After Office

El adiós de Obama en la ciudad que rompió una maldición

Barack Obama dará su discurso de despedida en Chicago, la ciudad que fue testigo de la coronación de Cachorros en 2016, luego de un largo ayuno de más de un siglo.

Barack Obama ha dicho que es fanático de Medias Blancas. Mientras era senador, la organización ganó la Serie Mundial del 2005, pero desde que tomó la presidencia en 2009 el equipo no volvió a la postemporada. Su rival de vecindario, el Cachorros, quebró 108 años de sequía de títulos al coronarse en noviembre pasado en el último año de Obama en la Casa Blanca.

El mandatario felicitó en otoño al mánager Joe Maddon y al presidente de operaciones Theo Epstein, a quienes responsabilizó de la consecución del título. El mismo Epstein llegó al cargo en 2011 y en su presentación dijo que en un plazo no mayor a cinco años el equipo ganaría la Serie Mundial.

La organización realizó 37 canjes, 80 firmas de agentes libres, despidió a 85 peloteros y utilizó 140 jugadores en el campo, de acuerdo con cifras del Chicago Tribune. Sobresalieron las adquisiciones del catcher David Ross, el abridor Jon Lester, el tercera base Kris Bryant y el cerrador Aroldis Chapman, quienes fueron claves para conseguir el título.

Maddon fue otro elemento que trajo el presidente de operaciones. Ocho años atrás habían entablado conversaciones para trabajar en Boston, pero Epstein, de acuerdo con una historia publicada por The New York Times en noviembre pasado, cortó abruptamente negociaciones. En 2015 el timonel dijo a la novena: "Debemos olvidar los cuadrangulares espectaculares, debemos de anotar carreras como sea, aunque sea con sencillos".

La estrategia surtió efecto. En la campaña del campeonato fue la tercera mejor plantilla en carreras producidas (808), y la décimo tercera en cuadrangulares (199). Terminó la temporada regular con récord de 103-58, la mejor desde 1910. En los playoffs derrotaron a San Francisco (3-1; ronda divisional) y a Dodgers (4-2; campeonato de la Liga Nacional).

En la Serie Mundial se enfrentaron a Cleveland, en la que se repusieron de una desventaja de 3-1. El relevo de Chapman y la reaparición del jardinero izquierdo Kyle Schwarber, quien se había lesionado en el segundo juego de la temporada regular, fueron fundamentales. El cubano salvó el juego cinco al lanzar las últimas tres entradas, mientras que Schwarber tuvo .412 de promedio de bateo en el histórico Clásico de Otoño.

El juego siete, definido por el Washington Post como el mejor partido 7 en la historia de las Serie Mundiales, lo salvó Mike Montgomery –quien no registraba salvamentos en su carrera- en la décima entrada. El relevista tiró un cambio de velocidad que fue conectado por Michael Martínez. La bola la tomó Bryant, quien tiró a primera base donde Anthony Rizzo terminó con el tormento de más de un siglo de Cachorros.

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