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Un sueño 'patriota' que podría opacarse

Robert Kraft cumplió su sueño de comprar a los Patriotas de Nueva Inglaterra y los convirtió en el segundo equipo más ganador de la NFL.

A Robert Kraft le costó 23 años convertir a los Patriotas de Nueva Inglaterra en la segunda franquicia más ganadora de la historia de la NFL –junto con Dallas y San Francisco–, al sumar cinco trofeos Vince Lombardi, uno menos que Pittsburgh.

Su impacto llegó hasta México. Según un estudio realizado por la oficina de la NFL en 2012, es el tercer equipo con más aficionados en México, con el 7.35 por ciento de las preferencias, sólo por detrás de Dallas (11.52%) y Acereros (13.85%). Oakland –su rival del próximo domingo en el Estadio Azteca– es el sexto más popular (5.27%).

Kraft siempre fue un fanático del futbol americano. Era corredor de la Universidad de Columbia –en la que estudiaba la licenciatura en Negocios–, pero su carrera se truncó debido a una lesión en la rodilla cuando vivía su temporada de novato en 1959. Ese año también nació su pasión por los Patriotas.

Asistía religiosamente cada 15 días a ver al equipo en sus partidos de local. Primero en el estadio de la Universidad de Harvard, luego en el Fenway Park y finalmente en el Nickerson Field. Cuando en 1974 el equipo se cambió al Foxboro Stadium, compró boletos para toda la temporada para él y sus padres. Desde entonces no ha faltado a un encuentro en su casa.

Fue una época difícil como aficionado. Los Patriotas sólo avanzaron cinco veces a la postemporada hasta 1993 y sólo disputaron un Super Bowl –el XX, que perdieron 46-10 ante los Osos de Chicago de Mike Ditka–. Al tiempo, Kraft concluyó la carrera en Negocios, cursó y terminó la maestría en Administración de Empresas en Harvard y se hizo propietario de Forest Groups y Whitney Group, compañías que comercializan madera y papel.

Quiso comprar al equipo en dos ocasiones en los 80. Fracasó, pero no se dio por vencido. Chuck Sullivan –entonces propietario de los Patriotas– hipotecó el Foxboro Stadium para financiar la gira de 1984 de los Jackson's Five, grupo del que Michael Jackson era la estrella. Fue un desastre financiero para él. Kraft, quien esperaba esa oportunidad, compró el inmueble y firmó un contrato de arrendamiento para que el equipo jugara ahí hasta la temporada 2001.

Sullivan tuvo que vender a la franquicia a Victor Klam en 1988, quien a su vez la cedió cuatro años después a James Orthwein, quien buscaba mudarla a San Luis. Para ello le ofreció 75 millones de dólares de indemnización a Kraft para que terminara el contrato de arrendamiento del estadio y pudiera cambiar al equipo. Robert pensó la oferta algunos días, pero concluyó que no podía aceptarla. Presentó una contra oferta por 172 millones de dólares y Orthwein aceptó la propuesta.
Actualmente el equipo vale 3 mil 700 mdd y es el segundo más valioso de la NFL, sólo por detrás de Dallas (4 mil 800 mdd).

Kraft hizo una campaña en los medios de comunicación para prometerle a los fanáticos que formaría un equipo campeón. Mantuvo a Bill Parcells como head coach, quien los llevó a disputar el Super Bowl XXXI ante Green Bay, que perdieron 35-21. Posteriormente trajo a Pete Carroll –hoy entrenador en jefe de Seattle– a ocupar el cargo (1998) y finalmente a Bill Bellichick (2001), quien entonces sólo había tenido un intrascendente paso con los Cafés de Cleveland.

Fue una decisión acertada. Desde la llegada de Bellichick en el puesto han avanzado en 18 ocasiones a playoffs y disputado siete Super Bowl. Actualmente no hay ningún equipo que haya mantenido tanto tiempo a su entrenador en el cargo y que haya llegado tantas veces a la postemporada.

El empresario se ha convertido en uno de los más exitosos en materia deportiva. Fue promotor del Mundial de Estados Unidos 1994 y, para la edición 2026 fue nombrado como presidente honorario de la candidatura conjunta de su país con Canadá y México. Desde 1995 es propietario del New England Revolution, de la MLS, y en 2001 construyó –al lado del antiguo Foxboro– el estadio Gillette, el primero complejo deportivo en Boston.

Kraft fue señalado por The Guardian de estar involucrado en los Paradise Papers. El diario lo acusa de crear una empresa en la isla Bermuda para no pagar impuestos de sus compañías comercializadoras de papel y madera, lo cual negó a través de un portavoz. Dijo que se ha apegado a la ley de la nación, que le permite no pagar impuestos a cambio de dar una cuota anual.

El joven que una vez soñó con comprar una franquicia vive sus sueños, aunque podrían ensombrecerse si las acusaciones del rotativo inglés son ciertas.

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