After Office

Carlota regresa al Castillo de Chapultepec en títeres

Conoce los últimos momentos de la vida de Carlota, quien fue emperatriz de México de 1863 a 1867, en "Adiós Carlota", una obra silente de títeres elaborados con precisión de cirujano que participan en un montaje donde se combina realidad y fantasía.

"Adiós Carlota" regresa al Castillo de Chapultepec, donde se presentó en enero pasado, tras su estreno en 2013 en el Foro Shakespeare. El escenario enriquece la experiencia del espectador, desde el ascenso por un camino de adoquín hasta el recinto donde vivieron Carlota y Maximiliano en la casa imperial de México en el siglo XIX, que brinda en la cumbre una espectacular vista de la ciudad.

Títeres elaborados con técnica bunraku japonés y detalles adaptados por su creador, Gerardo Ballester Franzoni, como el mecanismo de las sombrillas para manipular los movimientos y las expresiones, narran la última etapa de la vida de quien fuera emperatriz de México y vivió recluida en el Castillo de Bouchot, Bélgica hasta su muerte, en 1927, a los 86 años de edad.

Entre sueños, recuerdos y alucinaciones, el montaje silente, musicalizado en vivo por Deborah Silberer, bajo la dirección de Artús Chávez, se acerca, dice Gerardo Ballester Franzoni, al "lado humano" de una mujer abrumada por los fantasmas de su pasado.

1

Los títeres se presentan en una cámara negra, al mismo nivel en el que se desempeñan los actores, ataviados completamente de negro. El vestuario de las marionetas, cuya expresividad es asombrosa, está elaborado con materiales de la época adaptados. "El traje azul es un cinturón Deco, los encajes originales del siglo XIX se restauraron".

La pianista Deborah Silberer comparte que ella y Ballester Franzoni hicieron la investigación sobre la emperatriz Carlota.

"Es fascinante, más te enteras sobre el personaje, más te das cuenta de que es un abismo de profundidad y de misticismo, de locura, es perfecto".


1

Si bien tiene un sustento histórico, lo que refleja el montaje es a un alma perdida en sus sueños y en sus decepciones. La técnica es significativa como alusión a un periodo en el que los protagonistas fueron títeres, dice la artista.

"Napoléon III y Eugenia la manipularon de tal manera porque sabían que Carlota tenía esa ambición de ser emperatriz y sabían muy bien manejar toda esta ambición".

Gerardo Ballester Franzoni es director de arte en cine y éste es el primer montaje de su compañía teatral. Teresa, la marioneta que da vida a Carlota, será protagonista de un cortometraje que él mismo dirigirá, junto a Artús Chávez.

"Por tanto tiempo de ensayos, a esta anciana le dimos una connotación de actriz, se llama Teresa y viene al Castillo a hacer una obra, pero tiene otras actividades", explica Gerardo.

1


La emperatriz Carlota se hizo presente luego de que los creativos decidieron hacer un espectáculo, al compartir su gusto por el siglo XIX. "Estéticamente ya sabíamos cómo sería, buscamos unos cuentos alemanes que eran difíciles de adaptar, luego de Edgar Alan Poe y finalmente en una cena apareció el personaje de Carlota", recuerda quien tardó siete años en la elaboración de las marionetas, manipuladas alternadamente por uno, dos y hasta cuatro actores.

Lo más complejo es la cara, según Ballester Franzoni, quien otorgó expresividad a los ojos de los títeres, que también tienen elementos de animatronics y están hechos de silicón.

"Es un híbrido de muchas técnicas para poder tener un buen resultado en escena. Esta obra habla de personajes de la historia, pero no es histórica. La gente se identifica, nadie tiene una tía, una abuelita emperatriz, pero al hablar de una condición humana, se logra la identificación", concluye el creativo.

1

También lee: