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¿Necesitamos una 'escuela del dolor'? Este autor dice que sí

Arnoldo Kraus plantea en su nuevo libro, "Dolor de uno, dolor de todos", otra idea para reflexionar: la necesidad de la creación de una "escuela del dolor". Esa hipotética escuela tendría que ir en paralelo a la vida, explica en entrevista.

Lo único que puede salvar al ser humano es la ética laica, porque las éticas religiosas a priori nos separan, advierte el doctor Arnoldo Kraus, quien ha puesto sobre la mesa conceptos revolucionarios en la conducta médica como el "bien morir".

El autor de Decir adiós, decirse adiós, y Recordar a los difuntos, entre otros títulos, plantea en su nuevo libro, Dolor de uno, dolor de todos (Debate, 2015), otra idea para reflexionar: la necesidad de la creación de una "escuela del dolor".

Esa hipotética escuela tendría que ir en paralelo a la vida, explica. "Desde el útero –valga la metáfora- y posteriormente en la casa, y desde primero de primaria hasta el último año de posgrado. Enseñar materias afines a la ética, a pensar en el otro, el otro con cursivas, que es parte del discurso filosófico de Emmanuel Lévinas: el ser humano que está frente a uno, pero del cual a veces no sabemos nada".

El médico y escritor destaca la importancia de que, desde la infancia, los seres humanos conozcan otras realidades que suceden al lado. "Quizás si se leyera media hora diaria sobre la situación actual en el planeta, sobre lo que sucede con los refugiados sirios, cómo viven 900 millones de personas en el mundo que no tienen agua potable, o qué sucede con los mil 100 millones de personas que viven con menos de dos dólares al día, se crearía una conciencia que impediría seguir un curso de acontecimientos tan siniestros", advierte.

Más allá de la medicina
Título: Dolor de uno, dolor de todos
Autor: Arnoldo Kraus
Editorial: Debate
Año: 2015
Precio: $199


En la consulta médica una de las palabras recurrentes es precisamente dolor. Pero, señala Kraus, no sólo los médicos lo entienden. "Todos escuchamos de dolores importantes en gente querida, por enfermedades o por pérdidas de cualquier tipo".

E insiste en la materia de los periódicos, donde se exponen todos los días una serie de penas inmensas. "Desde la pobreza hasta los desparecidos, la prostitución infantil, los palestinos que no tienen una tierra propia. Si todo esto se insertase en una escuela del dolor hipotética, podría ser que las nuevas generaciones, ya de por sí amenazadas por tanta tecnología mal usada, se humanizaran un poquito".

¿Qué hacer, pues, con el dolor? En general, concluye Kraus, darle demasiada importancia es nocivo. "Hace personas un poco hipocondriacas, inermes, sin la fuerza suficiente para lidiar con lo que tienen que lidiar. El dolor debe confrontarse desde una perspectiva de fuerza, de vitalidad. Ver hacia adentro y aprender de las lecciones del dolor y la enfermedad, lo veo como algo positivo".

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