After Office

Tony Romo, una estrella que no ha logrado brillar

El vacío que dejó Troy Aikman en los Vaqueros de Dallas no ha sido llenado por Tony Romo, pese a que el mariscal de campo descendiente de una familia mexicana lo supera en la mayoría de rubros.

El 25 de diciembre de 1995 los Vaqueros de Dallas terminaban la temporada regular con una victoria de 37-13 sobre los Cardenales de Arizona y finalizaban con marca de 12-4. Un mes después, el 28 de enero de 1996, la franquicia texana levantaba el quinto y último trofeo Vince Lombardi de su historia (27-17 ante los Acereros de Pittsburgh), el tercero de aquella década, en su octava aparición en un Super Bowl.

Veinte años después, a falta de tres semanas para el cierre de la campaña 2015, el equipo propiedad de Jerry Jones ocupa el último lugar de la división Este de la Conferencia Nacional con un registro de 4-9, y perdió cualquier posibilidad de clasificar a la postemporada tras ser derrotado por los Empacadores de Green Bay 28-7 apenas el domingo pasado.

El mariscal de campo Troy Aikman llegó a Dallas para la campaña 1989 y debutó inmediatamente en la NFL con tan sólo 22 años. Aunque batalló las primeras dos temporadas, a la tercera clasificó a sus primeros playoffs y consiguió el primero de sus tres anillos de campeón; en 12 campañas en los controles llevó al conjunto de la estrella solitaria a la postemporadas en ocho ocasiones.

Aquel último fin de semana de enero hace dos décadas, un joven de 15 años, Antonio Ramiro (Tony) Romo, veía por televisión cómo los Vaqueros celebraban el título en el Sun Devil Stadium de Arizona, aún sin conocer que algún día se convertiría en uno de los 14 quarterbacks titulares que han tratado de ocupar el vacío que dejó Aikman tras su retiro en el 2000.

Si se comparan los números de Romo con los de Aikman, inducido al Salón de la Fama en 2006, el jugador descendiente de una familia mexicana lo supera en la mayoría de rubros. Sin embargo, fue hasta su cuarto año con el equipo que se hizo de la titularidad y, desde entonces, sólo ha disputado los playoffs en 2006, 2007, 2009 y 2014, con desastrosas eliminaciones y una marca de dos ganados, cuatro perdidos.

La presión para el mejor pagado de los Vaqueros y número 10 de toda la liga según Forbes (22 millones de dólares) es cada vez mayor, ante la ausencia de buenos resultados y, más aún, tras lesionarse dos veces la clavícula izquierda esta temporada, y por segunda ocasión en su carrera.

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