Hoy, en México, se regalan libros y rosas. Pocos quizá saben que esa tradición procede de mediados del siglo XV, de la festividad denominada Diada de Sant Jordi, que se celebra en la provincia de Cataluña, España.
San Jorge, narra la leyenda, venció al dragón que tiranizaba a la capital de la Conca de Barberá. Su hazaña es recordada en el Portal de Sant Jordi, que se conserva en ciudad de Montblanc -por ahí, se dice, apareció el caballero tras matar a la bestia.
En Cataluña, el día de su santo patrono lo es también de los enamorados. De ahí que, desde antaño, se regalen libros y rosas en esta fecha, que desde 1995 fue declarada por la Unesco el Día Mundial del Libro.
Allí las calles viven una fiesta marcada también por el Premio Cervantes: las Ramblas de Barcelona se impregnan de palabras y de autores que firman sus ejemplares; pocos son los viandantes que no portan un libro y una flor. Una tradición en la que ellos regalan a ellas una única rosa roja con espiga de trigo (que simboliza la exclusividad, la pasión y la fecundidad), y las enamoradas devuelven el obsequio con un libro.