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Adivierten de riesgos de partos por cesárea


 
Rosalía Servín Magaña
 
Pese a que la cesárea está indicada únicamente como medida de último recurso, México es el cuarto país en el mundo donde más se lleva a cabo esta cirugía.
 
El porcentaje total de nacimientos por cesáreas reportado para 2012 fue de 45.2%, que en el nivel privado alcanza hasta el 70 u 80%, cuando la OMS sugiere un porcentaje de entre 10 y 15%.
 
Más allá del abuso de este recurso, la cesárea trae consigo graves riesgos e implicaciones, que pueden ir desde hemorragias o infecciones para la madre, a insuficiencias respiratorias en los bebés.
 
Inclusive, nuevos estudios apuntan a otro tipo de afectaciones físicas y emocionales: alteraciones cerebrales, problemas de obesidad y hasta repercusiones sociales, que podrían incluso explicar en parte la violencia actual.
 
Así, el aumento en el número de cesáreas no ha producido ningún beneficio global para el bebé o la madre, pero sí está vinculado con una mayor morbi-mortalidad para ambos (doble riesgo de morbilidad materna grave y de mortalidad materna y doble riesgo de obtener pobres resultados fetales), apunta el documento alterno de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012, Evidencia para la política pública en salud, que publica el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
 
En él también se advierte de un mayor número de partos pretérmino y muerte neonatal y con acretismo placentario (adherencia anormal de la placenta a la pared uterina, que puede producir hemorragias) en el embarazo subsiguiente en aquellas mujeres con antecedente de cesárea.
 
Falta de preparación
 
De acuerdo con Samuel Karchmer Krivitzkey, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, la operación que en su momento fue salvadora de vidas, ahora se ha convertido en una práctica de la que se abusa por muchas razones, tanto médicas como sociales.
 
Médicamente el galeno explica que existen indicaciones establecidas de cuándo tendría que realizarse una cesárea, sin embargo admite que hay un sinnúmero de situaciones que ya no se respetan, debido muchas veces a que las nuevas generaciones de médicos no están entrenadas para hacer maniobras obstétricas y en vez de resolver la urgencia, recurren a la cesárea.
 
En ello coincide la Ensanut, que señala que entre las razones más mencionadas por la literatura en la práctica de esta cirugía, está el tratamiento asociado al mal uso de diferentes intervenciones médicas (como, por ejemplo, uso de oxitocina en la primera etapa del trabajo de parto, monitorización electrónica fetal de rutina, ruptura artificial de membranas).
 
También se destaca el concepto erróneo que prevalece entre los médicos, sobre el hecho de que una cesárea forzosamente predice una cesárea subsecuente. A esto se suma la falta de preparación y desarrollo de habilidades del personal de salud para ejecutar partos instrumentales con fórceps o ventosa, así como el afán de lucro de los proveedores, los incentivos económicos relacionados con las aseguradoras, y la comodidad para el personal médico y hasta de las usuarias.
 
Es precisamente este último caso el que más llama la atención. Según explica el especialista de la UNAM, ahora hay una tendencia de cesáreas por petición, donde es la propia mujer la que llega solicitando la cirugía.
 
"Por ejemplo, algunas estadísticas en Estados Unidos, donde se analizaron embarazos en mujeres, profesionistas e inclusive doctoras, revelaron que hasta el 30 o 40% de las cesáreas son por petición y esto es común en ciertos niveles sociales. La cesárea por petición es el otro lado de la moneda, lo que se necesita es encontrar el justo medio en este tipo de práctica", sostiene Karchmer.
 
Y es que, contrario a lo que se piensa, realizar una cesárea no exenta a la mujer ni al bebé de sufrir complicaciones.
 
"Mucha gente piensa que con la cesárea el recién nacido tendrá mejores condiciones al nacimiento, pero no es cierto, porque puede lesionarse al feto al momento de practicarla, puede sacarse un niño prematuro, tener problemas relacionados con la respiración (el más común es la aspiración de líquido amniótico), etcétera; es decir, la intervención no es inocua", advierte el especialista, quien enfatiza que los riesgos también van relacionados con las condiciones hospitalarias y preparación médica.
 
Comenta que en hospitales que tienen los recursos adecuados con cirujano, anestesiólogo, quirófano con todos los elementos para resolver complicaciones, la mortalidad no es muy común, pero lamentablemente nuestro país es tan diverso, que no todos los lugares (especialmente los apartados), cuentan con lo necesario para resolver emergencias, a veces ni de traslado.
 

[Elaborado por El Financiero]
 
 
Problema social
 
El hecho es que para los expertos, en el momento en que se abre un vientre, hay posibilidades de hemorragia, de infecciones y hasta de muerte para la madre, riesgos respecto de los cuales el niño no está exento.
 
Pero lejos de ser un problema específico de la mamá y el bebé, esta situación está convirtiéndose en un problema social, por todas las implicaciones que tiene a nivel de salud física y mental, que son bastantes, explica en entrevista Laura Rocha Mercado, partera y profesora de gineco-obstetricia en la Escuela de Enfermería de la Universidad Panamericana (UP).
 
"Se trata de una cirugía mayor, que implica entre dos y tres veces mayor riesgo de enfermar o morir, que en un parto normal, supone riesgo para la mamá, el bebé y el sistema de salud en cuestión de estadísticas y costos. Los riesgos más importantes los tenemos bien identificados: las infecciones, hemorragias, daños a algunos tendones cercanos al útero y la insuficiencia respiratoria del bebé al no pasar por el canal de parto, pero ahora se están estudiando implicaciones hasta emocionales", dice.
 
Explica que además de que se ha estudiado el estrés que se puede generar en el bebé, al ser separado de su madre, también se han visto implicaciones a nivel cerebral, al menos en estudios con mamíferos.
 
Tal es el caso de una investigación española, que se realiza en conjunto con la Universidad de Yale, en la cual se observó que al producto que nacía por cesárea se le veía una menor cantidad de ciertas proteínas que secreta el hipocampo en el cerebro, las cuales afectan a los ácidos grasos y éstos a su vez las condiciones neuronales.
 
"Lo que se observó aquí es que al que nació por cesárea se le veía una menor cantidad de proteínas, lo que supuso menor cantidad de neuronas, más pequeñas y menos conexiones neuronales, lo que se ve reflejado en alteraciones de la memoria y de la conducta. Esto fue en animales mamíferos, pero quizá si se estudiara en los humanos, la situación no sería distinta", afirma la académica de la UP.
 
También comenta que cuando se va a dar a luz a un bebé, se secretan una serie de hormonas que, cuando se realizan cesáreas, dejan de producirse, como es el caso de la oxitocina, que es considerada la hormona del amor.
 
"Cada vez que nos sometemos a una cesárea, las mujeres somos menos capaces de producir este y otro tipo de hormonas. Tenemos que pensar ¿cuál es la implicación social? ¿Qué va a pasar en tres o cuatro generaciones? Es cuando nos preguntamos en dónde nace la violencia, quizá podríamos contribuir a resolver muchas de las situaciones sociales que estamos viviendo hoy en día."
 
Por otra parte, existen investigaciones publicadas en torno a la relación del nacimiento por cesárea con la obesidad. El Archive of Childhood Diseases, por ejemplo, encontró que los niños nacidos por cesárea presentaron el doble de obesidad a los tres años de nacidos que los nacidos vía vaginal; es decir 15.7%, respecto al 7.5% que nació vía vaginal.
 
En otro estudio recientemente publicado en Journal of Biosciences se encontró que la microbiota intestinal (un nuevo factor implicado en la regulación del peso corporal y las enfermedades asociadas a la obesidad, dada su influencia en las funciones metabólicas) de los infantes nacidos por cesárea estuvo caracterizada por ausencia de bifidobacterias, consideradas de ayuda en la digestión.
 
Pero sean cuales sean las implicaciones de esta cirugía, el hecho es que para los especialistas, la disminución de su práctica en los casos innecesarios debe ser una acción prioritaria en todas las instituciones de salud del país.
 

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