After Office

Música flamenca hecha en México


 
 
 
Karla Zanabria
 
 
El grupo 'La Forja' dará a conocer este domingo 25 de agosto su segunda producción discográfica, 'Como hoja al viento', a las 18 horas en el Lunario del Auditorio Nacional. De la alquimia que ha hecho posible la fusión entre el flamenco y la música tradicional mexicana, conversa con nosotros el guitarrista Daniel Rivadeneyra, director y fundador de dicha agrupación.
 
 
Integrada por cinco músicos, dos cantantes y dos bailarinas, La Forja es "la única compañía mexicana de flamenco que ha producido dos discos compactos con temas originales", afirma con orgullo Daniel Rivadeneyra (Ciudad de México, 1960). El primer disco que grabaron llevó por título Con aroma de Romero, y salió en 2007, por lo que ha transcurrido poco más de un lustro desde aquella experiencia: "Nosotros no podemos pretender que hacemos flamenco como lo harían los andaluces o los gitanos, pero sí podemos aportar algo con todo el respeto que nos merece este arte. El flamenco ha sido más bien nuestro punto de partida para entrar en esto de las fusiones. Hoy todo es fusión. Por otro lado, en La Forja tenemos la fortuna de contar con tres músicos que tocan también con Zazhil [música mexicana fusión], de manera que una idea que nos ha motivado desde siempre es la de crear música flamenca hecha en México", expresa el guitarrista, quien desde sus primeros años de vida, en el seno familiar, recibió la influencia de la música española.
 
 
—De los diez temas que 'La Forja' da a conocer en 'Como hoja al viento', ocho son originales, ¿a qué hace referencia el título del álbum?
 
 
—A nuestro origen, es una bulería que prácticamente va instrumental casi todo el tiempo y cierra con una letra de Olinka Gil La Moraita. Ha sido un proceso interesante lo que sucede ahí porque vamos del flamenco al jazz, pasamos a la música brasileña y luego de vuelta a lo mexicano, como ocurre en el tema "Al abrigo del rebozo", inspirada en el pueblo de Santa María, donde se sigue haciendo el rebozo tradicional mexicano. Conocer Santa María nos impactó muchísimo y estuve pensando en hacer algo relacionado con esa vivencia, en ese tema en particular incorporamos el sonido de la jarana.
 
 
—¿Cuál ha sido entonces la aportación que hace 'La Forja' al flamenco universal, por definir de algún modo este arte que ha traspasado todas las fronteras geográficas?
 
 
—Me ha costado mucho trabajo encontrar la conexión entre el flamenco, rítmicamente hablando, con el compás que tiene la estructura de la música mexicana tradicional, buena parte de la cual está hecha en tres cuartos y en seis octavos. Mi reto estuvo en buscar la conexión entre ambas tradiciones musicales tanto en los acordes como en la rítmica. Ahí está mi pequeña aportación al mundo de la música flamenca o de la música mexicana, según se quiera ver. Pienso que el nuestro es más bien un trabajo conceptual que está hecho también de una parte coreográfica. Cada track tiene una historia relacionada con lo que nos ha pasado en giras. Hice también mi propia interpretación de "La Llorona"; aunque sea un tema del que se han hecho miles de versiones, no me importó, porque tenía muchas ganas de hacer algo con la música tradicional de mi país. El resultado fue una soleá por bulería. Creo que hay una modesta aportación lírica hecha por las mujeres de La Forja: Olinka Gil y Angélica Marbella. También yo hice una cosa pequeñita porque nunca había hecho letras ["Sueños de poeta"]. Sería injusto dejar de mencionar la participación especial que hizo el pianista Omar Guzmán ["Los tangos del desierto"].
 
 

—Antaño, hacer producciones independientes no resultaba el mejor camino para dar a conocer una propuesta internacionalmente. ¿Cómo han recibido el trabajo de La Forja en el extranjero?
 
 
—La música, en general, actualmente ha ganado difusión gracias al apoyo de los avances de las tecnologías de comunicación. Hace una década, todavía mucha gente necesitaba pertenecer a grandes disqueras para dar a conocer su música en todo el mundo. Eso ha cambiado, hay grandes trabajos hechos subterráneamente y que llegan a tener gran difusión gracias a plataformas en la web como Myspace. Muchas bandas se han hecho conocidas más allá de sus países de origen gracias a eso. Nosotros mismos pusimos nuestro primer disco en SoundCloud y ya lleva como unas tres mil escuchas. Eso está muy bien para una agrupación independiente. Gracias a ello sabemos que se interesan por nuestro trabajo en Alemania o en Reino Unido, incluso tenemos noticia de que en el mundo árabe también nos están prestando atención. Nos han escrito personas de Turquía y Marruecos. Hoy en día, hay formas de distribución muy interesantes: en Estados Unidos y Europa hay algunas bandas que venden sus "CD's" en cinco dólares y te entregan, en lugar del disco, una memoria USB que contiene determinado número de tracks, muchas veces ese dispositivo trae hasta los datos de la portada para que quien lo adquiera lo imprima si así lo desea. Una ventaja de esto es que cada grupo invierte en cada memoria, por hacer un cálculo hipotético, un dólar, pero al final de su concierto logra venderlas en cinco dólares. Tenemos que ponernos en la jugada actual sin perder el arte que hay detrás de producir un disco compacto, porque también hay mucha gente a la que le gusta comprar los álbumes. Yo todavía soy una de esas personas
 
 

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