad y que podrían llevar años de trabajo antes de producir un impacto tangible. Como ha dicho Gates, el mundo no puede conformarse con las frutas más próximas y más fáciles de recolectar del árbol climático, necesita esforzarse por llegar más alto y más lejos.

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