Richard Ford tiene sentido del humor. Eso lo saben bien sus muchos lectores.
Ayer, en Bogotá, durante la Feria Internacional del Libro, compartió con sus lectores una especie de "instructivo para futuros escritores". El manual, además de divertido, tiene peso porque lo formula uno de los más reconocidos del mundo. Los despistados pueden volver a El periodista deportivo o su muy reconocida El día de la independencia, obras que le valieron reconocimientos literarios como el Reina de Asturias y el Pulitzer.
Después de leer un fragmento de Gone, su nueva novela, Ford dio su lista de recomendaciones: "No tener hijos", antes que nada. Él mismo no los tiene. No le gustan los niños, ha dicho más de una ocasión. Y luego: "Casarse con alguien que tenga trabajo y que considere que ser escritor es un trabajo".
Cuando se dio cuenta que el auditorio iba tomando nota y al pie de la letra cada una de sus instrucciones, agregó: "Nunca escribir bajo los efectos del alcohol, menos cuando estén cansados". El jugador de squash y levantador de pesas también les aconsejó: "nunca discutan con quien comparten la vivienda".
El día de la independencia le valió tanto el Pulitzer como el Faulkner en 1995, cosa que nadie había logrado antes. Puede decirse que en ese año alcanzó el éxito. Pues bien, dice Ford: "Nunca compitan con otros". Lo dice un competidor nato, por cierto. Así lo avala aquella anécdota que hasta la Wikipedia se sabe: Fue precisamente a raíz de una apuesta con Raymond Carver durante una cacería que nacería mucho después su novela Canadá.
"Allá por 1986 cruzamos la frontera para cazar gansos salvajes. Nos encontrábamos en la provincia de Saskatchewan y decidimos hacer una apuesta para ver quién era capaz de integrar ese nombre en un relato. Gané yo, pero sólo porque Ray murió antes de poder realizarlo. Esa debió de ser la llama que encendió mi interés literario por ese país".
Después de todo era una lista de recomendaciones para otros. No una lista de buena conducta. La última: "No envidien a quienes tienen buena fortuna".
Ford nació en Misisipi, una zona que sufrió los estragos de la esclavitud, por lo que se vio siempre forzado a huir de su pasado. La literatura llegó entonces para permitirle vivir en el presente, pues confiesa que el acto de escribir hace que todo a su alrededor desaparezca y que el tiempo se detenga. Se refugió en sus relatos y hasta el día de hoy, con 73 años, ha escrito 13 obras, entre novelas y cuentos cortos.
"En cada libro he dado lo mejor de mí y lo he escrito de la mejor manera que he podido", afirma, por lo que no puede escoger un favorito, sino tomar cada volumen para ser cada vez un mejor escritor.
Y ahora reparte consejos prácticos para nuevos narradores.