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Entender Ayotzinapa sin sesgos ideológicos: Javier Garciadiego

Para el historiador Javier Garciadiego el caso de los 43 requiere de un análisis más profundo. Un análisis que hurgue en el pasado, sobre todo en esas dos figuras tan admiradas por los jóvenes normalistas: Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.

A poco más de dos años de los hechos sucedidos en Iguala, es necesario entender el fenómeno sin sesgos ideológicos o partidistas que tergiversen el verdadero significado de aquella noche, considera el historiador Javier Garciadiego, quien participará este lunes en la mesa redonda, México a través de sus décadas, en el Colegio Nacional.

"A veces se nos olvida que los partidos que gobernaban en Guerrero y en Iguala no eran del presidente Peña Nieto. Ayotzinapa es un problema que atañe a toda la clase política del país. La mayoría de los intelectuales se identifica con la izquierda; por eso sus versiones tienen ciertas cargas ideológicas. Pero yo creo que ya es hora de ver la historia de manera apartidista", asegura el exdirector del Colegio de México.

Para él, el caso de los 43 requiere de un análisis más profundo. Un análisis que hurgue en el pasado, sobre todo en esas dos figuras tan admiradas por los jóvenes normalistas: Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, dos exprofesores guerrerenses convertidos en guerrilleros en los años sesenta.

"No podemos entender Ayotzinapa simplemente como una noche de terror. Debemos comprender por qué se radicalizan los jóvenes en esa región del país. Y parte de la respuesta la podemos encontrar en Vázquez y Cabañas", dice el académico.

El radicalismo no llega de la nada a las escuelas normales rurales. Guerrero siempre ha sido un estado turbulento. Según un estudio del Coneval del año pasado, dos de cada tres guerrerenses viven en situación de pobreza o pobreza extrema.

"El gobierno ha desatendido esas rurales durante decenios. Las condiciones en las que se enseña son muy insatisfactorias. Quienes estudian ahí son muchachos con muchas aspiraciones, pero cuyo destino es ser campesinos. Cuando egresan se convierten en maestros de escuelas en condiciones lamentables. Los niños a los que enseñan viven en una miseria inaceptable. Es comprensible que se radicalicen en algún momento de sus vidas", comenta Garciadiego.

Para él, Ayotzinapa representa un episodio crucial en la historia del país. No sólo por la impunidad o la falta de transparencia, dice, sino porque aquella noche algo se quebró en el Estado mexicano. "Lo más curioso es que pudo haber sido un problema estrictamente local, pero al final el desprestigió lo cargó el Estado mexicano en su conjunto. El sexenio ha quedado marcado para siempre con este hecho que nunca podremos expulsar de nuestra consciencia".

El historiador asegura que Ayotzinapa es una llaga que tardará mucho en sanar si el gobierno continúa en la línea de las resoluciones policiales incompletas e insatisfactorias. Antes que nada, apunta, se debe dimensionar el nivel de pobreza e injusticia que impera en Guerrero. "Esa es la raíz del problema", afirma.

El objetivo del ciclo México a través de sus décadas -en el que Garciadiego hablará sobre el ataque de Francisco Villa a Columbus- es justamente ése: observar los problemas del país sin maniqueísmos ni superficialidades. Porque la Historia de México, dice, es un relato cargado de mucha sangre y de mucha lágrima. Pero que inevitablemente alguien tiene que contar.

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