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Los destilados de agave tienen su propio museo

Te quiero Tequila, en Guadalajara, rinde tributo a la bebida más mexicana. El recinto fue creado por empresarios de Jalisco, con el apoyo del Consejo Regulador del Tequila y del gobierno del estado, para acercar a la gente a la cultura de la bebida más popular del país.

Si visita la capital jalisciense y carece de tiempo para viajar a Tequila y realizar la famosa ruta de elaboración, recién abrió el museo Te quiero Tequila, el cual brinda un rápido panorama a la historia y proceso de este destilado del agave.

El recinto fue creado por empresarios de Jalisco, con el apoyo del Consejo Regulador del Tequila y del gobierno del estado, para acercar a la gente a la cultura de la bebida más popular del país.

El recorrido inicia con la leyenda del rayo. Anteriormente, las pencas del agave azul, por su gruesa fibra, eran utilizadas para hacer costales, tapetes, huaraches, pero cuenta el mito, que tras caer un rayo en un maguey, éste se coció, su corazón empezó a latir y salió un líquido dulce.

Aquí se le rinde tributo a la figura del jimador, quien es el encargado de cuidar durante ocho años la planta y, al final, cortarla con una coa. Hay una escultura de bronce de Carlos Terres y herramientas utilizadas por los jimadores.

Además de fotografías, maquetas, infografías y la simulación de una cava (un tequila blanco no debe pasar más de dos meses en barrica), el museo presume una sala dedicada a la elaboración de las botellas artesanales de vidrio soplado de Hipólito Gutiérrez. Ahí se encuentran las dos ganadoras de los premios Guinness 1996 y 1997 a la botella de tequila más grande del mundo. La que actualmente ostenta el título tiene capacidad para 35 litros.

También se puede ver otro premio Guinness. El Consejo Regulador del Tequila prestó para su exhibición la colección de etiquetas de botellas más grande del mundo, integrada por más de mil 500 marcas, muchas de ellas desconocidas en el país porque fueron elaboradas para venderse en el extranjero.

Entre ellas, además de la de El Tri, de Alex Lora, y otras curiosidades, hay una réplica de la más cara del mundo, la edición Diamond Sterling de Ley .925. La original está cubierta con más de 6 mil diamantes y fue valuada en unos 2 millones de dólares.

Un museo de tequila no estaría completo sin poder disfrutar de una degustación. Al finalizar, los visitantes pueden visitar el área de tienda y probar algunas rarezas, como destilados con un ligero sabor a zarzamoras y otras frutas, y comprar algunas de las marcas premium, como una edición especial de 7 Leguas D'Antaño, en 2 mil 350 pesos.

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