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5 razones para entender a Sabines

Encontrar las palabras precisas, el orden perfecto para entrelazarlas en una simple oración y convertirlas en poesía. Eso es precisamente lo que Jaime Sabines logró hacer. Este martes el INBA le realizará un homenaje para conmemorar 90 años de su natalicio.

"¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras me dirás que te amo? Esto es urgente porque la eternidad se nos acaba...".

Encontrar las palabras precisas, el orden perfecto para entrelazarlas en una simple oración y convertirlas en poesía. Eso es precisamente lo que el poeta chiapaneco Jaime Sabines (1926-1999) logró hacer con sus escritos.

A Sabines se le sigue releyendo y traduciendo. Con su poesía, pareciera leer lo que le falta a la realidad de todos. Él, el amoroso que nos enseñó a llorar la hermosa vida, nació un 25 de marzo de 1926, y para conmemorar 90 años de su natalicio, se llevarán a cabo algunas actividades en la capital mexicana.

A través de un lenguaje sencillo, alejado de rebuscamientos estilísticos, Sabines logró con sus construcciones poéticas lograr que pervivan en la mente del lector, gracias a la naturalidad con que están dichas las cosas. Atendiendo a esa premisa, al poeta se le recordará este martes, a las 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con el homenaje Jaime Sabines 90 años, que organiza el INBA.

Asimismo, en el Centro Cultural Elena Garro, los jueves del 31 de marzo al 21 de abril, Juan Domingo Argüelles impartirá el curso Poesía hispanoamericana de los siglos XIX y XX, donde se recordarán los aspectos más destacados de la obra de Sabines.

Las preocupaciones poéticas de Sabines, variaban. Pablo Neruda, Federico García Lorca y Juan Ramón Jiménez definieron parte de su obra escritural. Su primer libro de poesías fue Horal publicado en 1950, seguido de La señal en 1951; Adán y Eva, en 1952 y Tarumba en 1956, entre otros.

El estilo de su poesía era escrita en prosa con un lenguaje cotidiano que te hace entender sus ideas trágicas del amor y las angustias de la soledad, siendo directo con los sentimientos y creando un vínculo emocional entre sus lectores. Su padre fue una constante inspiración, por lo que le dedicó una de sus obras narrativas: Algo sobre la muerte del mayor Sabines en 1973, Nuevo recuento de poemas en 1977 y Poemas sueltos en 1983.

Recibió los premios Xavier Villaurrutia, en 1972 y el Elías Sourasky de 1982 así como recibió el Premio Nacional de Lingüística y Literatura en 1983, el Premio Nacional de Ciencias Artes en 1985. Otros importantes galardones, fueron la Presea Ciudad de México en 1991, la medalla Belisario Domínguez en 1994, otorgada por el Senado de la República, también fue nombrado Creador Emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Aquí cinco poemas en el homenaje que se le realizó el 30 de marzo de 1996, en el Palacio de Bellas Artes.

1
No es que muera de amor


2
Yo no lo sé de cierto



3
Tía Chofi


4
Te quiero a las diez de la mañana


5
Espero curarme de ti

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