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La nostalgia imperial se pone de moda en México

El glamur aristocrático del Segundo Imperio se incrementa en el gusto de los lectores y coleccionistas mexicanos. Ningún periodo histórico de México ha sido tan literario como el que Maximiliano de Habsburgo y Carlota protagonizaron.

La sociedad mexicana nunca había visto a un rey de verdad hasta el 12 de junio de 1864, fecha en la que Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica hicieron su entrada triunfal al Zócalo de la Ciudad de México.

El recibimiento a los emperadores fue una lluvia de flores y explosiones de júbilo. Los balcones de la calle Plateros –hoy Madero– fueron rentados en 500 pesos para verlos de cerca y se repartieron hectolitros de pulque para encender los ánimos.

Ya instalados en Palacio Nacional, los monarcas divisaron extraños en los pasillos. "¿Qué sucede?", preguntó Maximiliano. "Nos enteramos de que el jefe de la guardia mexicana vendió la entrada a un real por cabeza para estar presentes en el momento en que los emperadores se metieran a la cama", le informó, apenado, su asistente Adrián Woll.

A más de 100 años de aquellos acontecimientos –narrados por Fernando Benítez en Historia de la Ciudad de México y Francisco de Paula en México desde 1808 hasta 1867– la pareja imperial sigue dando de qué hablar en la nación que los condenó a la ignominia.

De acuerdo con un conteo realizado por El Financiero, en los últimos cinco años se han publicado 18 libros sobre el Segundo Imperio Mexicano (1864-1867), entre novelas históricas, ensayos y narrativa gráfica.

Existen 35 títulos sobre el tema en las librerías del país. La novela más reciente es Carlota (Planeta), de la española Laura Martínez-Belli, quien está convencida de que los mexicanos tienen un encanto especial por el vuelo fugaz del águila bicéfala en tierras aztecas.

"El mexicano siempre ha estado en busca de una identidad, pero en aquel momento la confusión era aún mayor, porque la sociedad no sabía si era criolla, mestiza o indígena. Una parte del pueblo mexicano sentía la necesidad de ser europeo", considera la autora.

PARA LA BIBLIOTECA
Título: Carlota (2017)
Autor: Laura Martínez-Belli
Editorial: Planeta
Título: La marsicala (2015)
Autor: Guadalupe Loaeza
Editorial: Planeta
Título: Noticias del Imperio (1987)
Autor: Fernando del Paso
Editorial: FCE
Título: Del Imperio del triunfo de la Reforma (2013)
Autor: Josefina Zoraida
Editorial: Turner
Título: Imperio. La novela de Maximiliano (2013)
Autor: Héctor Zagal
Editorial: Planeta

EL IMPERIO DEL DRAMA
Ningún periodo histórico de México ha sido tan literario como el que protagonizaron los Habsburgo, asegura el historiador y académico de la UNAM, Víctor Villavicencio.

El Segundo Imperio –refiere– tiene todas las características de un drama novelesco: un príncipe romántico de facha medio despistada y rechazado por su familia (Maximiliano), una princesa tímida y huérfana de madre desde los 10 años (Carlota), un séquito de enemigos que querían acabar con ellos (los liberales) y un país en un marasmo económico, político y social que parecía no tener fin (México). El final fue aún más trágico: él murió fusilado por órdenes de Benito Juárez y ella terminó loca.

"Carlota tiene todos los elementos necesarios para ser un personaje de las grandes novelas, como Ana Karenina, de Tólstoi. Su figura no parece real, sino extraída de alguna ficción. Todo se cruza en ella: su linaje, su hermano siniestro, su educación, su juventud y su locura", observa Martínez-Belli.

En México existe una nostalgia por el Segundo Imperio muy similar a la que también hay por el afrancesamiento de la sociedad porfiriana, advierte Villavicencio. "A una parte de los mexicanos le viene bien esta idea de una nación con pompa y decoro, porque de alguna manera se pensó que un gobierno europeo era el camino para traer la modernidad al país. Siempre existieron ciertas ínfulas de ser cercanos a la pareja imperial; no olvidemos que el recibimiento fue apoteósico".

Maximiliano y Carlota dotaron de un aire imperial y glamuroso a la capital, explica el historiador. Tener a dos soberanos en el Castillo de Chapultepec, dice, avivó las ideas imperiales de un México de primer mundo, las cuales, por cierto, no eran nuevas, pues se encontraban enquistadas desde tiempos de Iturbide.

En una carta a su amigo el Barón Walter, Carlota escribió que las mujeres mexicanas, vestidas a la última moda parisina, se veían mejor que las del viejo continente, pues en México "había más vestigios de aristocracia que allá".

LOS MÁS CAROS EN SUBASTA
Objeto: Diamante de 39.55 quilates que portó Maximiliano el día
de su ejecución
Vendido en: 1.76 mdd
Lugar: Christie's, Nueva York

Objeto: Anillo de Maximiliano con diamantes color azul cobalto
Vendido en: 677,600 pesos
Lugar: Morton, CDMX

Objeto: La aprehensión de Maximiliano
(óleo sobre tela)
Vendido en: 1,047,200 pesos
Lugar: Morton, CDMX

Objeto: Álbum con fotografías y tarjetas de visita de Maximiliano y Carlota
Vendido en: 160 mil pesos
Lugar: Morton, CDMX

Fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo
Édouard Manet, 1867, Óleo sobre tela
Vendido en: 1,182,720 pesos
Lugar: Morton, CDMX

Todo ese glamur ha provocado que revistas de sociales como Hola o Quién dediquen artículos especiales a la pareja imperial, sobre todo porque en aquella época surgió un movimiento gastronómico sin precedentes: para 1864, en la ciudad existían 14 restaurantes, 84 cafés y 111 cantinas y pulquerías, según el libro Memoria y encuentros: la ciudad de México y el Distrito Federal (1824-1928).

No es casualidad que, desde hace dos décadas, el Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec) sea uno de los tres más concurridos del país, de acuerdo con el INAH. Con una asistencia de 2 millones 6 mil personas, en 2015 fue el recinto más visitado de ese organismo, por encima del Templo Mayor y el Museo Nacional de Antropología. La mayoría de los asistentes fueron mexicanos.

DE COLECCIÓN
Los aires imperiales han llegado también al mundo del espectáculo y el coleccionismo. Durante la gala de los Premios Oscar 2017, la actriz veracruzana Salma Hayek combinó su vestido Alexander McQueen con un anillo confeccionado con 10 gemas y un botón de diamante que había pertenecido a Maximiliano.

Una pieza similar fue subastada en 2010 en la casa Christie's de Nueva York, en 1.76 millones de dólares: el diamante de 39.55 quilates que portó el emperador el día de su ejecución, ocurrida el 19 de junio de 1867.

En México, Morton Casa de Subastas también ha ofertado piezas como un anillo de diamantes en color azul cobalto con el monograma del emperador, el cual fue vendido en 677 mil pesos.

"Todas las cartas y documentos de este periodo se venden muy bien. Nunca se nos quedan los objetos con el precio de salida. Siempre hay incrementos. Un documento con la firma de Juárez vale entre 5 y 10 mil pesos; con la de Maximiliano, entre 15 y 30 mil", comenta Jesús Cruz, gerente del Departamento de Libros y Documentos Antiguos de Morton. "Los coleccionistas que compran estos artículos tienen perfiles muy variados, desde médicos o abogados hasta personas sin educación, pero con mucho dinero".

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