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Mono Blanco, la aventura que surgió hace 40 años

Los impulsores del rescate del son jorocho celebran cuatro décadas de llevar la fiesta del fandango por todo el mundo; hoy el género vive un gran momento. Gilberto Gutiérrez lidera la agrupación musical fundada en 1977.

De la selva surgió un llamado. Zurcó las sierras. Llegó lejos. El Mono Blanco, esa deidad de ánima precolombina, espíritu amante de la música que reina en el sur de Veracruz, ejerció su influjo en Gilberto y José Ángel Gutiérrez. Los dos muchachos, oriundos de Tres Zapotes, escucharon la voz no en los Tuxtlas, sino en la Ciudad de México. Y así hallaron su destino. Gilberto tenía 16 cuando llegó sin imaginarse que aquí, con su hermano y con un gringo afincado en la ciudad, Juan Pascoe Pierce, se reencontraría con los sones de su tierra, y los llevaría por los cinco continentes.

Una aventura que comenzó hace 40 años por los rumbos de Mixcoac.

___ ¿Qué pasó en la Ciudad de México que fue aquí y no en Veracruz donde fundaron el Grupo Mono Blanco con la idea de recuperar el son?
___El son jarocho vivía su último reducto en la clase campesina y en los lugares más apartados de los puntos neurálgicos de la nueva sociedad que se estaba conformando en Veracruz, y en México también, y fue en ese momento cuando llegué a vivir a la ciudad, en 1974. Luego empecé a ir a las peñas a conocer la música del folclor andino, el canto nuevo, la canción de protesta, y eso me llevó a tener conciencia de que venía de un pueblo que tenía un folclor, y que merecía mejor suerte por su riqueza musical, poética y dancística; no era justo que estuviera ninguneado. Había tocado algo de guitarra, pero fue en ese ambiente que me nacieron las ganas de tener una jarana y de ahí vino todo lo demás. Descubrimos que lo importante eran los fandangos, que es la fiesta del son, y nos abocamos a organizarlos, porque son lo que le da razón de ser a esta música, porque convocan a una convivencia comunitaria multigeneracional, y eso es algo que la sociedad actual necesita: crear comunidad.

__¿Por dónde comenzaron el rescate de la fiesta?
__ Hicimos una lista de lugares, de donde se decía que había fandangos. (El jaranero) don Arcadio Hidalgo nos hablaba de eso, pero casi ni tarimas tenían. Empezamos en el 83. El primer fandango fue en Saltabarranca, luego en Tlacotalpan, en el 84, y poco a poco nos fuimos extendiendo a Minatitlán y a lugares donde encontramos apoyo. Fue importante estar en la Ciudad de México porque encontramos apoyo de la federación cuando acá en Veracruz hablaba uno de fandango y le decían 'qué jijos es eso'. Más tarde, cuando se fundó el Instituto Veracruzano de la Cultura cambió la cosa.

ACUDA
¿Qué? Grupo Mono Blanco. 40 años
¿Cuándo? Lunes 30 de octubre, 20:00 horas
¿Dónde? Palacio de Bellas Artes
Localidad: $180 a $1,190

__¿Y cómo se ha transformado el discurso en la lírica de la tradición, de cuando comenzaron el rescate a ahora?
__ No quisiera hablar de rescate, sino de promover lo que había. Eran coplas desde el siglo de oro español, algunas de poetas connotados, de los siglos 18 al 20; hablan de la vida la muerte y de lo que hay en medio. Hoy es cierto que el son habla de otras cosas, ha cambiado con las situaciones, el mundo es muy distinto y las necesidades son otras.

__Ahora hay grupos como Los Cojolites que lo utilizan para hacer protesta y hablar de la violencia que se vive en el estado de Veracruz...
__ Veo que la jarana se ha vuelto, con la música, como un arma de denuncia; veo marchas en las que participan contingentes de jaraneros, y que a mucha gente el son le sirve para su lucha; y es que el son es una vía de expresión que le permite a cada quién decir lo que necesita.

__¿A qué atribuye la decadencia en la que cayó el género?
___ Al cambio social que vino con la consagración de la Revolución: cuando el país empieza a caminar, se gesta una nueva clase social, una clase media que empieza a tener ascenso social, económico, cambian los estilos de vida, llegan la radio y el cine y (en los 70) la cumbia.

___¿Cómo le tocó vivir ese declive de tan versátil género musical?
___Nací en el 58 y donde crecí veía algunos jaraneros, pero no había fandangos, la gente bailaba cumbias con un tocadiscos de baterías. Lo viví con mi familia: mi padre, mis tíos, sí conocían el son, sabían cantar, bailar, trovar, pero las fiestas de mi padre eran de bolero y rancheras, sólo esporádicamente había son. Sea que por ahí en el campo hallara algunos músicos y con unos tragos tocaran y los trajera a la casa para animar una reunión, pero no diferenciaban entre música tradicional y comercial, que fue lo que nos importó a nosotros.

__¿El fandango es un arte o una forma de vida?
___ Cuando nos juntamos como Mono Blanco y fuimos a los territorios del fandango, empezamos a ver que el son era más que un género de música; que tiene muchos significados y que había diferentes formas en diversas partes del Sotavento (Veracruz, Oaxaca y Tabasco). Los músicos jarochos tienen su modo de ganarse la vida, sus oficios, y además son los músicos al servicio de la comunidad, a través de los fandangos, que son espacios para que la gente platique, se reúna. Es una forma de vida.

__Si la tradición siempre cambia, ¿cómo preservarla?
__Ayudando al surgimiento de nuevos talentos. La tradición del fandango en este momento ya no se está perdiendo y hay cosas que tenemos que cuidar en nuestros lugares de origen, como que se formen nuevas generaciones. El son jarocho vive un boom, sobre todo el fandango; lo hay no sólo en Veracruz sino en la Ciudad de México, Nueva York, Chicago, Los Ángeles, incluso en Barcelona, Alemania y Argentina. Tenemos gente que viene a estudiar el son jarocho hasta de Japón y de la India. Son cosas que van a seguir sucediendo, pero eso no quiere decir que debemos descuidar la tierra que le dio origen a todo esto.

__ Mono Blanco promueve la fusión; su mayor éxito, El mundo se va a acabar, de 1997, no es en realidad una pieza de son…
__Es que si bien es cierto que vengo del mundo jarocho, crecí escuchando, en el tocadiscos de mis abuelos, al Trío Matamoros, cuando eran sus días de moda. Música de Luis Aguilar, Los corraleros de Majagual y cantantes de esa época como Luis Juárez Meza y otros boleristas. Cuando tuve la intención de componer, hice algunos sones, pero también canciones que van en otra dirección; no me gusta decir que escribo de un género en específico; lo mío es más un asunto caribeño, como somos los de Veracruz. Ese disco, El mundo se va a acabar, lo grabé durante una residencia en San Francisco, ahí conocí a Eugenio Rodríguez, que participó en la coproducción conmigo y conocí a otros músicos como Willie Ludwig, y pude grabar con gente de Venezuela, Puerto Rico, Cuba, Nigeria y Senegal con intérpretes de música antigua; fue un momento importante, como otros que se han dado a lo largo de estos 40 años.

__Usted ha establecido un puente entre EU y Veracruz, a través de talleres en los que enseña son a músicos estadounidenses y chicanos…
__Cuando regreso allá, me da mucho gusto ver que el mundo chicano y los mexicanos recién migrados también encontraron en el son una forma de expresarse; el fandango les brinda una forma de identidad aparte de la que ya tienen, antes la única forma de ser mexicano era con el mariachi.

__¿La violencia en Veracruz ha afectado al fandango?
__La impresión que tengo es que siguen siendo un espacio de diversión sana, concurrida, y la gente ha aprendido a moverse en medio de esta incertidumbre, quizá ya no llegamos de noche, pero en todos los lugares se sigue haciendo. El son jarocho vive un gran momento y los sones mexicanos de otras tradiciones están tomando fuerza, y están siendo base de otras músicas populares que se hacen en este siglo; lo está tocando mucha gente, aficionados y profesionales, y también ha ganado espacios en festivales internacionales.

__¿Hace falta declarar patrimonio de la humanidad al son jarocho, como se ha buscado?
__Habemos quienes pensamos que es mejor atender otros géneros que sí están en riesgo, como la música de los artisteros de Pajapan, o de los rituales de los indígenas popolucas u otros géneros de la Huasteca, porque el son ya no está en riesgo, pero siempre hay gente, el funcionario del momento que se quiere tomar la foto para decir que logró algo. Si quieren apoyar, que pregunten a quienes estamos en esto.

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