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El Eisenstein de Greenaway en la Berlinale

"Eisenstein en Guanajuato", dirigida por Peter Greenaway, competirá en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Berlín, que se realizará del 5 al 15 de febrero. El cineasta galés decidió crear una ficción de la estancia del director ruso México.

Entender la luz y el poder de la imagen, conocer la manipulación del espacio y hacer preguntas que no se terminan de contestar son para la productora Cristina Velasco los puntos creativos en los que convergen el director ruso Sergei Eisenstein y el galés Peter Greenaway.

Eisenstein en Guanajuato, dirigida por Greenaway, competirá en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Berlín o Berlinale, del 5 al 15 de febrero.

La cinta fue rodada durante cuatro semanas en Guanajuato y producida por las empresas holandesas Submarine y Fu Works, así como la mexicana Paloma Negra Films, fundada por Velasco.

Tras el reconocimiento de El acorazado Potemkin y Octubre, el director ruso dejó la Unión Soviética en busca de mayor libertad creativa e intentó sin éxito ingresar a Hollywood. Antes de volver a la Rusia estalinista, visitó el país en 1931 y se quedó para filmar lo que después sería ¡Que viva México!

Tras una visita a esa ciudad, Greenaway se acordó de esa etapa de Eisenstein y decidió crear una ficción basada en documentos, material filmográfico y telegramas. La cinta abarca un momento desconocido del ruso: el impacto que le causó la muerte en la cultura mexicana y su descubrimiento de la sexualidad.

"Una de las preguntas que hace Greenaway es por qué no terminó la película, y elabora una hipótesis apoyada en una gran investigación", explica la productora.

El actor Luis Alberti interpreta a Palomino Cañedo, genealogista de quien se enamoró Eisenstein en su viaje; un papel realizado por el finlandés Elmer Bäck.

"Lo interesante es la manera en la que México le cambió la perspectiva estética. Para Greenaway lo fundamental es su experiencia sexual", explica Alberti. "La homosexualidad en Rusia estaba muy penada".

El actor destaca el sentido trágico y humorístico en una historia a la vez sensible y dolorosa: "Es muy crudo en el planteamiento de la inocencia de Eisenstein, y cómo el contexto lo arrastra al punto de perder el material que filmó".

El director ruso rodó más de 200 mil pies de película, en su mayoría en el Istmo de Tehuantepec. Planeaba realizar cuatro piezas dedicadas a la cultura mexicana, pero, tras problemas con el productor, el escritor norteamericano Upton Sinclair, el cineasta regresó a Rusia sin volver a ver el material.

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