After Office

La desconocida que le abrió a Paul McCartney

Del anonimato a la fama. Así fue el camino que trazó la cantante uruguaya Luciana Mocchi, quien logró lo que muchos anhelan en su carrera: abrirle un concierto a Paul McCartney.

La cantautora uruguaya Luciana Mocchi tiene 23 años y ya logró lo que la mayoría no consigue en toda su carrera: abrirle un concierto al ex Beatle Paul McCartney. Y eso que no tiene guitarra...

"Una se me rompió y la otra la regalé", dijo Mocchi desde su residencia en el centro cultural La Cuadra del barrio Capurro de Montevideo, donde, por cierto, se presenta todos los jueves. "Toco con guitarra prestada, pero me las arreglo".

Mocchi, quien dice haber compuesto 150 canciones y está finalizando un documental llamado Botija de mi país sobre músicos uruguayos desconocidos viviendo en el exterior, tiene un sólo disco, La velocidad del paisaje (2013), que puede escucharse a través de su página en Soundcloud y solamente se consigue contactándola directamente. "Estoy al margen de la industria y todo lo hago 'a pulmón'''.

A fines de este año, Mocchi lanzará su nuevo álbum, producido por ella misma, con "muchos arreglos de cuerdas y vientos".

La elección de Mocchi para abrirle a McCartney el 19 de abril ante 50 mil personas en el Estadio Centenario causó sorpresa entre buena parte del público que desconocía su trabajo, pero la cantante llegó precedida de dos primeros premios en el certamen Movida Joven de la Intendencia de Montevideo, en 2009 y 2010, y la aprobación de músicos como Edgardo "Yayo" Serka, baterista de Lila Downs, quien la conoció durante una visita a Montevideo en 2009 y colaboró en su disco.

Lea Bensasson, manager del reconocido cantautor uruguayo Rubén Rada, fue quien recomendó a Mocchi para el concierto de McCartney.

"(Mocchi) escribe como escriben quienes han vivido muchas cosas, a pesar de su corta edad", comentó Bensasson. "Sus canciones disparan reflexión, ternura y rebeldía sin dejar nunca de lado la compasión, la solidaridad y la necesidad de amar y ser amado. Puede ser poetisa, cronista, rockera, rapera o 'decidora' sin necesidad de etiquetarse en un solo lugar, porque su etiqueta es ser ella misma".

Al día siguiente del concierto, las redes sociales en Uruguay se vieron inundadas por felicitaciones, en su mayoría, pero algunos también la atacaron por cuestiones que no tenían nada que ver con su música.

"No sé pelear por Twitter, pero me declaro negra y torta (lesbiana) ahora mismo", escribió Mocchi. "Dejé de cuestionar (mi sexualidad) hace varios años y no me preocupa en lo absoluto. Sólo agrego: All you need is love, ta?"

"Hay muchos comentarios que realmente son nazis", sostuvo Mocchi. "No me molesta sólo por mí. Lo que más me molesta es que todavía haya en la raza humana gente preguntando estupideces como si soy hombre o mujer. Ni siquiera me defino como gay porque hago lo que quiero y capaz que mañana me acuesto con un hombre. Me resulta mucho más sencillo decir que soy gay porque parece que la gente tiene dificultad en entender que una persona es libre. Pero, en realidad, soy Mocchi, y existo a través de mis canciones".

Para tocar en el concierto, organizado por la productora argentina 6 Pasos, Mocchi accedió a sacrificar sus derechos de autor, lo cual no fue bien visto en el Fondo Nacional de Música (FONAM) que da apoyo financiero para la realización y difusión de la música en el país.

"Hubo un acuerdo de cesión de derechos", señaló Mocchi. "Pero, además, me imagino que (los organizadores y el equipo de McCartney) deben haber creído también que mi música es buena, ¿no?"

Para el FONAM, el acuerdo es perjudicial para la música uruguaya y sus artistas.

"En FONAM no nos gusta nada que se contrate a un artista nacional solamente para evadir un 2 por ciento del pago al fondo", afirmó el músico Fernando Yáñez, secretario de la comisión administradora del FONAM, al explicar que los organizadores de conciertos pagan un 5 por ciento de la recaudación si el espectáculo no incluye un artista nacional, y un 3  por ciento si lo hay. En el caso de un concierto multitudinario y de precios elevados como el de McCartney, un pequeño porcentaje significa una gran suma de dinero.

El productor "se embolsa (una suma) que no es de él, ni hizo nada por obtenerla, mientras el artista se paga a sí mismo su propio cachet. Una jugada fantástica", indicó Yáñez, quien consideró que el dinero viene en realidad de los derechos del artista.

Mocchi no aprueba esas críticas.

"Hay un montón de comentarios sobre mi acuerdo económico, que soy una desconocida, que (me dejaron tocar) para ahorrar y otras cosas más, pero yo lo siento mucho por ellos", dijo Mocchi. "En lo único que estamos de acuerdo es en la pregunta '¿Cómo puede ser que esta sea telonera de Paul McCartney? Yo pienso lo mismo"

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