After Office

Juan Villoro y los últimos momentos con su padre

Afirmó que el filósofo fue un hombre congruente entre su dicho y su hecho. Los restos del pensador y catedrático universitario serán incinerados esta misma noche, en cuanto su hermana llegue a la capital mexicana.

Luego del fallecimiento de su padre, el filósofo de origen español Luis Villoro, su hijo, el escritor y periodista mexicano Juan Villoro, recordó los últimos momentos en la vida de su padre, fallecido ayer en la ciudad de México.

"Ayer fue cumpleaños de mi hermana Renata. Vive en España, y mi padre levantó el teléfono para hablar con ella y felicitarla. Luego de una breve charla, colgó el teléfono y como quien cierra un libro y cumple un ciclo cerró los ojos para morir en paz", comentó.

A pesar del suceso al escritor se le veía tranquilo, y tras recordar los último momentos, afirmó que los restos del pensador y catedrático universitario serán incinerados esta misma noche, en cuanto Renata Villoro llegue a la capital mexicana, procedente de la península ibérica, y eso se estima alrededor de las 23:00 horas.

Adelantó que en cuanto se tenga decidido el sitio donde permanecerán las cenizas de su padre, allí mismo la familia realizará un homenaje póstumo: "Aunque él odiaba los homenajes, nosotros debemos honrar su memoria tratando de hacerlo de la manera más adecuada".

Asimismo, mencionó que su felicidad fue mayúscula por haber tenido la oportunidad de ingresar a El Colegio Nacional y compartir con su padre esa experiencia. "El 25 de febrero, después de la ceremonia en la que fui aceptado, nos dimos un fuerte abrazo él y yo; fue como un rito esperado por ambos", comentó.

Al hablar de su padre, Juan Villoro dijo que siempre tuvo la mente en el futuro. "Fue un luchador social, un renovador académico, un hombre íntegro, que nunca hizo nada en contra de sus ideas, por eso deja un legado muy grande y una responsabilidad muy alta a todos quienes lo quisimos".

Satisfecho por la existencia que tuvo su papá, dijo que la vida le permitió hacer algo excepcional: convertir su objeto de estudio en forma de vida. "El rostro de mi padre en los últimos tiempos se había perfeccionado como el de un Quijote. Ya se parecía a esa figura que tanto encarnó en vida", dijo el autor de "Arrecife".

También lee: