After Office

Lente mística

El arte limítrofe de Darío Villalba construye imágenes que hurgan en la espiritualidad desde el dolor humano. Por estos días, el pintor y fotógrafo se enfoca en las piezas que llevará a la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Arco, de Madrid.

Su respiración agitada indica el estado un tanto precario de su salud. Pero eso no le impide a Darío Villalba (San Sebastián, 1939) mantener vivo el impulso de crear.

"Tengo que cuidarme los bronquios, pero estoy muy bien", asegura vía telefónica desde Madrid. "Dentro de unos días (el 22 de febrero) cumplo 78 años, así que intento seguir activo yendo todos los días a mi estudio, sí, trabajo bastante".

Por estos días, el pintor y fotógrafo se enfoca en las piezas que llevará a la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Arco, de Madrid (22 al 26 de febrero) y las que mostrará en una retrospectiva programada para el año próximo en la Fundación Suñol de Barcelona, a la que quiere agregar obra nueva.

Se mantiene activo como un acto de fe, afirma. En seis décadas de trayectoria, durante las cuales ha sido protagonista de diversos movimientos artísticos en Europa, su obra se ha concentrado en la búsqueda de lo trascendente.

"Soy un hombre católico y al crear pienso en lo eterno del ser humano. El arte para mí es eso, es la razón por la que hay misticismo en mi obra. Siempre he tenido fe, gracias a Dios, en todo el transcurso de mi vida, y creo que logro mantenerla a través de la creación", explica sobre su trabajo, del cual se presentan en México dos exposiciones: una retrospectiva en el Museo de Arte Carrillo Gil y una selección de obra reciente en la Galería Luis Adelantado.

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DOS MUESTRAS: RETROSPECTIVA Y OBRA NUEVA
Darío Villalba. Obras 1974-2015
Museo de Arte Carrillo Gil
Av. Revolución 1608, San Ángel
Martes a domingo
de 10:00 a 18:00 horas
Localidad: $45;domingo, entrada libre

La desnudez de la visibilidad de Darío Villalba
Galería Luis Adelantado
Laguna de Términos 260, Anáhuac
Lunes a viernes
10:00 a 18:00 horas.
Sábados, previa cita entrada libre

Villalba es pionero en el uso de la fotografía en la pintura, para presentar imágenes que, de manera recurrente, arrojan una mirada al sufrimiento de las personas que están en situaciones límite. Para ello se vale de ampliaciones en mediano o gran formato, que a veces multiplica o interviene con tachones, salpicaduras, trazos y otros elementos del proceso de edición, como cortes o la imposición de trozos de cinta adherible.

Y aunque explora las fronteras entre dos territorios del arte, aclara: "la fotografía no es pintura, ni la pintura fotografía, pero utilizar fotos en mis cuadros me permitió lograr un mayor realismo".

Las 21 obras que se exhiben en el Carrillo Gil muestran retratos de vagabundos o pacientes siquiátricos, junto a otras fotografías de momentos alegres: unos jóvenes que juegan en un río o el paisaje desde su ventana. También figura el cuadro que se reproduce en la portada del catálogo de la exhibición que presentó en el Museo Reina Sofía en 2014, y que los curadores del recinto madrileño creyeron era el retrato de un hombre en tiempos de la Guerra Civil, aunque en realidad se trata de una imagen de este siglo.

Y es que su obra logra ese efecto atemporal, por el tratamiento que le da a las fotografías. Algo cercano a la eternidad que busca.

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MIRADA CON ALMA
España vivía la Dictadura cuando Darío Villalba comenzó comenzó a crear. Su propuesta surgió después de la abstracción informalista que se desarrolló en España a fines de los 50.

Francisco Franco seguía en el poder cuando el artista ganó la Bienal de Venecia en 1970 con una pieza de gran formato llamada La oración, en la que aparece una enferma siquiátrica en cunclillas; la imagen fue desplegada en módulos encapsulados en metacrilato (de ella se muestra un fragmento en la retrospectiva del Carrillo Gil).

El ambiente político no frenó su trabajo. En parte, admite, porque repartía su residencia entre Madrid y Londres, donde convivía con una generación de artistas de avanzada, aunque no reconoce alguna influencia en particular. Más bien, él ha sido influencia de varias generaciones.

"Toda mi originalidad fue emplear la fotografía en la pintura, porque quería que las cosas tuvieran mayor realidad. Enseguida se me aceptó bastante y fue motivo de alegría y de mucha importancia para mi quehacer artístico el ser un pionero", cuenta.

En Londres sacaba fotos y buscaba archivos para ese material que llama Los Documentos Básicos. "Son muy importantes, porque de ellos se recoge el primer impulso de creación y posteriormente son reelaborados", explica. Son imágenes que ha recogido desde 1957 y sigue reuniendo.

Precisamente en ese año se fundó en Madrid el movimiento El Paso, del que Villaba formó parte, cuyo manifiesto se pronunciaba en favor de "una plástica revolucionaria", en contacto con otras corrientes artísticas del mundo. Considerado como la vanguardia española de posguerra, este grupo tuvo resonancias con La vanguardia francesa o el Expresionismo abstracto norteamericano.

Si bien Villaba tuvo contacto con Andy Warhol, asegura que no fue cercano a la mercadotecnia del pop art y ha buscado hacer completamente lo contrario. "El arte pop es sin alma, sin espíritu y mi trabajo está lleno de espíritu. Algunas de mis obras de entonces son sobrecogedoras porque tienen imágenes marginales o límites del ser humano".

Aunque su discurso evoluciona, las preocupaciones estéticas se mantienen. "Lo que me interesa transmitir es lo mismo: las eternas incógnitas del ser humano, el amor, la vida, la muerte. Sigo tomando fotos de manera tradicional, utilizo muy poco lo digital por una cuestión de gusto; me gusta tratarlas, reorganizarlas, rehacerlas, sólo que ya no me limito a lo marginal, sino a cualquier manifestación estética del ser humano".

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