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Los fanáticos quieren un solo libro: Muñoz Molina

El escritor Antonio Muñoz Molina habló sobre su última novela, "Como la sombra que se va" en la FIL de Guadalajara. Habló sobre los atentados en París, que -dice- demuestran que los extremistas no son fáciles de combatir, ni siquiera con los libros. 

Desde que ganó el Premio Príncipe de Asturias en 2013, Antonio Muñoz Molina ha tenido que cumplir una agenda apretada que se reparte entre la prensa y su trabajo como profesor en la Universidad de Nueva York. En la Universidad de Guadalajara habló sobre su última novela, Como la sombra que se va (Seix Barral). Escribirla, confiesa, fue un deleite. No cualquiera tiene el privilegio de hurgar en la vida de James Earl Ray, el asesino de Martin Luther King, y además contarlo.

"Lo que más me cautivó es que este hombre era un pobre desgraciado. En mi libro cuento la historia de un individuo con experiencias espantosas y una vida marcada por la pobreza, el atraso y la prisión", cuenta en entrevista.

Durante su conferencia de prensa, dijo que los atentados en París demuestran que los extremistas no son fáciles de combatir, ni siquiera con los libros. Ahí está el ejemplo, destaca, de Alemania, que en los años 30 tuvo una gran explosión literaria y, pese a ello, floreció el nazismo. "La ficción es la enemiga natural de la ideología. Lo que anhelan los fanáticos se puede resumir numéricamente: quieren un solo libro leído de una misma manera. Y nosotros queremos que haya muchos libros leídos de muchas maneras distintas. Los muchos libros te ofrecen una visión más plural y tolerante del mundo", sostiene.

Sin embargo, menciona, también hay espacio en el arte para la maldad. Cita el ejemplo de la película El nacimiento de una nación, que es "un gran trabajo fílmico, pero al mismo tiempo es una apología del Ku Klux Klan". Para él, la estética y la moral no tienen por qué caminar juntas. Eso sí, asegura que en la medida en la que haya una idea más plural del mundo, será más difícil ser fanático.

Sobre la independencia catalana sostuvo que no se vale tergiversar la historia. La Guerra Civil –aclara– no fue un ataque de España a Cataluña, como muchos seguidores de Artur Mas afirman.

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