After Office

Un blues para la reina

Luchó contra la la disfonía espasmódica con técnica vocal hasta que no pudo más, enía 16 disco grabados y 62 años cuando su corazón paró. Betsy Pecanins fue velada el martes en la Ciudad de México.

Ella toda fue una canción de blues. Dolor sublimado en música. Resistencia. Beligerancia gentil. Betsy Pecanins, la voz, cesó por fin su lucha a muerte contra el cuerpo.

Ese frágil instrumento en el que depositó su ser: el arte. Un instrumento que también perdió: la disfonía espasmódica -un mal neurológico- tensó sus cuerdas poco a poco, con periodos de total mutismo, hasta acabar con su brillo. Pero no logró acallarla, ni opacó lo que de verdadero tuvo su canto, que se tornó más profundo, más imperfecto y por ello más sublime.

"Casi me muero de tristeza", dijo en una entrevista con El Debate al recordar la noticia de su diagnóstico. Había padecido la enfermedad por muchos años, combatiéndola con técnica vocal. "Hasta que ya fue muy difícil".

Sobrevino el silencio. Pero al cabo de tres años, en 2013, volvió a los escenarios de clubes pequeños con una propuesta que la pintaba entera: Ave Phoenix. Hilvanó en ella sólo piezas que había compuesto en aquella laguna.

La cantante que había recorrido los caminos del blues, el jazz, el ranchero y la canción contemporánea junto a las más importantes orquestas y batutas como la de Eduardo Díaz Muñoz, encontró, según sus palabras, una nueva manera de presentarse al público.

Retornó a lo íntimo, a lo que aprendió desde aquellos años 70, los primeros de su trayectoria.

La voz de Betsy brotó, una vez más, de una grieta muy honda. Y volvió a conquistar el Teatro de la Ciudad. Tras enterarse de su fallecimiento, otro gran bluesero, Guillermo Briseño -autor de Ni más mi menos, que
Betsy grabó en el disco Ésta que habita mi cuerpo, con letras de Javier Sicilia, David Huerta y Carmen Boullosa- llama la atención sobre el carácter incomprendido de su música. "El rock en México nunca supo qué hacer con ella y probablemente nunca lo sabrá. Pero tiene grandes momentos rocanroleros".

"Ella elevó el blues que se hacía en este país hacia la poesía", destaca el periodista Ernesto Márquez "Por eso trabajó con gente como José Cruz - de Real de Catorce-, Guillermo Briseño, Jaime López, Marcial Alejandro, o Federico Álvarez del Toro. Siempre se rodeó de buenos compositores".

Tenía 16 disco grabados y 62 años cuando su corazón paró. Sus restos fueron velados una funeraria de en la Ciudad de México. Y aunque incomprendida, la admiración de la gente llevó ayer su nombre al altar de los trending topics de Twitter.

"Descansa con justicia para su historia de dolores", comenta Briseño. "Contradijo el dolor todo lo que pudo con una fuerza de voluntad y un talento adorable".

También lee: