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Las Súper Chivas y Mexlub, claroscuro de Martínez Garza

Después de estar internado durante varios días en un hospital en la capital jalisciense por complicaciones respiratorias, ayer falleció a los 69 años de edad Salvador Martínez Garza, quien fuera dueño de la Promotora Deportiva Guadalajara, a través de la cual manejó a las Chivas Rayadas desde 1993 hasta 2002.

Después de estar internado durante varios días en un hospital en la capital jalisciense por complicaciones respiratorias, ayer falleció a los 69 años de edad Salvador Martínez Garza, quien fuera dueño de la Promotora Deportiva Guadalajara, a través de la cual manejó a las Chivas Rayadas desde 1993 hasta 2002.

Durante su gestión, el abogado egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara invirtió una importante suma de dinero para contratar a grandes figuras del futbol mexicano como Ramón Ramírez, Alberto Coyote, Missael Espinosa, Claudio Suárez, Luis García y Ricardo Peláez, entre otros, lo que valió el mote de Súper Chivas.

Así fue que los rojiblancos alcanzaron su décimo título en la época profesional en el torneo de Verano 1997 de la mano de Ricardo Tuca Ferreti, cuando vencieron con marcador global de 7-2 a los Toros Neza, 10 años después de su último campeonato.

En el Invierno 1998, el conjunto alcanzó nuevamente la final, ahora contra el Necaxa, que los derrotó por 2-0 en el partido de vuelta disputado en el estadio Jalisco.

El empresario logró que el considerado como el equipo más popular de México recuperara el prestigio que perdió en las dos décadas previas a su mandato.

LA SOSPECHA DE MEXLUB

Sobre Salvador Martínez, en vida, pesó siempre la duda en torno al modo en que en 1993 se hizo del control de Mexicana de Lubricantes, vendedora de marcas como Akron.

Sus críticos advirtieron una licitación presuntamente amañada con la cual su empresa, Impulsora Jalisciense, recibió de Pemex Refinación la mayoría relativa de las acciones de una compañía con utilidades, poseedora del monopolio del sector de lubricantes automotrices, que en manos de Martínez Garza reportó indefinidamente supuestas pérdidas para la empresa estatal, pero que en contraste, mostraba al empresario crecientemente próspero.

La pugna llevó incluso a Pemex a demandar a Salvador Martínez por diversas razones y a éste a contestar también por la vía legal.

Años de desencuentros derivaron en un acuerdo al inicio de esta década. Ambas partes se desistieron de las contiendas y luego de esa decisión, las gasolineras del país fueron abiertas a la libre venta de lubricantes.

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