After Office

Cuando no queda más ideología que la música

La hija del cantante Pablo Milanés ha vivido toda su vida en Cuba. Haydée nació en 1980, el año del gran éxodo de la isla a Miami, y era una niña en el llamado Periodo Especial, cuando las penurias económicas afectaron prácticamente a toda la población.

La hija del cantante Pablo Milanés ha vivido toda su vida en Cuba. Haydée nació en 1980, el año del gran éxodo de la isla a Miami, y era una niña en el llamado Periodo Especial, cuando las penurias económicas afectaron prácticamente a toda la población.

"Cuando nací se vivía con la ayuda de la Unión Soviética. El Periodo Especial fue un tiempo bastante duro y cuando terminó, seguimos pasando momentos bastante difíciles. Los cubanos carecemos de algunas cosas que son primarias y estamos necesitando cambios para poder tener un nivel de vida mejor", dice en entrevista.

Desde que tenía seis años Haydée se sentó al piano y continuó con estudios de dirección coral cuando era adolescente; una época en la que, reconoce, para ella ya no había más ideología que seguir que la música. Pero su mejor escuela, dice, estuvo fuera de los muros del Conservatorio, en su entorno familiar. Cinco de los nueve hermanos Milanés han seguido los pasos de su padre, uno de los artistas más queridos dentro y fuera de Cuba.

“Mi formación es absolutamente salida de ahí, toda la música que yo escuché fueron las canciones de mi papá, siempre lo escuché cantar, iba a sus conciertos, lo vi incluso componer y asistía a sus ensayos. Todo eso me influenció”, comparte.

ACUDA
¿Qué?
Haydée y Pablo
Milanés
¿Dónde? El Plaza Condesa. Juan Escutia 4, Condesa, CDMX
¿Cuándo? Marzo 31, 21:00 horas
Localidad: $450 a $900

Ahora vive un momento especial junto a su padre, cuenta, tras grabar un disco homenaje a su obra, Amor, en el que cantan juntos. Ambos presentaron este álbum en diciembre pasado en el Auditorio Karl Marx de La Habana, y el 31 de marzo próximo lo interpretarán en concierto en la Ciudad de México.

La artista reconoce que en su país se vislumbraron algunos cambios tras el deshielo anunciado en diciembre de 2015, cuando se restablecieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, pero no fue suficiente para devolver la esperanza.

"Creo que había intenciones de que pasáramos a otro plano después de tantos años de tirantez entre los dos gobiernos. Pero ahora todo ha cambiado, la llegada de Trump ha sido una gran preocupación para todos, está tomando malas decisiones con respecto no solamente a Cuba, sino a México y a los latinos, las mujeres, así que estamos bastante desilusionados", lamenta.

El centro de la transformación que requiere su país, considera, está en las ideas. "Lo primero que debe cambiar es la mentalidad, darle un poco más de confianza al cubano para ser dueño de su futuro. El Estado se ha ocupado de todo siempre y creo que eso no es correcto, porque hay que darle participación a la gente de a pie para que colabore y participe de las decisiones; hacer crecer la economía con los pequeños negocios, por ejemplo".

Con todo, no ha pensado en el exilio. El paisaje, los lazos familiares, la música, la unen a su país, donde el fin de las ideologías ocurrió mucho antes de la muerte de Fidel Castro. "Fue la caída del campo socialista y todas esas dificultades tan fuertes, económicamente hablando, que dispararon todos los demás problemas sociales. Coincidió con un momento bastante difícil para todo ser humano: cuando dejas de ser niño y comienzas a ser un adulto.

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