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Obama y Castro, un saludo histórico en el homenaje a Mandela


 
Reuters
 
JOHANNESBURGO.- El presidente estadounidense, Barack Obama, dio el martes un apretón de manos al cubano Raúl Castro durante una ceremonia en memoria de Nelson Mandela, un raro gesto de aproximación entre los líderes de dos países enemistados desde hace más de medio siglo.
 
Con el mensaje de reconciliación de Mandela marcando el tono de la ceremonia, Castro sonrió cuando Obama le estrechó la mano al dirigirse al podio para pronunciar un discurso en honor del ex presidente sudafricano muerto el jueves a los 95 años.
 
En su discurso, Obama reprendió a los líderes que expresaron solidaridad con la lucha de Mandela contra la opresión, pero no toleran la libertad en sus propios países.
 
"Hay muchos de nosotros que alegremente abrazamos el legado de reconciliación racial de Madiba, pero resistimos apasionadamente incluso reformas modestas que podrían desafiar la pobreza crónica y la creciente desigualdad", dijo Obama usando el nombre tribal de Mandela.
 
"Hay demasiados líderes que declaran solidaridad con la lucha por la libertad de Madiba, pero no toleran el disenso de su propio pueblo", agregó.
 
Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos están congeladas desde poco después de la revolución liderada en 1959 por Fidel Castro, el hermano de Raúl. Washington ha mantenido sanciones económicas sobre la isla de gobierno comunista por más de medio siglo.
 
Miles de personas bailaron y cantaron durante horas bajo la lluvia que bañó el estadio Soccer City de Johannesburgo, donde Mandela fue recibido tras salir de la prisión en 1990 y hasta donde llegaron el martes unas 90 personalidades de todo el mundo para rendir tributo a Mandela.
 
La multitud emitió un fuerte rugido cuando Obama tomó su asiento y abucheó al presidente sudafricano Jacob Zuma. El líder de Zimbabue Robert Mugabe también fue recibido con un cálido aplauso.
 
El funeral coincide con el Día de los Derechos Humanos y es el acto central de una semana de duelo en honor del estadista admirado a nivel mundial.
 
Pese al mal tiempo, el ambiente en el estadio era de alegría y celebración, parecido al que hubo durante la inauguración del Mundial de 2010 que enfrentó a Sudáfrica y México.
 
Blancos y negros con banderas bailaban, tocaban "vuvuzelas" y cantaban himnos de la larga lucha contra el apartheid.
 
"Estuve aquí en 1990 cuando Mandela fue liberado y estoy aquí de nuevo para decirle adiós", dijo Beauty Pule, de 51 años.
 
"Estoy segura de que Mandela estaba orgulloso de la Sudáfrica que ayudó a crear. No es perfecta, pero nadie es perfecto, y hemos hecho grades logros", agregó.
 
La ceremonia rindió homenaje a un símbolo global de integridad y reconciliación, confirmándolo como una de las figuras clave del siglo XX.
 
El hecho de que entre los líderes visitantes figuren algunos de países aún enemistados como Cuba y Estados Unidos agregó relevancia al homenaje.
 
Mugabe y el ex primer ministro británico Tony Blair también acudieron. Blair ha dicho que Mugabe es un dictador que debería ser derrocado. Mugabe ha llamado a Blair imperialista y una vez le dijo "vete al infierno".
 
Pero los antagonismos fueron dejados a un lado el martes para recordar la vida de quien puso su fe en la reconciliación en práctica para unir con éxito a una nación multirracial.
 
"Lo que él hizo en vida, eso es lo que está haciendo en su muerte, está uniendo a gente de todas las condiciones, de diferentes opiniones, creencias políticas, religiones", dijo Zelda la Grange, ex asistente personal de Mandela.
 
Las autoridades sudafricanas habían dicho inicialmente que el presidente iraní, Hassan Rouhani, asistiría al homenaje, planteando la posibilidad de una primera reunión cara a cara con Obama. Pero el nombre de Rouhani no estaba en la lista oficial de participantes.
 
Entre las figuras públicas presente figura la presentadora de televisión de Estados Unidos Oprah Winfrey, los cantantes Peter Gabriel y Bono, la supermodelo Naomi Campbell y el empresario Richard Branson.
 
Enormes pantallas en otros tres estadios y en un centro comercial de Johannesburgo, la ciudad más grande de Sudáfrica, retransmitieron la ceremonia a cientos de miles de personas.
 
 

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