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Green, as y talón de Aquiles de Golden State

Draymond Green es una pieza fundamental para los Warriors de Golden State a la defensiva, pero su carácter volátil e indisciplina dentro y fuera de la duela, lo convierten en un riesgo para que el equipo sume un nuevo título.

Antes de que Draymond Green fuera seleccionado en el Draft de la NBA de 2012 por los Warriors de Golden State, la organización sólo había clasificado a playoffs dos veces en 20 años y llevaba cinco temporadas consecutivas fuera de los ocho mejores de la Conferencia Oeste. Desde la llegada del guardia, la franquicia cumplió cinco años en fila disputando la postemporada, en las que registra dos finales jugadas y un campeonato.

Green es fundamental en el esquema del equipo. A la defensiva es el líder en rebotes y robos de balón. A la ofensiva reparte más asistencias que Stephen Curry, Kevin Durant y Klay Thompson.

Pero su aporte en la duela es opacado por su indisciplina. En el juego 4 de la final del año pasado -en el que los Warriors tenían ventaja de 10 puntos con menos de dos minutos por jugarse en el último cuarto-, Green golpeó en los genitales a LeBron James, lo que provocó que lo suspendieran para el siguiente partido. Golden State perdió los siguientes tres encuentros y, al final, también la oportunidad de alcanzar el bicampeonato.

Tiene un carácter explosivo y no sólo lo demuestra dentro de la duela. En julio de 2016 –un mes antes de que participara en los Juegos Olímpicos de Río- comenzó una pelea en un bar con Jermaine Edmonson, jugador de futbol americano de los Espartanos de Michigan State. El basquetbolista de 26 años argumentó que lo tocó en el hombro sin su consentimiento. Posteriormente, el departamento de policía le levantó cargos por resistirse al arresto.

El guardia se disculpó por el incidente, pero tres meses más tarde la cadena ESPN reportó que durante el medio tiempo del juego entre Dallas y Golden State, tuvo una pelea verbal con el coach Steve Kerr, a quien le reclamó las pocas oportunidades que le daba para disparar al aro. El entrenador se negó y le pidió que siguiera en su rol defensivo. Green enfureció y la policía tuvo que entrar al vestidor para calmarlo.

Ese incidente no fue el único con Kerr. El jugador ha dicho varias ocasiones que siente que su coach lo odia y que lo tiene encasillado en un rol secundario. Green sostiene que tiene el potencial para aportar más puntos al equipo, así como lo hacen Curry y Durant.

En los últimos seis partidos de playoffs –uno contra Portland, cuatro ante Utah y el del domingo pasado contra San Antonio- en los que Kerr no estuvo en la banca por las molestias que sufre en la espalda, en cuatro de esos enfrentamientos registró doble cifra de dígitos, incluido el triple-doble (doble unidad en puntos, asistencias y rebotes) en el cuarto juego de la semifinal de la Conferencia Oeste contra el Jazz.

Con Kerr su panorama es diferente. En los últimos seis juegos en los que ambos coincidieron, sólo en los partidos contra Portland –primero de la serie de la primera ronda- y contra Nueva Orleans –antepenúltimo encuentro de la temporada regular- superó la barrera de los nueve puntos.

"Draymond es la voz del equipo dentro y fuera de los vestuarios. Si el equipo debe expresarse verbalmente, él siempre toma la palabra se quiera o no. En nuestro plantel es benéfico, porque hay jugadores como yo que no nos expresamos mucho", reveló Curry en una entrevista para el portal ClutchPoints en abril del año pasado. "También sirve como un animador cuando estamos abajo en el marcador".

CORRIGE SU CONDUCTA
Draymond Green –quien hoy enfrentará con Golden State el segundo juego de la final de la Conferencia Oeste a San Antonio- registró en la postemporada pasada siete encuentros con cinco faltas personales. Cuando el equipo llegó a la final de Conferencia ya sumaba cuatro partidos con ese número de infracciones.

En estos playoffs apenas registró su primer encuentro con cinco faltas personales el pasado domingo ante los Spurs, el primer encuentro en el que llega a ese número de fouls desde el 11 de febrero pasado, cuando Golden State venció a Memphis.

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