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El teatro del dolor con Ofelia Medina

Siempre comprometida con las causas sociales, la dramaturga y actriz Ofelia Medina estelarizará "Dos Mujeres", una obra trágica que trata sobre el dolor que ha dejado el feminicidio en el país. 

Actuar duele. A lo largo de su carrera, Ofelia Medina ha encarnado personajes dolorosos. Pero quizá ninguno como el que la ocupa ahora.
La actriz lleva a las tablas el caso, aún sin resolver, de las muertes de Rubí Frayre y Marisela Escobedo: la primera a manos de su concubino; la segunda en un atentado frente al Palacio Municipal de Ciudad Juárez, durante una de las protestas por el asesinato de su hija.

Se trata de un montaje necesario, afirma. "He sufrido mucho en la vida y en el escenario, por eso me resistía a hacer esta obra". Dos mujeres se presenta en El Círculo Teatral. Es una adaptación de Perlas a los cerdos, de Alejandro Román. El proyecto comenzó bajo la dirección de Raúl Zermeño, pero a raíz de que cayó enfermo, fue retomado por Medina.

Se animó a poner esta obra, en la que comparte escena con su sobrina Paola Medina, por una razón de conciencia: contribuir de algún modo a que la historia no se repita.


Ofelia Medina, la zapatista que siendo niña tomó clases de pantomima con Alejandro Jodorowsky (el primero que la dirigió en teatro), conoció a Marisela Escobedo cuando vino de Ciudad Juárez al DF reclamando justicia por el asesinato de su hija Rubí. La conoció y la abrazó, recuerda. Se solidarizó con ella.

"Nuestro trabajo escénico no es nada comparado con el dolor de tantas mujeres que están padeciendo lo mismo en este momento", advierte.
El arte se acerca al sufrimiento, a la manera de El grito, de Munch, o la pintura del Renacimiento, dice. "Pero yo creo que el dolor humano es inalcanzable. Uno cuenta la historia y el público es quien lo recibe y se conduele, se conmueve".

Entre los personajes más dolorosos que ha representado está una de sus más conocidas interpretaciones: Frida Kahlo. Cuando tenía 11 años conoció la casa de la pintora y se volvió "adicta al personaje". Gracias a ella supo del amor a los indios de México, del comunismo y del surrealismo, afirma. La interpretó en 1994, en la cinta Frida, naturaleza viva, de Paul Leduc. Una mujer conocida en el mundo, en contraste con la anónima Marisela Escobedo, quien cobró notoriedad por exigir justicia públicamente.

"En el montaje somos dos mujeres clamando en el desierto, a quienes nadie quiere oír, como ocurrió en realidad. Pero ni Paola ni yo hacemos imitaciones de Rubí y Marisela, somos simplemente dos mujeres como cualquiera de nosotras. La puesta pretende ser muy simple, porque la tragedia es tan grande que, ¿qué le vamos a aumentar?", reflexiona.

ACTIVISTA DESDE EL ARTE

En 1985, Ofelia Medina creó, junto a un colectivo, el Comité de Solidaridad con Grupos Étnicos Marginados. Cinco años después se fundó el Fideicomiso para la Salud de los Niños Indígenas de México, A.C., que trabaja desde 1994 en comunidades zapatistas de Chiapas, donde formó parte del grupo de la sociedad civil en el Diálogo de Paz.
Ella refiere que lo único que ayuda a su labor como dramaturga es estar cerca de la realidad, vivirla.

"¿Pues qué es el teatro? Un reflejo de la realidad. Todos tenemos una postura, todos los dramaturgos la tienen y reflejan en su dramaturgia lo que son. Yo no soy activista en el teatro, es que no lo separo", enfatiza.
Medina responsabiliza al Estado mexicano de los feminicidios en un país que considera machista, y donde el incumplimiento de derechos abona a la violencia. "Por el desgobierno, la corrupción y el sistema, en este país ser mujer es un peligro desde siempre, pero últimamente mucho peor, desde que se desató la locura".

"Cuando una madre tiene que trabajar para darles educación y salud a sus hijos, debe tener dinero para mantenerlos, o tiempo para estar con ellos; los derechos a la educación, salud, cultura, sólo existen para los que pueden pagarlos", concluye la artista, quien en la próxima Feria Internacional de Libro de Guadalajara estrenará una obra de su autoría: De tangos, cronopios y autonautas, en homenaje a Julio Cortázar.

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