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El "arte down" gana sus espacios

La Escuela Mexicana de Arte Down se fundó hace 23 años y desde entonces los trabajos de sus artistas han viajado por todo el mundo. Pinturas, esculturas y grabados de estos estudiantes se exhiben en el Museo de la Cancillería (República de El Salvador 47, Centro Histórico) en la muestra "Resplandor del alma".

Algunas de estas piezas evocan a Botero, Tamayo o Miró. Son pinturas, esculturas y grabados de la Escuela Mexicana de Arte Down que se exhiben en el Museo de la Cancillería (República de El Salvador 47, Centro Histórico) en la muestra Resplandor del alma.

Hace 23 años se fundó esta institución y desde entonces los trabajos de sus artistas han viajado por todo el mundo. Ha pasado por el John F. Kennedy Center (1999), Papalote Museo del Niño (2000), el Zentrum Paul Klee de Berna, (2006), entre otros espacios. Con ella se está integrando el acervo que será parte de un museo, cuyo proyecto está por diseñarse y que por lo pronto cuenta con más de 130 pinturas y unas cuantas esculturas.

El mercado para los estudiantes de la Escuela Mexicana de Arte Down se limita por lo pronto a la venta de reproducciones digitales, con precios de entre 550 y 4 mil 300 pesos, ya que la producción original se reserva para el futuro museo. Están a la venta en su tienda en línea y en la Fundación John Langdon Down (www.fjldown.org o en Selva 4, colonia Insurgentes Cuicuilco).

Estas reproducciones serán puestas a puja el 15 de mayo en Plaza Antara. La subasta es organizada por la fundación, en coordinación con Paramount Pictures y los beneficios recaudados se destinarán al mantenimiento de la propia institución, que brinda atención educativa, médica y psicológica a 2 mil 500 personas.

Una capacidad especial
La directora de la Escuela Mexicana de arte Down, Pilar Mostalac, asegura que quienes tienen esta condición poseen una sensibilidad particular y en muchos casos, aptitudes especiales para las artes plásticas.

"Son muy visuales, entonces explotamos esa habilidad para que su desarrollo cognitivo sea mejor", explica la docente. El programa está basado en incentivar el aspecto emocional, que es muy importante para el desarrollo del pensamiento abstracto. Este modelo de trabajo se refleja en la exposición que permanecerá abierta al público hasta el 10 abril.

"Si estoy triste, no pinto, porque no encuentro los colores", dice Francisco Pulido frente a Hombre de rojo, que recién terminó y está inspirada en Rufino Tamayo, un pintor que ejerce su poder sobre el estado de ánimo gracias a su muy peculiar paleta de colores. "Sí, lo conozco, y lo que más me gusta de su pintura son los colores, por eso escogí el rojo", explica el joven pintor, quien presenta tres obras en la muestra.

Mariana Domínguez baila danzón. "Lo que más me gusta de la escuela es el baile, pero con las clases de pintura me di cuenta de que puedo hacerlo con el mismo entusiasmo". Ella exhibe su primera obra, un óleo sobre tela en el que resalta un verde tenue sobre el blanco y negro que recrean un interesante juego de colores de la naturaleza. Lo títuló La cebra. Se abre una sonrisa enorme cuando exclama: "¡Amo pintar!".

La escuela imparte un programa educativo que procura la integración de diversos aspectos de la persona. Tienen clase de matemáticas, lectoescritura, sociedad y medio ambiente, adaptadas a sus necesidades, y les damos las herramientas que necesitan. "El proceso de enseñanza es diferente, por ejemplo, explotamos su habilidad visual para que su desarrollo cognitivo sea mejor", detalla Mostalac.

Lo que empezó como pequeño taller artístico se convirtió en poco tiempo en una academia en la que actualmente hay 35 alumnos que, sin límite de edad para inscribirse, ya han cursado la primaria especial dentro de la fundación. Algunos se han formado ahí desde bebés y han descubierto sus talentos ya sea para el arte o para la gastronomía; en el caso de esta última, pueden conseguir empleo en las cafeterías 321 Arte Café, ubicadas en la fundación, o en los hospitales 20 de Noviembre y Adolfo López Mateos del ISSSTE.

"Son chicos muy inteligentes, muy profundos. La inventiva es de ellos, los maestros solamente los van guiando. Son muy emotivos y tienen esa capacidad de expresar lo que las personas regulares a veces no podemos, expresar cuáles son nuestros sentimientos o cómo nos sentimos", finaliza Mostalac.

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