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Cuando el Quijote leyó a Cervantes

La pieza teatral "Quijote, vencedor de sí mismo" presenta al Ingenioso Hidalgo ante un dilema: se pregunta si tiene vida propia o es un invento de su autor. Y lo hace, precisamente, leyendo a Cervantes.

Ubicada en la época actual, la pieza teatral Quijote, vencedor de sí mismo presenta al Ingenioso Hidalgo ante un dilema: se pregunta si tiene vida propia o es un invento de su autor. Y lo hace, precisamente, leyendo a Cervantes.

"Este Quijote encuentra que en el presente puede cambiar su historia. Y en realidad, todos tenemos la posibilidad de hacerlo: en este momento tú podrías tomar cualquier decisión a tu favor, pero somos temerosos, nos sentimos determinados. ¿Por qué? ¿Quién nos determina? Sólo uno mismo", reflexiona Claudio Valdés Kuri.

El director de la puesta, un encargo del Festival Internacional Cervantino (FIC) para la compañía Teatro de Ciertos Habitantes -que también dirige-, está convencido de que el arte dramático puede cambiar la realidad. Lo sabe porque, asegura, lo ha experimentado en su propio ser.

Para él, la capacidad de transformación que el teatro ofrece es incuestionable en tanto permite que el público esté consigo mismo. “Es una caja oscura, en la cual el espectador recibe un mensaje que está dirigido tanto al intelecto como a la emoción. A través de la experiencia estética he transformado mi forma de ver al otro y de concebirme a mí mismo”, explica.

ACUDA
Quijote, vencedor de sí mismo
Foro Sor Juana Inés de la Cruz, CCU
14 al 30 de octubre. Jueves y viernes 20:00; sábados 19:00 y domingo 18:00 horas.

El montaje en cuya trama el Quijote ha permanecido vivo desde que fue concebido por la literatura, expone estas ideas del artista, una visión optimista -dice- que apuesta a la transformación social a partir de las acciones de pequeños grupos.

"El eje de todos los problemas es el individuo: los males sociales, económicos o políticos son efectos, pero hay que ir a la causa: el estado de conciencia, el autoconcepto, el contacto con el interior", detalla.

Con la encomienda de hacer una propuesta escénica a partir del gran personaje cervantino, Valdés Kuri presenta un montaje lúdico que lleva al espectador a redescubrir el gozo por la lectura y encontrar otros significados al descalabro, así como a valorar los anhelos por el bien común.

Quijote, vencedor de sí mismo está construida sobre tres ejes: el fracaso, que el personaje siempre supera, pues, al verse derrotado en diversas situaciones termina por levantarse; el delirio, que para el director está representado en el bien común por el que lucha el protagonista y que ahora -dice- parece no importarle a nadie, y el placer de entrar en los libros.

"Tomamos escenas de toda la novela y la historia se vuelve muy divertida, porque el Quijote está leyendo y al mismo tiempo actuando lo que el autor dice de él. La intención es que, en especial los jóvenes, salgan con ganas de adentrarse en las páginas, que le encuentren la utilidad, que se den cuenta de lo que leer puede representar en su vida", afirma.

No se trata de hacer promoción de la lectura, sino de un ejercicio más profundo, que apela a la sensibilidad. "Para que se entregue al espíritu quijotesco. En el libro está todo, una atmósfera de aventura, emoción y pensamiento".

Fernando Huerta y Xóchitl Galindres actúan en esta puesta que fue estrenada el pasado fin de semana en Guanajuato, y tendrá temporada en la Ciudad de México del 14 al 30 de octubre en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, de la UNAM.

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