Bajío

La persona detrás del emprendimiento

Los emprendedores tienen cierta tendencia a sobrevaluar la posibilidad de que ocurran sucesos positivos y subestimar los negativos, a lo que llamamos sesgo optimista.

Para que se genere una nueva empresa es necesario el encuentro de dos elementos: la oportunidad de negocio y la persona emprendedora.

Se habla mucho sobre que el emprendedor es un visionario innovador, persistente y comprometido; y muchas otras características positivas que llegan a equipararlo a un héroe.

Sin embargo, como cualquier ser humano hay que observar que también existen limitaciones que a veces influencian las decisiones que toma el emprendedor en relación a estos negocios.

Estos sesgos cognitivos han sido estudiados en muestras diversas de empresarios y sirven de alerta a aquellos que buscan el éxito en sus empresas.

Por ejemplo, los emprendedores tienen cierta tendencia a sobrevaluar la posibilidad de que ocurran sucesos positivos y subestimar los negativos, a lo que llamamos sesgo optimista.

De acuerdo con el reconocido investigador Daniel Kahneman, siempre que los individuos de manera voluntaria asumen riesgos significativos, como es el caso de una persona emprendiendo un nuevo negocio, el sesgo optimista juega un rol, a veces dominante.

De ahí la importancia de establecer metas bastante específicas y medibles. Dar seguimiento a los objetivos de manera puntual y honesta, ayuda al emprendedor a enfrentarse con sus éxitos y fracasos. Parece sencillo, y lo es, aun así encontramos muchos empresarios que se rehúsan a establecer metas por el miedo de no lograrlas y se engañan diciéndose a sí mismos y a los demás que está todo bien.

Otra manifestación del sesgo optimista es una tendencia a subestimar la duración, costo y riesgo de los proyectos, aun teniendo experiencia previa en los mismos.

Algunas investigaciones indican que las empresas basadas en internet suelen necesitar dos o tres veces más tiempo para desarrollarse que lo estimado por sus fundadores. Sin duda, cuanto más innovador es el negocio, más difícil es estimar los recursos necesarios, por lo que es mejor pecar de exceso de cuidado que de optimismo.

Uno podría pensar que un emprendedor bien informado, evitaría los riesgos mencionados anteriormente y tomaría decisiones acertadas en relación a su negocio. Sin embargo, es importante mencionar que el mismo también se puede dejar afectar por lo que llamamos sesgo confirmatorio, es decir, desconsiderar evidencia contraria a las creencias de uno.

Los emprendedores enamorados de sus negocios tienen a buscar, interpretar y recordar sólo la información que valida sus ideas. En este sentido, un mentor externo puede ser de gran apoyo, ya que al no estar directamente involucrado con el negocio es capaz de analizar la información de manera más objetiva.

Una empresa nace de un conjunto de decisiones que toma el emprendedor en relación al aprovechamiento de una oportunidad de negocios. La medida en que estas decisiones son acertadas determina el éxito futuro del emprendimiento.

*Directora del departamento de Administración y Emprendimiento del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro. rdiegoli@itesm.mx

También lee: