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Los Rolling Stones en Cuba, un antes y un después

"Sus satánicas majestades" cerraron su gira Olé Tour en un lugar en donde hace décadas no se hubiera pensado podrían estar, en la isla de Cuba, y con esto marcaron un antes y un después en la historia musical de la nación.

El "punto cero", ese que marca la zona más importante de Cuba, estuvo el viernes en La Habana en las áreas exteriores de la Ciudad Deportiva, donde los Rolling Stones sepultaron para siempre años de prohibiciones y desconocimiento del rock y marcaron un antes y un después en la historia musical de la nación.

"Hola Habana, hola mi gente de Cuba", dijo en español Mick Jagger a las 8 y 35 de la noche del viernes y cientos de miles de personas comenzaron a gritar y a saltar al unísono en un frenesí rockero pocas veces visto en este país.

Unos pasaron la noche en los alrededores del lugar a la espera de que las rejas fueran abiertas, otros llegaron seis horas antes y muchos debieron caminar cuatro kilómetros para llegar a la cita por el desvío del transporte urbano y el cierre de las vías aledañas.


Para los presentes que peinan canas, participar en este concierto gratuito con el que "sus satánicas majestades" cerraron su gira latinoamericana Olé Tour era algo ni soñado cuando en las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo tarareaban sus canciones "bajito, casi clandestinamente" por ser "la música del enemigo", como confesó Heriberto Méndez, de 70 años, a quien la insuficiencia respiratoria y la artritis que padece no le impidieron trasladarse hasta el lugar. "Si Mick Jagger (72 años) puede, yo también", dijo.

"Sabemos que años atrás era muy difícil escuchar nuestra música aquí en Cuba, pero aquí estamos tocando para ustedes. Definitivamente, los tiempos están cambiando", aseguró Jagger y se entregó en el escenario por más de dos horas, junto al guitarrista Keith Richards, el bajista Ron Wood y el baterista Charlie Watts. Comenzaron con Jumpin Jack Flash, sin olvidar Start me up, Ruby tuesday, Paint it black, All down the line y, por supuesto, la emblemática Satisfaction.

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Cuando le tocó su turno a Angie, los asistentes encendieron las linternas de sus celulares y la cálida y despejada noche habanera se hizo cómplice de la maravilla que se estaba viviendo.

Los mayores de 50 años prevalecían entre los espectadores, pero no sobrepasaban en mucho a jóvenes entre entusiasmados y curiosos, algunos seguidores de los Rolling y otros que no quisieron perderse el derroche tecnológico de sonido y luces inédito en el país. Aunque desconocían las letras de la mayoría de las piezas, cantaban igual en un idioma propio y espontáneo.

Los estadounidenses John Harris y Marion Philips, ambos septuagenarios, sí cantaron todos los números interpretados, siguiendo a los músicos en una de las diez pantallas gigantes instaladas. Ellos hicieron coincidir su viaje a Cuba con la visita del presidente Barack Obama y la actuación de los Rolling. Preguntados qué les parecía el concierto, respondieron ambos con un musical "Satisfaction".

"Yo casi nunca salgo a divertirme con mi puro, (padre en argot cubano) pero hoy vinimos juntos, pues fue él quien me enseñó a conocer a los Rolling Stones", expresó Israel Torres, de 22 años.

Un grupo de ocho amigos se hicieron incluso camisetas para la ocasión con diferentes leyendas. En una de ellas podía leerse: "No es diversionismo ideológico (término que usó la burocracia cultural para no difundir a la banda), es cultura".

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Los labios carnosos con la lengua roja afuera, el mundialmente conocido logo de la banda, se adueñó de camisetas, pancartas y rostros. Antes, en las redes sociales, había aparecido bajo el texto "Los Rolling Stones no olvidarán Cuba" una caricatura en la que Jagger seguía con la vista el prominente trasero de una mulata criolla.

En más de 700 mil personas sitúan algunos el número de asistentes al espectáculo, mientras otros se arriesgan a afirmar que la cifra llegó al millón.

Al final, cuando la multitud se retiraba lentamente por las avenidas y calles de los alrededores, todavía herméticamente cerradas al tránsito, algunos divisaron un dron que planeaba sobre sus cabezas –el primero visto en los cielos de la isla-. Y es que el concierto fue filmado para un documental sobre la gira que será cedido para su exhibición en la televisión estatal cubana.

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