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Tenis mexicano, contra la red

El tenis mexicano varonil no ha tenido buenos resultados en las últimas décadas por la desorganización de federativos, entrenadores y jugadores. 

Los últimos grandes triunfos de México en la Copa Davis se dieron en 1986 y 1987. En la primera de aquellas ediciones, el equipo comandado por Leonardo Lavalle venció 3-2 en octavos de final del Grupo Mundial a Alemania, que contaba con Boris Becker como su principal figura; en la segunda, derrotó en la misma instancia a Gran Bretaña.

Más de 30 años después, el cuadro nacional se encuentra alejado de los mejores 16 países del orbe, en el Grupo II de la Zona Americana, mientras que en el ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) de singles, el mexicano mejor ubicado es Manuel Sánchez en el lugar 629.

"El tenis mexicano nunca tuvo una escuela. Fue producto de buenos jugadores que generaron una inercia positiva para las generaciones que le siguieron. Pero ni la Federación Mexicana de Tenis (FMT), escuelas o academias, como sucedió en España, Argentina o Francia, fueron responsables de este fenómeno", señala Fernando Segal, director nacional de tenis de la FMT entre 2009 y 2016.

Santiago González –número 28 del ranking mundial de dobles– explica que parte de los malos resultados se deben a que es complicado sobresalir en esta disciplina en México. Comparte que uno los factores principales es que los mejores jugadores no tienen la competencia interna suficiente para mejorar su nivel. "Eso me forzó a irme a entrenar a Argentina para perfeccionar mi nivel cuando tenía 19. Dos años después emigré a España, porque no había en el país las condiciones para que pudiera elevar mi juego".

Nicolás Pereira –ex tenista venezolano que llegó a ocupar la posición 74 del ranking de la ATP en 1996– asegura que en Sudamérica es habitual que los mejores tenistas de la región emigren a Argentina, debido a que cuenta con la infraestructura necesaria, jugadores de buen nivel, y porque Buenos Aires se encuentra a sólo 25 metros sobre el nivel del mar. "Son las condiciones ideales para practicar la disciplina".

Otro de los problemas que detecta González para que el tenis mexicano esté estancado es, precisamente, la altura de la capital. Destaca que los 2 mil 250 metros de altura sobre el nivel del mar a los que se encuentra son un problema para los tenistas, debido a que les exige un mayor despliegue físico porque la pelota bota más y eso los obliga a correr más tiempo durante los partidos. Sin embargo, en aquella victoria obtenida ante la Alemania de Becker, la serie se disputó en la Ciudad de México.

"Escuchamos las inquietudes de los tenistas, por eso es que las series de Copa Davis de los últimos años las hemos organizado en ciudades que están casi al nivel del mar. En 2015 fue en Mérida, el año siguiente en Campeche, la de este año en Guadalajara y la de 2018 se organizará en Cancún. Desafortunadamente no hemos podido ascender al Grupo I de la Zona Americana", sostiene José Antonio Flores, presidente de la FMT.

El directivo añade que la responsabilidad, al menos de los resultados en Selecciones, no sólo es de la federación nacional, sino conjunta entre las federaciones locales, escuelas y los planes de entrenamiento de jugadores y entrenadores.

"El problema es que pese a las exigencias de algunos integrantes de jugar a nivel del mar, no siempre puede ser así. Las grandes ciudades, especialmente la Ciudad de México, cuentan con las mejores instalaciones del país. Eso obliga a que algún momento los jugadores tengan que practicar ahí", apunta Flores.

Los directivos del deporte en el país tratan de impulsar a los jugadores juveniles para que el tenis mexicano vuelva a los primeros planos. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) gastó 600 mil euros para que la Academia Rafael Nadal forme a jugadores juveniles entre 11 y 14 años.

Mientras que Flores dice que la FMT mejoró los premios económicos del Torneo Chapultepec y la Copa Yucatán para que los mejores jugadores juveniles del mundo participen en estos torneos. Lo anterior beneficia a los tenistas nacionales porque se enfrentan a ellos y poco a poco incrementan su nivel de juego. Alan Rubio, quien este año disputó las versiones de límite de edad de Roland Garros, Wimbledon y el US Open, es fruto de ese proceso.

"Para que el tenis mexicano pueda repuntar necesitar crear una estructura. Ésta se construye con la capacitación de entrenadores, fisioterapeutas y el impulso a los clubes locales para que atraigan más niños y, posteriormente, sean mejor entrenados y tengan más oportunidades de triunfar", agrega Segal.

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