After Office

Muse 'le da color' al Corona

Muse le imprimió color e ímpetu al primer día de un Corona Capital que parecía que iba para menos. Con un espectáculo de visibles matices políticos, la banda británica electrificó a los miles de asistentes que se dieron cita en el escenario principal.

Muse le imprimió color e ímpetu al primer día de un Corona Capital que parecía que iba para menos. Con un espectáculo de visibles matices políticos, la banda británica electrificó a los miles de asistentes que se dieron cita en el escenario principal.

Ayer, poco después de las 11:00 pm, mientras las fuerzas francesas bombardeaban Siria para acabar con el Estado Islámico, Muse abría su espectáculo con Psycho, una severa crítica a las políticas militares de Occidente: "Te convertiré en un dron y aprenderás a matar bajo mi mando. Y yo no seré el responsable", cantaba un Matt Bellamy vestido de luto.

"Nuestro hogar se está convirtiendo en un campo de muerte". Así comenzó Reapers, la segunda canción del repertorio, cuyos solos recordaron que Bellamy es un prodigio de la guitarra. Para entonces ya nadie cabía en la explanada. Sin embargo, cada minuto llegaban cientos de personas, visiblemente excitadas por el efecto del alcohol y de The Libertines, que minutos antes había actuado en el Escenario Doritos.

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Luego vino la canción para los nostálgicos: Hysteria, un clásico de principios de los 2000, cuando Muse no era precisamente la banda más cotizada del mundo. Los ojos se desviaron, casi por instinto, al bajista Christopher Wolstenholme, quien se contorsionaba y adquiría progresivamente un protagonismo ineludible.

Llegó después el momento del protocolario agradecimiento en español. "¡Muchas gracias, México!", gritó Bellamy antes de tocar los primeros riffs de The Handler, otra canción de protesta –según el propio vocalista– contra la opresión militar que podría surgir si la humanidad ingresa a una nueva fase del terror y la psicosis colectiva. A miles de kilómetros de la Ciudad de México, ya sucedía algo parecido en Bruselas, donde nadie sale por temor a un ataque yihadista.

Luego de interpretar el corte musical The 2nd Law: Unsustainable, Muse comenzó con Dead Inside, otra canción más de su Drones, su nuevo disco. "La luz sólo brilla en aquellos que la comparten", cantaba Bellamy, quien días antes, en el Palacio de los Deportes, había recordado a las víctimas de París.

Fue justamente a estas alturas de la noche –quizás 11:45 pm– cuando sonó una de las canciones más coreadas del Corona: Supermassive Blackhole, el éxito que encumbró a Muse en la industria musical. Luego llegaron Resistance, Munich Jam, Madness y Revolt, que disfrutaron los más fanáticos.

Pasaba ya la media noche cuando Muse tocó Apocalypse Please, en la que Bellamy mostró sus habilidades como pianista. Y continuaron los éxitos: primero fue Starlight, acompañada por un infinito mar de luces, aplausos rítmicos y coros que cimbraron a un Foro Sol irreconocible en su estructura. Luego vino Uprising con un pequeño grupo de jóvenes peleándose a golpes muy cerca del escenario (hecho extraño en un Corona). Seguían las alusiones políticas en la voz del Bellamy más lúcido y maduro: "Ellos no nos van a obligar. Saldremos victoriosos".

Los ánimos estaban sobrados. Algunos jóvenes lanzaban vasos de cerveza; las chicas se montaban en los hombros de sus novios. "¡Bájate, cabrona!", le increpaban otros. Y justamente en ese momento sonaron los primeros acordes de Stockholm Syndrome, vieja canción que recuerda al Muse más denso y engrosado.

"¡Gracias", volvió a gritar Bellamy y mucha gente creyó que era el fin del concierto. Pero no: Muse reapareció en el escenario con Mercy, que sólo preparó el terreno para el gran momento del Corona Capital 2015: Knights of Cydonia. "¿Cómo podemos ganar cuando los idiotas tienen el derecho a gobernar?", aulló Bellamy minutos antes de que el frenesí se apoderara de la masa.

"Nadie va a llevarme vivo. Es momento de hacer las cosas bien. Es tiempo de luchar por nuestros derechos". Fue así como concluyó el Corona Capital 2015, con Knights of Cydonia cuestionando el proyecto de una Europa que se debate entre las garantías individuales y la seguridad pública.

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