Bajío

¿Se acabó el boom industrial en el Bajío?

La industria manufacturera creció 4.2 por ciento en Guanajuato, 1.2 en Querétaro, mientras que en San Luis Potosí el incremento anual fue de 2.6 por ciento; cifras positivas pero inferiores al dinamismo de los años previos.

La actividad industrial en el Bajío, particularmente la industria manufacturera, es el caballito de batalla del progreso económico de la región. Mientras que en las cifras nacionales la industria de la transformación representa una sexta parte de la producción, en la parte central del país representa casi un tercio de su economía.

Industria química, alimentaria, electrónica y de transporte son los sectores más representativos que crearon la atmósfera de crecimiento industrial, especialmente después de la crisis subprime.

Entre el año 2010 y 2015 la industria manufacturera creció a una tasa promedio anual de 7.7 por ciento en Guanajuato, 8.4 en Querétaro y 5.3 por ciento en San Luis Potosí; la inversión extranjera directa explica parte importante de dicho crecimiento.

En esos cinco años el flujo de nuevas inversiones provenientes del exterior alcanzó nueve mil millones de dólares, de un total de 18 mil millones contabilizados entre 1999 y 2015. En las entidades potosina y guanajuatense la mayor parte de la inversión se dio en el último quinquenio.

Como consecuencia, el flujo de divisas permeó a toda la gama del sector industrial: construcción, generación y distribución de energéticos; sin duda alguna, también al sector servicios. Buen panorama económico si hacemos corte en el año 2015.

Para 2016 la película se muestra un poco diferente. De acuerdo con nuestras estimaciones, la industria manufacturera creció 4.2 por ciento en Guanajuato, 1.2 en Querétaro, mientras que en San Luis Potosí el incremento anual fue de 2.6 por ciento; cifras positivas pero inferiores al dinamismo de los años previos.

¿Este comportamiento es de carácter cíclico o es un punto de inflexión en la estructura económica? En una y otra dirección hay argumentos.

Coyunturalmente, por la integración del Bajío en el comercio internacional, durante 2016 el crecimiento económico mundial fue uno de los más bajos desde la crisis hipotecaria, con una tasa de incremento anual de 2 por ciento. Una tendencia similar se observó en el intercambio de bienes y servicios, así como en los flujos de capitales.

Para este año se espera una mejoría en el crecimiento económico mundial, especialmente en Estados Unidos, país con el que tenemos una relevante integración comercial.

Es precisamente en la integración con el país vecino del norte donde el cambio puede ser estructural. Dependiendo de los resultados de la renegociación del TLC, puede haber incentivos para modificar (no eliminar) las cadenas globales de valor, la inversión extranjera y el crecimiento regional. La cuestión es ¿estamos en pausa o entramos en una nueva dinámica de industrialización en el Bajío? ¿Qué opina usted?

*Director General de Forecastim SC y editor de la revista Triángulo Industrial Bajío.
rtrejo@forecastim.mx

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