Efecto Jazz

7 bandas de smooth jazz que no suenan a elevador

Dicen que el único jazz que le gusta a los que no les gusta el jazz es el smooth jazz. Y viceversa. Al respecto de tales clichés –que algo tienen de razón– diré muy villamelonamente que no, señores, el smooth jazz no es Kenny G.Es cierto que el smooth jazz surge de la búsqueda de un sonido más pop a partir del jazz, en particular del que ya se venía fusionando con el soul, y es cierto también que, como su nombre lo dice, es bastante más suave, con efectos más brillantes producto de la mayor presencia de instrumentos eléctricos; pero de ningún modo posee siempre un sonido edulcorado, como el que han difundido sus expresiones más comerciales o los inconsiderables ejemplos que llenan ciertas compilaciones de música para romantiquear.En todo caso lo que más se le ha criticado al subgénero es su falta de arriesgue, lo que no es del todo real; tampoco es cierto que todos sus representantes sean un hit en ventas, por el contrario hay algunos que, lejos de tener éxitos masivos propios cuentan ente sus seguidores a un público conocedor, como es el caso de Larry Carlton o Lee Ritenour, entre otros que aquí escucharemos. El smooth jazz surgió en los 70 y tuvo entonces entre sus figuras más exitosas a personajes como el fenomenal guitarrista George Benson, cuyas creaciones no se han desgastado a fuerza de sonar y sonar, como sí le sucedió a otros dos muy talentosos trompetistas: Chuck Mangione, o Herb Alpert. Si bien en esa década músicos como Al Jarreau y Benson lograron éxitos comerciales en la fusión con ritmos como el R&B y el funk, que nutrieron la onda disco –a esto dedicaremos una próxima entrega–, en los 80 se consolidó un sonido en algunos casos tan digerible que pronto se convirtió en el fondo musical idóneo de anuncios de televisión, hasta de cintas de soft porn, y dotaron de un ambiente despreocupado a supermercados y, por supuesto ascensores –como también le pasó al new age.Pero la escena del smooth jazz congrega a músicos complejos e improvisadores virtuosos, que pueden o no gustar según las inclinaciones de cada escucha –habrá quien prefiera el buen swing en una pieza clásica, la intensidad del bop, las fusiones más arriesgadas, las texturas más acústicas o todas las anteriores-, pero cuya calidad musical es indiscutible, aun cuando en su trayectoria, las mismas bandas o solistas coqueteen fuertemente con la comercialidad o la ligereza.Esta muestra es sólo eso, sin mayor criterio que la calidad y el alfabeto.1. Bob JamesEste legendario tecladista, descubierto por Quincy Jones, es un precursor del smooth jazz desde la década del 60, cuando comenzó a desarrollar vetas que resultaran más populares a partir de la fusión. Angela es una de sus baladas más conocidas, y se utilizó para la sit com Taxi.Aquí un tema menos “fresa”. Moonbop, de 1984.  

Dicen que el único jazz que le gusta a los que no les gusta el jazz es el smooth jazz. Y viceversa. Al respecto de tales clichés –que algo tienen de razón– diré muy villamelonamente que no, señores, el smooth jazz no es Kenny G.

Es cierto que el smooth jazz surge de la búsqueda de un sonido más pop a partir del jazz, en particular del que ya se venía fusionando con el soul, y es cierto también que, como su nombre lo dice, es bastante más suave, con efectos más brillantes producto de la mayor presencia de instrumentos eléctricos; pero de ningún modo posee siempre un sonido edulcorado, como el que han difundido sus expresiones más comerciales o los inconsiderables ejemplos que llenan ciertas compilaciones de música para romantiquear.

En todo caso lo que más se le ha criticado al subgénero es su falta de arriesgue, lo que no es del todo real; tampoco es cierto que todos sus representantes sean un hit en ventas, por el contrario hay algunos que, lejos de tener éxitos masivos propios cuentan ente sus seguidores a un público conocedor, como es el caso de Larry Carlton o Lee Ritenour, entre otros que aquí escucharemos.

El smooth jazz surgió en los 70 y tuvo entonces entre sus figuras más exitosas a personajes como el fenomenal guitarrista George Benson, cuyas creaciones no se han desgastado a fuerza de sonar y sonar, como sí le sucedió a otros dos muy talentosos trompetistas: Chuck Mangione, o Herb Alpert. Si bien en esa década músicos como Al Jarreau y Benson lograron éxitos comerciales en la fusión con ritmos como el R&B y el funk, que nutrieron la onda disco –a esto dedicaremos una próxima entrega–, en los 80 se consolidó un sonido en algunos casos tan digerible que pronto se convirtió en el fondo musical idóneo de anuncios de televisión, hasta de cintas de soft porn, y dotaron de un ambiente despreocupado a supermercados y, por supuesto ascensores –como también le pasó al new age.

Pero la escena del smooth jazz congrega a músicos complejos e improvisadores virtuosos, que pueden o no gustar según las inclinaciones de cada escucha –habrá quien prefiera el buen swing en una pieza clásica, la intensidad del bop, las fusiones más arriesgadas, las texturas más acústicas o todas las anteriores-, pero cuya calidad musical es indiscutible, aun cuando en su trayectoria, las mismas bandas o solistas coqueteen fuertemente con la comercialidad o la ligereza.

Esta muestra es sólo eso, sin mayor criterio que la calidad y el alfabeto.


1. Bob James

Este legendario tecladista, descubierto por Quincy Jones, es un precursor del smooth jazz desde la década del 60, cuando comenzó a desarrollar vetas que resultaran más populares a partir de la fusión. Angela es una de sus baladas más conocidas, y se utilizó para la sit com Taxi.

Aquí un tema menos "fresa". Moonbop, de 1984.

Y como no hay mejor manera de apreciar a un músico que en vivo, aquí, con su trío, en versión acústica.



2. David Sanborn


A ver si esta base rítmica y esas guitarras les suenan a consultorio dental. Más allá del aval comercial que le dan sus seis Gramys y 24 discos con parte de los cuales ha obtenido discos de oro y de platino, y de la peculiar historia que lo llevó al saxofón –contrajo polio cuando tenía tres años y tomó el instrumento como parte de su terapia–, David Sanborn se ganó desde muy joven la atención de músicos importantes y tiene colaboraciones con artistas muy populares como los Rolling Stones, David Bowie (¿recuerdan el solo en Young Americans?) o Stevie Wonder y aunque parte de sus composiciones tienen ese toque entre optimista y romántico que a amantes de los sonidos más contundentes no convence tanto, en vivo se revela como un músico potente y sobrio, como se pudo constatar aquí, en 2006, cuando se presentó en el Auditorio Nacional durante el Festival de Jazz de la Cuidad de México.

Un ejemplo, en vivo, de cómo el sonido luminoso de este influyente saxofonista propone algo más que optimismo para pasar el rato:



3. Eumir Deodato

El jazz muy pop de este tecladista brasileño es un buen ejemplo de que sí hay arriesgue. Si hay un rasgo que lo distingue es el eclecticismo y un gusto elegante para abordar con suavidad e irreverencia lo que se le ponga enfrente, como lo muestra su famosa versión del clásico Así hablaba Zarathustra de –nada menos que– Richard Strauss.

Aquí en vivo, para apreciarlo como se debe, en una onda muy smooth pero con mucho groove: Superstrut



4. Grover Washington Jr.

Al que le guste el funk setentero pero con un sonido electrificadamente sofisticado y muy fino, le recomiendo Knucklehead.



5. Larry Carlton

Prestigiadísimo entre los mússicos de sesión de California, este guitarrista de raíces blueseras y afincado en Los Ángeles, ha colaborado, como parte del L.A. team en las bandas sonoras de series como La familia Patridge y acompañado a músicos tan distantes como John Lennon, Vicky Carr y Charly García, pero también se ha forjado un lugar entre los oídos más exigentes con su propia música, una fusión en la que hay mucho rock (ha hecho buena mancuerna con Steve Lukather, de Toto y la All Starr Band de Ringo Starr), como en Inkblot:



6. Lee Ritenour

Tabién pare del L. A. team, este guitarrista hollywoodense ha sido nominado 17 veces al Grammy y ha tocado con una diversidad de figuras que incluyen desde Barry White hasta su homólogo Larry Carlton.

Aquí, en vivo, con el enorme bajista mexicano Abraham Laboriel

Y una muestra la fusión que hizo en 2010 con John Scofield.



7. Spyro Gyra

Con 30 álbumes y más de 5 mil shows en su haber, esta banda de Buffalo es emblemática del smooth jazz y la fusión. Bajo el liderazgo del saxofonista oriundo de Brooklyn, Jay Beckenstein, ha ganado un Grammy y acumulado varias nominaciones con sus cuatro últimos álbumes. Y aunque tiene éxitos tan digeribles que sí llegan a escucharse por ahí en algún consultorio dental, la calidad musical de sus intérpretes y buena parte de su acervo va más allá de la música de fondo –basta escuchar End of Romanticism, Nu Sungo o Pigmy Funk.

En 2010 la agrupación estuvo en México, y se presentó, entre otros lugares, en el DF, dentro de la extinta Muestra Internacional de Jazz, en el Teatro de la Ciudad.

Aquí una versión en vivo de Freetime, de su quinta producción discográfica, de 1981.


Spyro Gyra tiene nuevo disco. Un material de estudio, grabado en 2013, que resulta distinto en la producción del grupo, ya que surgió de un proceso creativo que sus integrantes nunca habían hecho antes en sus cuatro décadas de existencia: se reunieron a improvisar durante tres días, para, dentro de ese proceso, grabar y escribir lo que sería el disco, titulado finalmente The Rhinebeck sessions. Escuchen esas líneas de bajo:



DÓNDE OÍR

Festival de Jazz Internacional de Polanco

La fiesta que nos e pueden perder es el Festival de Jazz Internacional de Polanco, que lleva a cabo su quinta edición en el Teatro Ángela Peralta, a partir de las 16:30 horas, este sábado 18 y domingo 19 de abril. El programa del primer día está integrado por Louise Phelan, voz (Irlanda/México), Chacho Gaytán (México) Daniel Wong, piano, e Ingrid Beaujean, voz (México), David McGregor, guitarra (Escocia) y la Calacas Jazz Band (México). Al día siguiente estarán Arnaldo Freire, guitarra (Brasil), SHO Trío (México), Pila Seca (San Miguel de Allende), Orquesta Nacional de Jazz (México), Los Sonex (Veracruz, México) y Pablo Prieto Band (México), con Alex Mercado al piano, en un muy interesante homenaje a Brubeck, con si obra menos conocida.

Los boletos se venden en la taquilla del teatro (Aristóteles esq. Luis G. Urbina, parque Lincoln) y el día del evento costarán $200 pesos.
X Aniversario del Zinco Jazz Club.

El tiempo vuela: este sótano emblemático de la escena capitalina del jazz llega ya a su primera década de vida y para celebrarlo presenta a su grupo de casa: la Zinco Jazz Band, que bajo la batuta de Christian Bernard incorpora las voces invitadas de Dannah Garay, Jenny Beaujean y Rodolfo Vera. El primer set comienza en punto de las 21:00 horas, por si quieren seguir la fiesta después de ir al Ángela Peralta.

La cita es en Motolinía 20, Centro.

También lee: