After Office

Las letras de Villoro son llevadas al rock

Antes que escritor, Juan Villoro ya era un fanático del rock. Y no ha dejado de serlo. Por eso esta semana tendrá lugar el espectáculo experimental "Mientras nos dure el veinte", en el cual participarán integrantes de Caifanes y La Barranca. 

Arrullado por Elvis Presley y educado al ritmo de los Beatles, la primera pasión de Juan Villoro fue el rock. Ese compás en el que encuentra la mancuerna perfecta entre la música y la poesía, y al que ha decidido hincarle el diente desde lo suyo, la letra, el universo que lo ha convertido en lo que es y que conoció por otro apasionado del género musical: José Agustín.

De perfil fue el primer libro que leyó en el paso de la secundaria a la preparatoria, recuerda. Es por eso que le dedicará a su autor las funciones que dará mañana y el viernes, en el Museo Universitario del Chopo, de Mientras nos dure el veinte, espectáculo experimental basado en su libro Tiempo transcurrido, publicado hace 30 años.

Desde aquel encuentro, confiesa, el rock y la literatura se instalaron como sus grandes pasiones. Un binomio presente, dice, en veteranos como Leonard Cohen o Bob Dylan.

"Son grandísimos poetas y al mismo tiempo hacen música. Creo que algunos de los nuevos grupos mantienen ese interés por la lírica", considera. "No se puede hacer poesía sin tener sentido de la música. En una ocasión Debussy se acercó a Mallarmé y le dijo que quería musicalizar uno de sus poemas y Mallarmé le contestó con bastante sentido del humor: ' yo creí que mi poesía ya tenía música', refiriéndose a que la poesía en sí misma es una forma del ritmo".

Villoro reconoce además a Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati o Los Babasónicos en Argentina, y de México a Café Tacvba y Caifanes, como letristas allegados a la poesía.

En Mientras nos dure el veinte su narración será un instrumento más que se sume a la música de Diego Herrera y Alfonso André, de Caifanes; Federico Fong, de La Barranca, y del guitarrista Javier Calderón.

La primera vez que se presentó este espectáculo fue en el pasado Vive Latino. "Lo que era un experimento demostró que tenía grandes posibilidades de volverse real. La idea es presentar canciones contadas, convertir la voz hablada en un instrumento más; ha habido egregios ejemplos, como Laurie Anderson o Lou Reed, que leen un texto dentro de una canción. No cantan, sino que cuentan, y es un poco lo que estamos tratando de hacer. Mi contribución es leer los textos, mientras ellos están haciendo música".

Para el autor, la narración es una voluntad de ordenar el mundo y darle sentido. Por ello da importancia a compartir con los jóvenes en este momento de violencia en el país.

"No podemos dejar de expresar nuestro descontento y nuestra solidaridad y debemos tratar de forjar entre todos una esperanza. Tanto la palabra como la música son expresiones esenciales de la tribu, naturalmente en los conciertos del Chopo tocaremos el tema de Ayotzinapa y de la manera de expresar la esperanza a través del arte", afirma.

EL ROCK DE VILLORO

Diego Herrera musicalizó cuatro viñetas de corte contracultural: Madonna de Guadalupe, en la que Villoro cuenta la historia de una joven que se atreve a mezclar la sensualidad con el catolicismo; El punk del Pedregal, protagonizada por un millonario que descubre que no hay nada más chic que el deterioro; La merienda del Papa, en la que un militante político tiene la oportunidad de envenenar a Juan Pablo II, y Glitter en la colonia Lindavista, sobre tres defensores de la alteridad sexual que descubren el riesgo de pintarse las uñas de negro.

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