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Se avista una nueva invasión cubana a la MLB

La relación terminó abruptamente cuando se instaló en el poder Fidel Castro en 1959, pero ahora gracias a la nueva política del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, los equipos de las Mayores se preparan para una nueva invasión de beisbolistas cubanos.

Los equipos de las Grandes Ligas visitaban con frecuencia Cuba antes del triunfo de la Revolución, en 1959. La cercanía de la isla a tan sólo 90 millas náuticas (166 kilómetros) de Florida facilitaba el traslado para los detectores de talento que encontraron grandes peloteros.

La relación terminó abruptamente cuando se instaló en el poder Fidel Castro, pero ahora gracias a la nueva política del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, los equipos de las Mayores se preparan para una nueva invasión de beisbolistas cubanos.

El primer paso lo anunció el comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred, quien dijo estar en pláticas para poder realizar partidos de exhibición en Cuba. La intención es clara, regresar a Estados Unidos con nuevo talento.

"Es un gran mercado para nosotros en dos sentidos", dijo Manfred. "Obviamente, es un gran mercado de talento, hemos visto mucho de eso en la pretemporada. Es un país donde el beisbol forma parte de la cultura".

Los equipos ya preparan el anzuelo y tienen abierta la chequera para llevarse a los mejores prospectos. Un ejemplo de las grandes sumas de dinero que se manejan es el caso del joven de 19 años, el jugador de cuadro Yoan Moncada.

Moncada dejó la isla con el permiso del gobierno de su país y el bateador ambidiestro acaba de ser presentado con los Medias Rojas de Boston después de firmar un contrato por 31.5 millones de dólares. El gerente Ben Cherington lo describió como un segunda base natural con mucho talento.

En la temporada 2014 participaron 25 jugadores nacidos en Cuba en Grandes Ligas, entre ellos los estelares Yasiel Puig, Yoenis Céspedes y José Abreu. Estos jugadores debieron abandonar su país natal en otras condiciones, los llamados balseros que realizaban una peligrosa travesía.

En 1959, cuando los hermanos Castro llegaron al poder, había 17 jugadores cubanos en las nóminas de los 16 equipos en esa época. El gobierno cubano cortó de tajo la relación y prohibió el profesionalismo en 1961.

Desde que el habanero Estevan Bellán irrumpió en el beisbol profesional de Estados Unidos en 1871, un total de 183 peloteros nacidos en Cuba han tenido el privilegio de jugar en la mejor pelota del mundo.

Notables beisbolistas que dejaron huella, como Sandy Amorós, Julio Bécquer, Orlando Peña, Mike Cuéllar, Minnie Miñoso, Tony Taylor, Camilo Pascual, José Méndez, Cristóbal Torriente. Mención aparte merecen el lanzador Adolfo Luque, quien se coronó con los Rojos de Cincinnati (1919) y los Gigantes de Nueva York (1933), y Martín Dihigo, el único beisbolista que fue ingresado al Salón de la Fama de Estados Unidos, México, Venezuela y Cuba.

Dihigo fue conocido como El Inmortal, y al igual que a Méndez y Torriente no se le permitió jugar en las Mayores por ser negro. Un prejuicio racial quebrado en 1947, por Jackie Robinson.

Después de la revolución cubana todavía se mantuvieron en los primeros planos extraordinarios peloteros como Luis Tiant, Mike Cuéllar y Tany Pérez. Ahora será cuestión de meses para que los descendientes de estos beisbolistas vuelvan a conquistar al público estadounidense.

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