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El discurso del hierro y el amor

Para la escultora israelí Orna Ben-Ami, amor y arte son exactamente lo mismo. No existe para ella una catarsis más pura que la creación. La creadora visita México por primera vez para presentar su exposición "Lo que quedó…", inaugurada ayer en el Vestíbulo Principal Ala Norte de la Cámara de Diputados.

Para la escultora israelí Orna Ben-Ami, amor y arte son exactamente lo mismo. No existe para ella una catarsis más pura que la creación. El lenguaje estético, dice, es sinónimo de "conciliación y tolerancia". Más en un país como el suyo, con conflictos políticos, bélicos y religiosos tan antiguos con la comunidad árabe.

"El arte debe contribuir a la co-existencia de las personas. Cada año participo en una serie de eventos culturales donde conviven judíos y árabes en perfecta armonía. Creo en el arte como expresión unificadora", dice la creadora, quien visita México por primera vez para presentar su exposición Lo que quedó…, inaugurada ayer en el Vestíbulo Principal Ala Norte de la Cámara de Diputados.

Una mirada paradójicamente lúdica queda de manifiesto en 16 fotografías intervenidas con hierro y 14 esculturas de este metal forjado por ella misma.

El Día de Conmemoración Internacional del Holocausto –el 27 de enero– es la razón que trae a Ben-Ami al DF, con apoyo de la Embajada de Israel.

"Mis obras hablan sobre la historia de mi pueblo y mi familia", expresa la escultora, cuyos seres queridos, incluyendo a sus padres, murieron a manos del régimen nazi. Ese hecho terrible, comenta, es el eje temático de su exposición.

Por ello, destaca la labor artística como instrumento pacificador. Una de sus obras, por ejemplo, es una maleta que echa raíces en la tierra. "Habla de la historia de todos los refugiados del mundo", explica la ex periodista, quien afirma que su imaginación siempre fue más fuerte que los hechos. "Era reportera, pero el arte siempre estuvo esperando por mí".

Ben-Ami ha encontrado en la escultura la mejor forma de contar la historia de su gente. "El acero es mi lenguaje", asevera. Las letras, el habla, dice, son sólo herramientas. Ella prefiere la víscera, esculpir, dejar el alma en cada una de sus obras, "para que la gente se encuentre a sí misma a través de ellas".

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