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El ímpetu de un voleibolista mexicano lo lleva hasta Chipre

Gracias a su perseverancia e inquebrantable disciplina, el voleibolista mexicano Daniel Vargas ya tiene un lugar en Europa, en la liga de Chipre. "En México hay talento y podemos pelear con las potencias que dominan el deporte”, dice el atleta. 

La vida tiene episodios que muestran el camino, pero hay guiños del destino que no deben rechazarse; situación por la que pasó Daniel Vargas, voleibolista mexicano, quien comenzó a practicar deporte a temprana edad, donde sus padres fueron pieza importante para realizar también otras disciplinas físicas como karate, natación, futbol y tenis.

Atraído por las matemáticas y la física, siguió el llamado de sus genes y estudió ingeniería eléctrica, sin hacer de lado el ejercicio, que inculcó en él virtudes como disciplina y responsabilidad.

"No sirve de nada estudiar álgebra por dos semanas y olvidarla un mes. Es lo mismo con el deporte, debes dedicarte y hacer muchos sacrificios", asegura Daniel.

En 2011, su esfuerzo lo llevó a conseguir, durante la Universiada Nacional en Toluca, Estado de México, dos medallas en diferentes disciplinas: tenis y voleibol, que se desarrollaban a la par. El participante en tres Universiades mundiales (2007, 2011, 2013), se desempolvaba la arcilla después de tres horas de partido y corría a la duela para los encuentros de voleibol.

El resultado fue una medalla de plata con el balón, y bronce con la raqueta en individual, situación que parece extraña para una persona que aprendió a jugar en una pared sin tener nunca un entrenador que lo guiara, y a pesar de ello, consiguió cinco preseas nacionales en el deporte blanco.

"En ese mismo año comencé a jugar con la Selección nacional mayor en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, situación que fue difícil, ya que estaba presente la inquietud de trabajar en mi área de estudio, pero el deporte de alto rendimiento demanda periodos de preparación muy largos, no puedes tener un trabajo de manera estable", comenta el voleibolista. 

Después de esa experiencia, la actividad académica continuó de forma conjunta al deporte. Fue en este año que ocurrió una situación especial que lo hizo cambiar su perspectiva profesional.

"Daba por hecho que iba a dejar el voleibol después de la segunda fecha de la liga mundial (Túnez), pero no contaba con ganar una medalla de oro en el Premundial y no pasaba por mi mente que calificaríamos al Mundial. De ahí la historia se modificó y me hizo replantear metas y objetivos", platica.

El trabajo lo llevó a conseguir resultados como estar dentro de los primeros 15 mayores puntuadores del certamen de entre 257 jugadores registrados, y ese despunte lo llevó a colocarse en Europa.

"La recomendación final fue de un compañero, la dedicación dio resultados, y estoy a unos días de empezar la temporada en la liga de Chipre con el equipo Anagennisi Deryneias", señala Vargas.

"Me incliné por el voleibol porque hay más apoyo y me fue más fácil destacar. El tenis es un deporte donde hay que invertirle mucho dinero y no hay las condiciones necesarias para crear un semillero. En México tenemos talento y podemos pelear con las potencias internacionales que dominan el deporte".

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