El brasileño Cao Guimaraes nunca pensó ser artista plástico, y mucho menos se imaginó que sus obras tendrían mayor tiempo de exhibición en las galerías de arte o los museos importantes del mundo como el Guggenheim o el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que en las salas de cine.
Considerado por los expertos como un artista fascinado por la fuerza de la imagen, ha creado un cine que se libera de las formas, ajeno a los convencionalismos, propositivo, que busca mirar, contemplar el mundo, transgredir los límites, reflexionar ante nuestro modo de percibir el entorno, un cine que se asemeja a una obra de arte donde cada pincelada, cada detalle está en función del todo, un cine que hipnotiza y seduce.
El cineasta, de quien hoy es el último día para apreciar la obra fílmica que se ha presentado en retrospectiva dentro del Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México, dijo haber descubierto el mundo a través del cine, mientras que al arte llegó por "obra de la casualidad".
"Pensando ser cineasta acabé siendo cortejado por el mundo de las artes. Mi obra fílmica cayó en el gusto de los curadores de arte, aunque también de los cineastas, así que mis películas a veces se exhiben en las dos áreas, van a festivales y van a museos y galerías".
Esta situación es bénéfica para él, dijo, porque de esta forma no sólo depende del mundo de las artes, sino que consigue transitar entre dos ambientes, a veces muy distintos. Ello también permite que mis obras tengan un mayor tiempo de exhibición.
"Y esto se debe a que a mí me encanta la novedad, las nuevas formas de expresión y de percepción, porque son muy importantes para el diálogo, así que las cosas que vienen pre formuladas, que son convencionales no van conmigo, no me interesan", dijo.
"Para mí, hacer películas es otra historia, es un riesgo, una aventura. Yo no soy un ser transgresor, soy un hombre bien portado. No soy un revolucionario, yo no hago obras de arte para transgredir a nadie, pero sí soy transgresor conmigo mismo porque siempre quiero hacer algo distinto de lo que ya he hecho, sino, mejor podría una panadería".
Guimaraes es un documentalista de lo esencial y cotidiano, lo simple y encantador. Un observador de su entorno, un artesano de la imagen que sorprende a través de guiños, pinceladas sutiles y trazos minimalistas que fascinan y obligan a la mirada a salir de su automatismo para contemplar la belleza traslúcida del mundo.
Todo ello ha quedado plasmado en cintas como "El fin del sin fin" (O Fim do Sem Fim), "Accidente" (Acidente), "Vagabundo" (Andarilho), filme con el que fue distinguido como el mejor director en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas, de Gran Canaria en 2008, o su más reciente filme "Hombre de multitudes" (o Homen das multidoes) entre otros. Asimismo en ocho cortometrajes que proponen un recorrido temporal, narrativo, estético y filosófico por el Brasil contemporáneo. México y su belleza también son protagonistas dentro de esta muestra gracias a un viaje que Guimaraes realizó desde Oaxaca al Distrito Federal que quedó plasmado en una serie de cortometrajes que también se exhiben dentro de esta retrospectiva.
En su reciente visita a México, Guimaraes fue homenajeado por Cinema Global, con un programa fílmico enmarcado por la presentación de sus nueve largometrajes y algunos cortos, también de su factura.
"No me gusta ser homenajeado porque parece que estoy muriendo un poco, pero gracias a actividades como ésta, el espectador tiene la posibilidad de ver su trabajo en conjunto. Nada mejor para que el público, tan carente de exhibiciones de la filmografía mundial, aprecie la obra, el trabajo y el proceso creativo de, por ejemplo, un cineasta que te encanta", concluyó.
Hoy culmina su retrospectova en México con la proyección de su programa de cortometrajes, en el Centro Cultural de España, a partir de las 11:00 horas; mientras que en el Laboratorio de Arte Alameda hoy a las 19:00 horas será clausurado su homenaje titulado La fascinación. Retrospectiva Cao Guimaraes con la exhibición de Hombre de multitudes. Entrada libre.