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Demoler es atentar contra el corazón de las metrópolis: Ricciotti

El arquitecto participa en "Mextrópoli/Festival Internacional de Arquitectura y Ciudad", inaugurado ayer por el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, y Miquel Adriá, director de la revista "Arquine".

La sala de conciertos en Potsdam y la construcción de una pasarela en Seúl provocaron que, en 2002, la mirada internacional se posara sobre el trabajo del arquitecto francés Rudy Ricciotti, quien afirma que el honor en su profesión se basa en respetar lo que otras generaciones edificaron, ya que demoler no es orgullo sino fracaso para un arquitecto.

Ricciotti participa en "Mextrópoli/Festival Internacional de Arquitectura y Ciudad",  inaugurado ayer por el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, y Miquel Adriá, director de la revista "Arquine". En las primeras sesiones de este encuentro, la discusión se centró en los temas preservar e innovar, una paradoja en la que arquitectos, urbanistas, alcaldes y políticos se debaten día con día.

Ricciotti fue tajante en su observación de presente: "Llegar a la transformación o a la deformación de lo real no significa que debes arrasar con lo existente. Hace 34 años que me dedico a esta profesión y jamás he solicitado demoler algo, por más feo que me parezca. Ahí radica mi honor de constructor: conservo tal cual. Es un mensaje para los jóvenes, a quienes les digo que no hay orgullo en destruir ni un inmueble, ni un contexto social", asegura.

Originario de Marsella y poseedor de la Orden al Mérito por la República Francesa, Ricciotti agrega que cuando hizo la pasarela en Seúl se propuso que todas las estructuras verticales y horizontales se desplazaran en un radio de 50 kilómetros, lo cual lo obligó a activar un saber territorializado, renovar la memoria de los trabajadores y evitar el consumismo tecnológico que provoca la supresión de los empleos.

Jordi Hereu, ex alcalde de Barcelona y consultor especializado en desarrollo urbano, acota que en materia de construcción, no hay fórmula mágica: "Las ciudades del siglo XXI deben ser concebidas bajo el equilibrio de memoria y futuro: memoria que da personalidad y fuerza, y la apuesta del futuro para tu población contemporánea. Hay infinidad de urbes que le apuestan a la modernidad, destruyendo el pasado, pero también están los casos de metrópolis ancladas en en pasado y en el abandono".

Asegura que en el Centro Histórico de la Ciudad de México hay una cantidad de edificios que no demolería; los rehabilitaría, debido a su belleza y personalidad.

"La mejor inversión que se puede hacer es rehabilitar la historia. En muchos países la población ha abandonado sus centros históricos y es muy lento reconquistar esas zonas porque eso significa reconquistar el corazón de una metrópoli", afirma.

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