After Office

¿Quién teme a Blanca Guerra?

“Virginia se daba cuenta de la falta de oportunidades para las mujeres, especialmente en el arte, por eso su aportación es invaluable”, asegura la actriz Blanca Guerra, quien acaba de concluir la temporada de la obra "¿Quién teme a Virginia Woolf?".

El equilibrio entre el mundo racional e irracional, como un anhelo de su propia vida, marcada por la genialidad y la locura, definen la obra de Virginia Woolf, a quien el dramaturgo Edward Albee convirtió en símbolo de una de sus obras más exitosas: ¿Quién teme a Virginia Woolf?, estrenada en Nueva York en 1962 y llevada al cine, con Liz Taylor (Oscar por mejor actuación) y Richard Burton como protagonistas en 1966.

Ya en la realidad, tras concluir la temporada de la pieza teatral de Albee en el Foro Chapultepec, lejos de su argumento que ventila los problemas, las soledades de Martha y George (personajes principales de la pieza), ¿qué opinión le merece a Blanca Guerra la obra de Virginia Woolf?

"El asunto central de la obra es quién teme a la realidad, porque en la obra de Woolf, en el ámbito académico y de la literatura, siempre abordaba el miedo a la realidad", explica la artista, de grandes alcances, quien interpretó a una atormentada mujer que ha creado con su esposo una vida de mentiras, a veces violentas. Ya en el lado de acá, en el cotidiano, Blanca se desmarca no sólo de la Woolf, de Albee y de Martha, se protege de la ficción.

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"Somos personas antes que actores, la ficción se queda en el escenario, y lo demás es todo lo cotidiano lo que te duele, lo que te hace feliz", dice.

Nacida en el seno de una familia de intelectuales, en la que había dos varones, además del padre, Woolf fue quizá una mujer privilegiada. Formó parte del Círculo Bloomsbury, que integraron su marido Leonard Sidney Woolf, el novelista E. M. Foster, el economista John Maynard Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, entre otros.

Fue pionera en la reflexión sobre el papel de la mujer no sólo en el ámbito social; también en el artístico. "Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si desea escribir ficción", escribió en su ensayo de 1929, Una habitación propia. Ése es el aspecto que más atrae a la actriz mexicana. "Es una lectura obligatoria para todas las mujeres. Sus ensayos y conferencias nos son indispensables".

Woolf se suicidó en 1941. "Sus circunstancias familiares obviamente la llevaron a escribir, pero creo que la determinaron sus preocupaciones íntimas, su parte más humana, más contradictoria", afirma Guerra.
El entorno la definió como una de las escritoras inglesas más influyentes del siglo, subraya.

"Hay que tomar en cuenta las desventajas que afrontaban las mujeres en esos tiempos, las que estaban presentes en sus obras. Fue una pieza clave en el reconocimiento al talento femenino. Hoy hemos avanzado mucho en ese sentido", advierte.

La presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas nota esos avances en las posibilidades que tienen ahora las mujeres para acceder a una mejor educación, desde los niveles básicos, hasta doctorados y posiciones de mando en muchas empresas.

"Creo que el feminismo se basa en gran parte en sus ideas. Puede ser que ella no haya padecido tanto la desigualdad: era una intelectual, escritora reconocida, se movía en un círculo más equitativo, tal vez. Pero se daba cuenta de las grandes diferencias, la falta de oportunidades para las mujeres en todos los ámbitos y especialmente en el arte y la cultura, por eso creo que su aportación es invaluable", destaca.

En un lugar se juntan las posturas de Virgina Woolf con las de la actriz. Ese lugar se llama arte: "El estar cerca de él me ha dado tantas gratificaciones y me ha satisfecho tanto a nivel intelectual y espiritual, que es lo que recomiendo y por lo que peleo: que todos tengamos acceso a expresiones artísticas".

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