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Rally del Golfo al Pacífico: Así se vive una competencia de regularidad

Recorrimos más de 1,000 km entre Veracruz a Acapulco en uno de los rallies de regularidad de mayor tradición en México. Celebramos con dos victorias por categoría y un subcampeonato.

Miércoles, 7 AM. Llegamos a la oficina con una maleta llena de ropa, nervios y emoción. Será nuestro segundo Rally del Golfo al Pacífico. Nuestro antecedente es que la tripulación de Carlos y Laura lograron ganar el Rally Acapulco en 2021 y quedar terceros en el Golfo al Pacífico, pues se celebraron durante los mismos días y en rutas mezcladas. Este año las dos competencias no estuvieron juntas, pero hubo expectativa por ver si el nuevo equipo podía repetir la hazaña en el rally más exigente de ambos.

Hubo preparativos días antes, como alistar el Audi RS3 con el que competimos, instalar los viniles que convertían a esta bestia alemana de 400 caballos en una herramienta de competición con precisión quirúrgica, y, por supuesto, hacer una revisión a detalle del auto en un taller especializado afiliado a la plataforma CarKer. Con ellos trabajamos para agendar un taller cercano a nuestra ubicación y asegurarnos que cada uno de los detalles estuvieran listos para llevar a “La Rana René” al límite y con confianza de su estado mecánico.

Durante la revisión de más de 70 puntos del auto, sólo una llanta desbalanceada y liquido anticongelante con pérdida de eficiencia fueron detectados, por lo que todo se arregló con un balanceo y reemplazando el líquido por el anticongelante: Prestone. Aprovechamos parea rellenar el deposito del líquido limpiaparabrisas con Bug Wash del mismo fabricante para evitar problemas de visibilidad en carretera y poder estar tranquilos y concentrados durante la carrera.

La aventura comienza temprano con un viaje al puerto de Veracruz que nos dejó disfrutar de la versatilidad de la suspensión adaptable del Audi, donde inicia la competencia. Ya en el hotel sede, cumplimos con la revisión de seguridad, los últimos pasos de nuestro registro y nos alistamos para las actividades de los próximos cuatro días. Si bien las velocidades promedio de nuestras pruebas reguladas rondaban los 50-100 km/h, no alcanzan a reflejar la intensidad de la competencia. Hay un fuerte grado de especialización de las tripulaciones, que son divididas en categorías de acuerdo a las características de los autos, desde autos vintage, hasta deportivos y turismos modernos como el nuestro. Las primeras horas sirvieron para asegurar el funcionamiento de nuestro equipo y también para tomarle “la medida” al RS3. La explosividad del cinco cilindros funcionaría bien al final de la jornada en la prueba en pista, pero requería mucha sensibilidad para hacer variaciones de velocidad de un kilómetro por hora hacia arriba o abajo con total precisión. Los rallies de regularidad exigen mucha confianza y comunicación entre las tripulaciones. Porque las ejecuciones del piloto y copiloto deben ser milimétricas, haber mucha flexibilidad para resolver las circunstancias y sorpresas propias de trabajar con sistemas inalámbricos y tecnología, y también para mantener la calma en momentos de exigencia y estrés.

Nuestro primer día de competencia terminó con una etapa de velocidad en el autódromo Miguel E. Abed en Amozoc, Puebla, donde pudimos maravillarnos con el manejo quirúrgico que ofrece el RS3. Acelera con total decisión, los frenos resisten muy bien a la fatiga y sobre todo el sistema quattro de nueva generación permite lograr el balance de un auto de tracción trasera cuando así se le exige, con la efectividad de la tracción en las cuatro ruedas. El día dos hay que entrar al auto con anticipación, calibrar los sistemas y confirmar que todo funciona correctamente. En esta jornada es donde se concentran la mayor cantidad de pruebas, entre regularidades, etapas limitadas de velocidad promedio, y también algunas pruebas de velocidad como kilómetros de aceleración a fondo y slalom.

En las zonas montañosas nos encontramos con algunos problemas de conectividad de las antenas GPS que nos empujaron fuera de nuestra zona de confort y tuvimos que aprender en minutos a calcular “a la vieja usanza” en tramos de regularidad solamente con odómetro y cronómetro, las referencias físicas en la carretera y el tiempo exacto por el que debíamos pasar por cada una. Aquí es donde el anticongelante Prestone salió a lucir, pues ante las altas temperaturas y ritmos bajos de velocidad, pero con elevadas revoluciones, el motor jamás sufrió. Las temperaturas en carretera, la exigencia en las etapas de velocidad y también una jornada de más de nueve horas continuas son extenuantes para cualquier auto y tripulación.

Suena Luis Miguel en nuestra cabeza mientras recorremos los últimos cientos de metros rumbo al centro de convenciones en Acapulco. Atrás dejamos más de un millar de kilómetros, dos jornadas de pruebas de mucha exigencia y que nos dejaron el conocimiento de un auto como pocas veces se experimenta. Al final, nos llevamos las sorpresas más agradables: en apenas nuestro segundo rally en la vida, ganamos primer lugar de nuestra categoría y también en las pruebas especiales de la misma, además de un delicioso segundo lugar general que nos coloca un puesto por encima de nuestros resultados del año pasado en este mismo rally y nos pone a 365 días de preparación para volver a intentar esta victoria en 2023.

Cerramos una experiencia que nos trajo numerosos amigos, cinco días de pláticas apasionadas sobre autos, conocer las carreteras de nuestro país de una manera diferente y un vínculo muy profundo con uno de los deportivos más impresionantes que hay en el mercado actualmente.Volvimos a entrar a la plataforma de CarKer, hicimos cita para una revisión final y estética general el RS3, y en menos de una hora “la rana René” regresó a su estado natural. Comienza la cuenta regresiva para el Rally del Golfo al Pacífico 2023, ¿con qué auto? Ya lo veremos.

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