After Office

La coreografía tras bambalinas de El Cascanueces

Así es como se prepara el equipo de "El Cascanueces", cuya temporada inicia este jueves en el Auditorio Nacional y acabará el 21 de diciembre. Conoce los trucos de algunos bailarines y el riesgo que representa el frío para los artistas. 

La coreografía que se despliega entre bambalinas durante una función de El Cascanueces es igual de perfecta y precisa que la que sucede arriba del escenario. Los equipos de producción de la Compañía Nacional de Danza del INBA y del Auditorio Nacional -donde se presenta desde 2001- utilizan tres días para montar la escenografía creada por Laura Rode. Dos soldaditos de unos nueve metros flanquean las esquinas.

Antes de iniciar el primer ensayo general, las más de 10 mil butacas están vacías, al igual que los atriles y sillas que ocuparán los 70 músicos de la orquesta del Teatro de Bellas Artes. El clima es muy frío, factor que deben tomar en cuenta los bailarines de la compañía, que presentó por primera vez el clásico de Petipa con música de Tchaikovsky, en el Palacio de Bellas Artes, en 1980. El escenario del Auditorio implica un mayor reto por sus dimensiones: 19 metros de ancho por 11 de altura y 13 de profundidad.

"El pas de deux de este papel requiere mucha técnica, limpieza y resistencia física. La energía y el esfuerzo son mayores en este escenario, hay que avanzar el mayor espacio posible con los pasos", comenta Ana Elisa Mena, prima ballerina, quien interpreta al Hada de Azúcar.

"¡Niños, pongan atención!", se escucha desde las bocinas. Está a punto de iniciar el ensayo con los bailarines de la escuela del INBA, quienes en breve se convertirán en ratones y copos de nieve danzarines. Mientras le marcan a los más pequeños sus lugares, los adultos ocupan sus camerinos, se ponen mallones y calientan durante 30 minutos; precauciones para evitar alguna lesión.

Algunos tienen sus rituales. La primera bailarina Blanca Ríos, integrante de la CND desde hace 13 años, y quien alternará en el rol del Hada de Azúcar, revela los suyos: "Días antes hago una selección de zapatillas. Coso los listones que sostienen el tobillo, refuerzo las puntas, les pongo pegamento por dentro para endurecerlas, rompo un poco la plantilla para que se peguen a la planta del pie y se vean más bonitos".

Francisco Muñoz Ávila, coordinador técnico de la CND, es uno de los encargados de supervisar el trabajo en el backstage, donde intervienen más de 50 personas de tramoya, vestuario, escenografía e iluminación. Este montaje utiliza más de 300 luminarias.

Atrás del escenario también está el equipo médico, integrado por fisioterapeutas, masajistas y acupunturistas, en caso de que alguien se lesione o necesite tonificar o relajar los músculos que reciben mayor tensión.

"Por el frío es más trabajo, hace que se contracturen más fácil y las lesiones viejas les molestan, es complicado para ellas. Nosotros aplicamos vendajes, masajes, kinesio, todo lo que se pueda hacer. Quien está lastimado, antes de la función tiene que cumplir su tratamiento", dice la especialista Lourdes Ojeda.

El cuerpo de baile todavía no ensaya con vestuario, por eso Miguel Garabenta, coordinador, está ligeramente más relajado. Su trabajo empezó dos meses antes, con el arreglo de las 200 prendas; la adrenalina vendrá durante las funciones. "Estoy al lado del foro porque siempre hay imprevistos. Es emocionante, siempre tienes que zurcir en el momento". Es un montaje complejo, dice, con muchos personajes y varios cambios.

Tercera llamada. En la parte de enfrente se ve a los personajes de Clara y el Príncipe de Azúcar admirando los bailes. "¡Reboten los metatarsos!", se escucha la voz de los coreógrafos. "¡Exageren los torsos, que aquí estamos lejos!". Después de tres horas de ensayo, todo está listo para la temporada El Cascanueces, que se realizará del 18 al 21 de diciembre.

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